Durante la campaña electoral, el cabecismo lanzó una embestida de mentiras en contra de Américo Villarreal Anaya y su familia como una estrategia política y mediática para tratar de descarrilar al doctor en su camino a la gubernatura.
Al más puro estilo de los regímenes fascistas, las mentiras fueron subiendo de tono, cada vez más descaradas, atroces, auténticas infamias con el único objetivo de que la gente las tomara como verdades absolutas.
RIVALES A MUERTE:
¿Recuerdan cuando acusaron, por medio de la repentina creación de una plataforma digital con un rimbombante nombre en inglés, a uno de los hijos del entonces candidato morenista a gobernador de recibir supuestamente millones de dólares por la vía de una transacción financiera?
En una primera y rápida lectura, varios políticos, de distintos partidos, creyeron que era verdad, pero todo se trataba de una cínica mentira, un absurdo descomunal.
La estrategia, como finalmente se comprobó en las urnas, no funcionó, fracasó pese a su intensa repetición a través de las redes sociales y de ciertos opinadores hoy venidos a menos.
Ahora, una vez más, el grupo cabecista arremete con una embestida plagada de mentiras que tienen la intención de ensuciar la imagen del gobernador electo Américo Villarreal Anaya, justo cuando se aproxima el momento en que el Tribunal Electoral de Tamaulipas (Trieltam) resuelva la impugnación interpuesta por el PAN.
En esta ocasión, la Fiscalía General del Estado, a cargo del controvertido Irving Barrios, utiliza las ‘declaraciones’ del piloto del fallecido empresario Sergio Carmona Angulo para difamar a Américo Villarreal. Por supuesto, todo es falso.
Bajo la típica presión ejercida por la cuestionada Fiscalía tamaulipeca, el piloto declaró que el doctor voló en el avión de Sergio Carmona en 17 ocasiones en un periodo de 22 días, en los meses de octubre y noviembre del año pasado. La mentira se cae por sí sola: entonces senador, Américo Villarreal estaba metido de lleno en sus labores en la Cámara Alta, donde presidió la Comisión de Salud.
Una mentira más descarada es cuando el piloto comentó que la aeronave también fue utilizada por el candidato de Morena a gobernador durante la campaña electoral. A lo largo de los dos meses de actividad proselitista, el doctor recorrió el estado por tierra. Jamás se subió a un avión para viajar a algún municipio de Tamaulipas.
¿Por qué recurre el grupo cabecista a una nueva guerra sucia en contra de Américo Villarreal? La respuesta es simple y sencilla: porque están desesperados.
El problema es que la desesperación es muy mala consejera. En vez de concentrarse en la constitucional entrega-recepción de la administración, la que debe iniciar, de acuerdo con la normatividad, el próximo primero de septiembre, el grupo cabecista se resiste a entregar el poder en un ambiente de civilidad política, de respeto institucional.
Dolidos por haber perdido el poder, sumidos en el enojo visceral producto de la caída en las urnas, sin capacidad para comprender lo que significa la dignidad en la derrota, el grupo cabecista sigue sin aceptar que en la democracia se gana y se pierde. Hace seis años, ellos ganaron. Ahora, en la elección del pasado 5 de junio, ellos perdieron.
Carentes de oficio político, ajenos a la nueva realidad política que vive el estado, el grupo cabecista vuelve a incurrir en la mentira, en el cinismo, en una descarada guerra sucia que tiene por objetivo, según ellos, ‘convencer’ a los magistrados para que anulen la elección por la gubernatura, algo que no sucederá ni en sueños.
Sin nada más a qué sujetarse, en franca desesperación, el grupo cabecista recurre con los ‘portalitos’ digitales que le quedan al mismo e inoperante ‘truco’: los vuelos del avión propiedad de un polémico y fallecido empresario fronterizo.
A EJECUTORES SE LE VEN LOS CUERNOS:
Esa cínica artimaña, esa absurda mentira, ese viejo truco no funcionó antes… y no funcionará, ni de chiste, ahora.
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