El penal de Piedras Negras fue durante mucho tiempo el centro de operación del Cártel de los Zetas para asesinar y desaparecer personas, empacar drogas y modificar vehículos para traficar cocaína y mariguana.
Rodrigo Humberto Tapia, operador financiero de los Zetas, dijo el miércoles que observó cómo fueron mutilados y desintegrados los cuerpos de tres personas, dos mujeres y un hombre.
El diario texano San Antonio Express informó que la cárcel fue usada como "matadero" por los Zetas para deshacerse de enemigos y víctimas.
"Ellos toman estos cuerpos y los llevaban al Cereso para poder destruirlos o desintegrar ellos", dijo Uribe.
"Tenían contenedores de ácido, o no sé qué proceso para desaparecerlos", indicó.
Uribe dijo el jueves que su hermano estuvo trabajando para los Zetas en el penal durante un tiempo y que observó que el cártel estaba empaquetando drogas ahí y modificando vehículos para crear compartimentos de contrabando.
Saúl Fernández, un joven de 21 años, quien espera sentencia por un cargo de conspiración de distribución de mariguana, testificó que en septiembre de 2012, un miembro de alto rango de los Zetas se jactaba de orquestar una fuga de la prisión de Piedras Negras.
El comandante que supervisaba Piedras Negras y varias ciudades de los alrededores se jactó con él acerca de lo fácil que era, dijo Fernández.
"Me dijo que tomaron dos autobuses, y se los llevaron por la puerta principal", indicó.
Dijo que la razón por la que los Zetas habían orquestado la fuga fue que se quedaron sin gente, debido a que muchos se pasaron al bando del Cártel del Golfo, luego de que un comandante desertó.
"Los Zetas estaban a punto de volverse locos en Piedras Negras ... porque necesitaban gente para proteger a la plaza", dijo.
El testimonio se produjo durante el juicio contra Marciano Millán Vázquez, presunto líder de los Zetas en Piedras Negras, quien enfrenta 10 cargos, entre ellos conspiración de drogas y asesinato.
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