En un principio se hacían llamar “Fuerza Cóndor”, eran los pistoleros que controlaban las diferentes regiones del estado de Guerrero; después se llamaron “Fuerzas Especiales de Arturo (FEDA)” en alusión a su jefe Arturo Beltrán Leyva, y tras su muerte cada grupo proveniente de diferentes clanes familiares adoptó su propia denominación. La fragmentación del grupo que encabezó el fallecido capo, erosionó la convivencia de los diferentes segmentos quienes convirtieron desde 2010 a Guerrero en un polvorín de sangre y fuego.
La desaparición de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa, presuntamente a manos de uno de estos grupos, puso de relieve el apoyo gubernamental con el que operaban.
México,D.F 15/Dic/2014.- Rubén Granados Vargas era hasta hace algunos años el pistolero más temido en la Costa Grande de Guerrero. Le apodaban “el Nene” y a su grupo lo conocían como “los Granados”, testaferros que se habían ganado la confianza de Arturo Beltrán Leyva quien delegó en ellos el control de Tecpan de Galeana, San Luis La Loma y Zihuatanejo. “El Nene” era el gatillero predilecto del capo sinaloense, a su nivel solo se encontraba Jesús Nava Romero, el mayor del clan de los Nava Romero integrado por José, Leonor y María del Carmen, todos ellos oriundos de Ciudad Altamirano, quienes controlaban la producción de la goma de opio en la región de la Montaña y su trasiego por Iguala, Chilpancingo y Cuernavaca, ciudades bajo su control.
El tercer clan que Beltrán Leyva tenía como el de sus mayores confianzas era también de Ciudad Altamirano, oriundo de un poblado conocido como El Naranjo, y eran los hermanos Mario, Alberto y Salomón Pineda Villa. Controlaban para la organización el corredor que va de Acapulco al puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán. Durante el sexenio de Vicente Fox consolidaron su hegemonia y hubo un momento en que los tres grupos junto a Edgar Valdez Villarreal, alias “la Barbie” y Sergio Villarreal Barragán apodado “el Grande”, eran quienes dominaban el estado de Guerrero.
Las rencillas y pleitos comenzaron a aflorar cuando el grupo paramilitar de los Zetas, comenzó a intentar introducir células armadas para pelear algunas zonas en Acapulco y en la Costa Grande de Guerrero, dice una fuente militar que realizó por aquellos años un seguimiento a las actividades de los tres grupos oriundos del estado, quienes estuvieron durante más de una década al servicio de Arturo Beltrán Leyva.
Rubén Granados Vargas, “el Nene”, fue el primero de los objetivos de sus antiguos aliados. Tuvo rencillas con los hermanos Pineda Villa, y fue acusado de traición con su jefe Beltrán Leyva. Arturo lo mandó matar y entonces tuvo que huir al DF. La vendetta cayó sobre su familia en agosto del 2009, los Pineda Villa mandaron un comando de alrededor de 40 pistoleros quienes asesinaron a su esposa, su cuñada y dos pequeños hijos en el poblado de San Luis, La Loma. En su huida los individuos se enfrentaron con policías estatales y federales y asesinaron a tres de ellos, mientras que cinco más resultaron heridos, reportó la prensa por aquellos días.
Al “Nene” sus allegados le informaron que quien estaba detrás de los asesinatos era el narco-cacique y ex alcalde de Petatlán, Rogaciano Alba. Entonces en represalia uno de los hermanos Granados Vargas atacó a la familia del viejo líder priista y mató a un hermano y secuestró a una de sus hijas. Para “el Nene” el autor de los crímenes contra su familia no era Rogaciano, sabía que habían sido los hermanos Pineda Villa.
El “Borrado” y “el MP”, como apodaban a los hermanos Alberto y Mario, respectivamente, habían acusado al “Nene” ante Arturo Beltrán Leyva de estar detrás de la muerte de 13 personas, entre ellas ocho soldados de la 35 zona militar en Chilpancingo y el ex director de la policía estatal preventiva Simón Wences, suceso ocurrido en diciembre del 2008 cuando los cuerpos fueron encontrados decapitados.
En abril del año 2009 “el Nene” se entregó a las autoridades en Tecpan de Galeana. Oficialmente se habló de que el ejército lo detuvo junto a dos de sus cómplices, pero en realidad se entregó, asegura una segunda fuente militar que participó en aquella captura.
