La apología del delito es un crimen sancionado penalmente en este país. En términos generales este delito consiste en elogiar, glorificar o manifestar solidaridad con hechos o conductas delictivas.
Para que se tipifique el delito, la apología debe ser publica y publicitada, o lo que es lo mismo, uno puede en su casa y con sus cuates echarle porras a quien quiera y hablar bien hasta del mismísimo Jack el destripador o del padre Maciel (a estas alturas no hay duda de que el señor era un delincuente del alzacuello blanco) solidarizarse con su causa y hasta admirarlo. Siendo tan claro el delito en sí, el problema de su aplicación es que se entra en los pantanosos terrenos de la libertad de expresión.
Gerardo Ortiz autor de la canción y el video de Fuiste mía, que tanto revuelo ha causado por la clara promoción del feminicidio, ya fue acusado de apología del delito. Si se le encuentra culpable tendrá una pena de entre seis y tres años de la que se librará con una fianza que será mucho menor a los ingresos que el señor debe estar recibiendo por la gran publicidad que que ha tenido su video tras una semana de escándalo. Al final, seguramente terminará agradeciendo tanta difusión para una canción tan mala.
El contenido del video es denigrante para la mujer o para cualquier ser humano y un insulto a la inteligencia y la civilización. El problema es que no es el único, por el contrario es solo uno de tantos videos que hace apología del narco, del machismo, del abuso de poder, de la prostitución, etcétera. Entre más implicaciones sociales tenga el delito mayor será su aceptación social y más las bestias dispuestas a elogiarlo.
Sería maravillosos que el asunto concluya con una condena al video Fuiste Mía, aunque sea como un acto ejemplar, pero qué hacemos con todo el resto del contenido que circula diariamente no solo de videoclips sino de series de televisión que están continuamente haciendo apología del narco, como “El Señor de los Cielos” o “El Cártel de los sapos”; o con otro video del mismo Ortiz llamado Dámaso, dedicado a exaltar abierta y explícitamente al famoso “MiniLic”, el operador de Chapo Guzmán, donde el cantante abre maletas llenas de dólares y armas al tiempo que la letra agradece el apoyo del “carismático” narco.
Tenemos que encontrar mecanismos más eficientes que eviten la apología del delito sin caer en la censura. Y eso solo se puede lograr desde la sociedad civil, dando batallas puntuales, como los que denunciaron y actuaron contra el video “Fuiste mía”. Si abrimos la puerta para que desde el poder se decida qué sí y qué no abriremos, inexorablemente, la puerta a la censura.
Fuente.-Diego Patersen
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