A lo largo de los primeros ocho meses del año el peso mexicano se fortaleció en forma notable. De 19.5 pesos por dólar con los que empezó en enero, llegó a estar en 16.7 pesos por dólar en distintos momentos de julio y agosto, una apreciación de poco más de 16%. Este proceso de fortalecimiento, sin embargo, parece haber llegado a su fin. De hecho, en las últimas semanas el peso mexicano se ha depreciado en alrededor de 5% ya que, de fines de agosto a principios de septiembre, el tipo de cambio pasó de 16.7 a 17.6 pesos por dólar.
El inicio de la depreciación del peso ocurrió el 31 de agosto en cuanto la Comisión de Cambios de México anunció la reducción del programa de coberturas cambiarias que había estado vigente desde 2017. La Comisión de Cambios es el órgano del gobierno mexicano encargado de operar la política cambiaria del país. Dicho órgano había aprobado en febrero de 2017 la colocación de coberturas cambiarias hasta por 20 mil millones de dólares con el objetivo de propiciar un funcionamiento más ordenado del mercado cambiario. Esta decisión había ocurrido en el contexto de una marcada volatilidad atribuible al inicio de la administración del Presidente Trump en Estados Unidos y asociada con la incertidumbre sobre la continuidad del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. En aquel año se colocaron únicamente 5,500 millones de dólares en coberturas entre las instituciones de crédito, las cuales se habían venido renovando en su totalidad desde entonces.
En marzo de 2020, en medio del inicio de la pandemia, la Comisión de Cambios acordó aumentar el techo del programa de coberturas hasta por 30 mil millones de dólares y autorizó nuevas subastas. En aquel momento, sólo se colocaron 1,991 millones de dólares adicionales en coberturas, por lo que el monto total vigente alcanzó los 7,491 millones de dólares. Este es el monto total de las coberturas que se venía renovando con regularidad y que a partir de ahora se irá reduciendo paulatinamente y se irá dejando vencer en los meses por venir. El resultado de esto será que a partir de esta fecha las instituciones de crédito y otros agentes económicos deberán cubrir sus riesgos cambiarios directamente en el mercado cambiario. Con este anuncio, era lógico esperar un aumento inmediato en el tipo de cambio, tal y como ocurrió.
Esto es, sin embargo, quizá apenas el inicio del fin del superpeso. De aquí en adelante otros factores podrían contribuir a que el debilitamiento continúe, aunque tampoco se espera que regresemos pronto a los niveles de principios de año, es decir, no se ve cercano un tipo de cambio que ronde los 20 pesos por dólar. Entre los factores a tomar en cuenta son los siguientes: 1) el panorama fiscal en México; 2) la incertidumbre política; 3) el diferencial de tasas entre México y Estados Unidos y 4) las controversias comerciales en el marco del tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC). Elaboremos brevemente sobre cada uno de estos aspectos.
Fiscal. El viernes por la tarde se presentó la propuesta de ingresos y egresos correspondiente al sexto año de gobierno del Presidente López Obrador. La propuesta sorprendió por el aumento importante en el déficit fiscal que se propone para 2024 (un déficit primario de 1.2% del PIB, un déficit presupuestario de 4.9% del PIB y unos requerimientos financieros de 5.4% del PIB), lo que seguramente no será muy bien recibido por los mercados y podría contribuir con un ligero aumento en la presión cambiaria.
Política. La incertidumbre política va a aumentar conforme se acerque la fecha de las elecciones presidenciales tanto en México como en Estados Unidos. Si bien en México las preferencias electorales parecen estar muy definidas en favor del partido en el gobierno, nada garantiza que esto se mantendrá. Ya con dos candidatas definidas todo dependerá de cómo evolucionen sus campañas y de sí aparecerá o no un tercero en discordia. En el caso de Estados Unidos, la incertidumbre es aún mayor. Todo parece indicar que el candidato republicano será nuevamente Donald Trump y sus posibilidades de triunfo no son pocas. En ese contexto, es probable que el tema de las relaciones con México vuelva a ser crucial en la campaña estadounidense. Dependiendo del tono que prevalezca, esto puede generar incertidumbre que podría afectar un poco la estabilidad del peso.
Tasas de interés. Hasta el momento, el diferencial de tasas entre México y Estados Unidos se mantiene muy alto (poco menos de 600 puntos base). Sin embargo, es cuestión de tiempo para que la tasa de interés en México comience a disminuir, lo que podría ocurrir en cualquiera de las decisiones de fin de año (noviembre o diciembre) o a más tardar a principios de 2024 (febrero o marzo). Esto muy probablemente reducirá el diferencial de tasas entre México y Estados Unidos, lo que podría influir negativamente en las perspectivas del tipo de cambio en México.
Panel T-MEC. Como se sabe, Estados Unidos y Canadá han solicitado la integración de un panel que analice la decisión del gobierno mexicano relativa a la importación del maíz transgénico y de su uso para consumo humano. La integración del panel y la decisión de este deberá ocurrir en los próximos meses y su decisión podría afectar al peso mexicano, en caso de ser una resolución negativa en contra de México. Además de eso, también está pendiente la posibilidad de un panel en materia energética.
En resumen, hay varios aspectos que podrían contribuir en los próximos meses al debilitamiento de la moneda mexicana. Nada de esto, sin embargo, debería ser especialmente preocupante para la población en general. Se trataría, en todo caso, de un simple realineamiento cambiario que refleje de mejor manera el complejo entorno económico y político que estaremos viviendo en los próximos 15 meses.
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