En las instalaciones de la Subprocuraduría de Investigación en Delincuencia Organizada (SIEDO), Granados Vargas pidió hablar con agentes de la DEA a quienes explicó que quienes estaban detrás de la muerte de los militares eran los hermanos Pineda Villa.
Argumentó que ese día él estaba en Puebla, y ofreció como prueba el video de un banco donde fue a realizar diversas operaciones bancarias. Los agentes de la PGR al servicio de Arturo Beltrán Leyva, le informaron al capo que en realidad los autores del asesinato de los soldados habían sido los hermanos Pineda Villa. En septiembre del 2009 el cadáver de José Alberto Pineda Villa fue encontrado calcinado junto a otros tres en el interior de un vehículo en el crucero de Amayuca, Morelos. Poco después el cuerpo de Mario Pineda Villa, fue hallado sin vida con huellas de disparos en la carretera México Cuernavaca a la altura del poblado de Huitzilac.
De la purga quien salió beneficiado fue Salvador Granados Vargas, el hermano del “Nene”, quien controlaba a los presidentes municipales de Tecpan y Petatlán, y contaba con un grupo de 300 hombres armados. El clan que controlaba el trasiego de coca y heroína teniendo como base Zihuatanejo, tenían propiedades en Los Ángeles, Atlanta y Tijuana.
“Los Rojos” contra “Guerreros Unidos”.
En diciembre del 2009 cuando un comando de la marina abatió en Cuernavaca a Arturo Beltrán Leyva, junto con él murió Jesús Nava Romero, su brazo derecho en Guerrero quien controlaba el corredor que venía de la sierra del estado donde se produce goma de opio, pasa por Chilpancingo y salía por Iguala rumbo a Cuernavaca.
Los hermanos de Nava Romero crearon entonces la organización los “Rojos”, que entraron en disputa contra el clan que encabezaba Salomón Pineda Villa, el menor de los hermanos, quien creó la organización denominada “Guerreros Unidos”, formada por los antiguos pistoleros de sus hermanos que se hacían llamar “los Pelones”, testaferros de perfil paramilitar que fueron entrenados para en su momento pelear contra los Zetas y la Familia Michoacana.
La detención en agosto del 2010 de “la Barbie”, y en septiembre del mismo año de “el Grande”, centró la disputa por Guerrero en estos dos grupos, aunque los pistoleros de Edgar Valdez Villarreal y Sergio Villarreal Barragán, intentaron durante varios meses pelear por el puerto de Acapulco donde la violencia escaló a niveles que lo convirtieron en una de las ciudades más violentas de México.
El clan de los “Rojos” estuvo liderado a la muerte de Jesús Nava Romero por su cuñado Crisóforo Rogelio Maldonado Jiménez, quien fue asesinado en diciembre del 2012 cuando convalecía en el interior del hospital Ángeles de la ciudad de México. Tras su muerte José Nava Romero, su cuñado, tomó el control hasta que un comando lo asesinó en Puebla en junio del 2013. Entonces María del Carmen Nava Romero, viuda de Maldonado Jiménez, se hizo con el liderazgo de la organización, según informó la Policía Federal en marzo pasado después de que fuera detenida en Querétaro donde tenía uno de sus refugios.
Con “Guerreros Unidos” la Policía Federal identificó a Sidronio Casarrubias Salgado como el máximo líder, después de que en octubre pasado fuera detenido. Fue tras la “confusión” y el vacío informativo que se generó, cuando en un primero momento se dijo que quien había sido capturado era Salomón Pineda Villa. Salomón es hermano de María de los Ángeles Pineda Villa, considerada una de las principales operadoras de la organización criminal, esposa del ex presidente municipal de Iguala José Luis Abarca Velázquez, ambos detenidos a principios de noviembre pasado. Los dos son considerados los principales autores intelectuales del ataque a los estudiantes normalistas el pasado 26 de septiembre, de los cuales 42 siguen desaparecidos mientras uno más fue identificado por su DNA en las muestras que analizó el laboratorio de Innsbruck, Austria.
Otras organizaciones como La Familia, quienes tienen el control de algunos municipios de la Tierra Caliente; los Ardillos, quienes dominan comunidades del centro y la Montaña de Guerrero; el Cartel Independiente de Acapulco (CIDA), con presencia en algunas colonias del puerto; y los Caballeros Templarios y el Cartel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), quienes disputan el corredor de Zihuatanejo a Lázaro Cárdenas, no han tenido la influencia ni la hegemonía para llegar a ser interlocutores del gobierno, como ocurrió con el clan Pineda Villa con el ex gobernador Ángel Aguirre Rivero.
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