En los últimos años en Centroamérica han sido decomisadas armas de alto
calibre que tenían como destino los cárteles del narcotráfico en México; destacan 213 granadas antitanque que fueron
aseguradas hace dos años en El Salvador, revelan reportes oficiales
y fuentes gubernamentales de países de la región consultadas por EL
UNIVERSAL.
En los decomisos realizados por fuerzas federales de Panamá, Costa Rica,
Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala los cárteles del narcotráfico
mexicanos, especialmente Los Zetas, así como los cárteles del Golfo, Sinaloa,
Milenio y Jalisco Nueva Generación han centrado su interés en AK-47,
AR-15, lanzagranadas y lanzacohetes.
Sin embargo, también han sido asegurados cartuchos para armas de diversos
calibres, entre ellas de fabricación rusa, así como equipamiento como
uniformes tipo militar, equipos de radiocomunicación, equipo de visión
nocturna, fornituras, botas y chalecos tácticos.
En un reporte que data de los últimos ocho meses del sexenio de Felipe
Calderón, la Procuraduría General de la República (PGR) informó que para
finales de 2012 se decomisaron, a diversas organizaciones del narcotráfico en
México, 18 minas antipersonales que Estados Unidos vendió a El Salvador
en la década de los 80.
Peligro latente. Cuando
la Fuerza Armada de El Salvador desbarató en octubre de 2013 el
contrabando de 213 granadas antitanque M90 sustraídas de los arsenales
castrenses para ser transportadas a México por el cártel mexicano de Los Zetas,
una alerta se activó en los cuerpos policiales y militares de Centroamérica: “Las
organizaciones del narcotráfico internacional están invirtiendo para tener una
mayor capacidad de fuego”.
Las granadas
antitanque, que son armas de guerra de uso exclusivo o privativo de los
ejércitos, fueron decomisadas en un depósito subterráneo dentro de unas bodegas
en una propiedad del municipio de El Congo, del occidental departamento
salvadoreño de Santa Ana.
La sustracción del material bélico habría ocurrido en complicidad con militares
o ex militares de ese país —que estuvo en guerra de 1980 a 1992—, y en una
negociación de Los Zetas con la mediación de sus aliados del cártel salvadoreño
de Texis, del noroccidente de ese país.
La cúpula castrense de El Salvador advirtió que tampoco sería “cualquier
grupo” el que podría utilizar ese tipo de armamento, pero que Los Zetas,
peligrosa organización criminal creada por ex miembros del Ejército mexicano en
el año 2000, sí tendría posibilidad técnica de manipularlo.
La
posibilidad de mayor capacidad de fuego de las narcomafias “es un peligro
latente”, reconoció ayer el coronel Hugo Rodríguez Cifuentes, portavoz del
Ministerio de Defensa de Guatemala. “Todo es parte del movimiento del crimen
organizado en Centroamérica y en la zona fronteriza con México”, añadió,
consultado por este diario.
Proveedores. En otro caso, pero también en octubre de 2013, la
policía de Guatemala informó que dos mexicanos “vinculados al crimen
organizado” —Jesús Campos Mar, de 43 años y de Tamaulipas, y Javier Arcos
Barradas, de 29 años y de Veracruz—, fueron detenidos a las afueras de la
capital guatemalteca con gran cantidad de armas en su poder: un lanzacohetes
RPG-7, un lanzagranadas M72A-3 y dos lanzagranadas antitanque, así como
escopetas, fusiles de asalto [uno con lanzagranadas incorporado] y gran
cantidad de granadas de fragmentación, armas ligeras y municiones
diversas.
El
Ministerio de Gobernación de Guatemala informó ayer que más de 450 granadas de
fragmentación fueron incautadas de 2011 a 2014, en un país en el que las armas
de fuego se utilizan en 83% de los homicidios.
En mayo de 2014, la Policía de Honduras reveló que existen serios indicios de
que Los Zetas suministran gran cantidad de armas a La Mara Salvatrucha y
18 grupos más que operan en suelo hondureño para fortalecer sus nexos en el
tráfico de personas y drogas y otras modalidades criminales que azotan a
Centroamérica.
En una advertencia que lanzó en noviembre de 2014, el fiscal general de Costa
Rica, Jorge Chavarría, reveló que los cárteles mexicanos están
suministrando granadas y fusiles AK-47 a sus asociados mafiosos costarricenses
para que combatan y asesinen a las redes rivales del contrabando aéreo,
terrestre y marítimo de drogas de Colombia a México y Estados Unidos.
El ministro de Seguridad Pública de Costa Rica, Gustavo Mata, reconoció a este
diario que “en bodegas en nuestros países se están traficando y almacenando
drogas que vienen del sur [del continente] y armas que vienen del norte y que
[los contrabandistas] van sacando esas mercancías poco a poco”.
Evidencias. Otro de los mayores aseguramientos al Cártel del Milenio se
registró en febrero de 2011 cuando el gobierno de Honduras decomisó 13
lanzacohetes Law.
El Cártel
del Milenio que en ese momento tenía una alianza con el Cártel
de Sinaloa, y algunos de sus miembros dieron inicio al Cártel
Jalisco Nueva Generación (CJNG), que había adquirido en Honduras ocho
fusiles AK-47, siete fusiles R-15, 11 granadas RPG-7, versión rusa. También
compró una ametralladora mini Uzi, un lanzagranadas M203, un rifle calibre .22,
una mira telescópica; 652 cargadores: de los que 625 eran para M16, otros 23
para AK-47, así como 410 cartuchos para armas de distintos calibres, informó en
su momento el gobierno hondureño.
En 2009 la policía y el ejército de Nicaragua aseguraron un lote de 61 armas:
53 fusiles AK-47, cuatro M16, un galil, un fusil M69, dos lanza morteros, 10
granadas de perdigón M69, 10 cartuchos de TNT —dinamita de 200 gramos—, 10 de
400 gramos y 19 mil 239 cartuchos de diversos calibres al Cártel de
Sinaloa.
El ejército de Nicaragua ha denunciado, junto con otros países de la región,
que los cárteles del narcotráfico de Colombia, así como las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC), envían armas, así como equipos especiales
de asalto al crimen organizado en Centroamérica.
Fuente.-Debate/El Universal.
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