Un ex alto mando de la División Antidrogas de la Policía Federal que colaboró durante años con el Cártel de los Beltrán Leyva, declinó seguir litigando contra los cargos que se le imputan ante una Corte Federal de Chicago.
Iván Reyes Azarte, que en abril de 2017 se entregó voluntariamente tras ser confrontado por agentes de la DEA, a los que presuntamente traicionó, presentó el 11 de mayo una declaración "atenuada" de culpabilidad ante los cargos de conspiración para defraudar a los Estados Unidos e interferencia con un testigo, víctima o informante.
El juez Harry D. Leinenweber, de la Corte para el Distrito Norte de Illinois, fijó para el 29 de agosto la audiencia en la que dictará sentencia contra Reyes, quien de 2001 a 2016 ocupó múltiples cargos en la PGR y la PF, fue entrenado por el FBI en su sede en Virginia, y era el mando de más alto nivel de la Unidad de Asuntos Sensibles de la División Antidrogas de la PF.
Reyes Azarte, de 46 años de edad, se había declarado inocente cuando compareció ante la Corte en abril de 2017, pero ahora presentó una declaración "nolo contendere", una modalidad poco usual en la que el acusado no acepta su responsabilidad en los delitos que le imputan, pero declina seguir impugnándolos.
El resultado práctico es el mismo que tiene una declaración "tradicional" de aceptación de culpa, pues se canceló el juicio con jurado que estaba previsto para el 11 de junio, y el Juez ordenó a las partes presentar informes y recomendaciones para decidir la sentencia contra Reyes.
El 2 de febrero de 2017, Reyes fue confrontado en la Embajada de Estados Unidos en México por agentes de la DEA y fiscales del Departamento de Justicia, quien le exhibieron mensajes de BlackBerry que probaban que estaba filtrando información a Ángel Domínguez Ramírez.
Este último controla una organización delictiva y labora de forma cercana con un ex miembro del Cártel de los Beltrán.
Reyes admitió ante los agentes de la DEA que se reunió con Domínguez, y que éste "ofreció entregar a la PF datos sobre los jefes de plaza en Tamaulipas, para que fueran arrestados, y Domínguez pudiera colocar jefes menos violentos en su lugar, más dispuestos a cooperar con la PF".
El mando de la PF negó ser el filtrador de información, pero la DEA también presentó en su contra una declaración que, según todos los indicios, fue rendida en una cárcel de EU por Sergio Villarreal Barragán, "El Grande", uno de los ex líderes de los Beltrán.
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El juez Harry D. Leinenweber, de la Corte para el Distrito Norte de Illinois, fijó para el 29 de agosto la audiencia en la que dictará sentencia contra Reyes, quien de 2001 a 2016 ocupó múltiples cargos en la PGR y la PF, fue entrenado por el FBI en su sede en Virginia, y era el mando de más alto nivel de la Unidad de Asuntos Sensibles de la División Antidrogas de la PF.
Reyes Azarte, de 46 años de edad, se había declarado inocente cuando compareció ante la Corte en abril de 2017, pero ahora presentó una declaración "nolo contendere", una modalidad poco usual en la que el acusado no acepta su responsabilidad en los delitos que le imputan, pero declina seguir impugnándolos.
El resultado práctico es el mismo que tiene una declaración "tradicional" de aceptación de culpa, pues se canceló el juicio con jurado que estaba previsto para el 11 de junio, y el Juez ordenó a las partes presentar informes y recomendaciones para decidir la sentencia contra Reyes.
El 2 de febrero de 2017, Reyes fue confrontado en la Embajada de Estados Unidos en México por agentes de la DEA y fiscales del Departamento de Justicia, quien le exhibieron mensajes de BlackBerry que probaban que estaba filtrando información a Ángel Domínguez Ramírez.
Este último controla una organización delictiva y labora de forma cercana con un ex miembro del Cártel de los Beltrán.
Reyes admitió ante los agentes de la DEA que se reunió con Domínguez, y que éste "ofreció entregar a la PF datos sobre los jefes de plaza en Tamaulipas, para que fueran arrestados, y Domínguez pudiera colocar jefes menos violentos en su lugar, más dispuestos a cooperar con la PF".
El mando de la PF negó ser el filtrador de información, pero la DEA también presentó en su contra una declaración que, según todos los indicios, fue rendida en una cárcel de EU por Sergio Villarreal Barragán, "El Grande", uno de los ex líderes de los Beltrán.
"El Grande" declaró que, desde 2008, Reyes Azarte era "un oficial corrupto de la PF que apoyó a los Beltrán" junto con otros tres mandos de la corporación.
Detalló que en 2009, en un encuentro en Cuernavaca, Reyes Azarte y otros dos agentes informaron a Arturo Beltrán Leyva los detalles sobre un informante de la DEA que había facilitado el decomiso de cargamentos de cocaína desde Colombia, lo que llevó al secuestro, tortura y ejecución de dicha persona.
"Beltrán le pagó 3 millones de dólares a Reyes y los otros mandos por esta información", declaró "El Grande", identificado por las autoridades de EU con la clave CS-2.
En esos años, Iván Reyes operaba bajo órdenes de Ramón Pequeño García, ex jefe de Inteligencia y después titular de la División Antidrogas, en la extinta SSP federal.
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