Esta es una historia -triste- digna para un corrido estilo Tigres del Norte: Era el viernes por la noche y el grupo de estudiantes de la Escuela de Odontología de la Universidad Autónoma de Sinaloa se divertía en una casa ubicada en la colonia Universitaria, de Culiacán.
La fiesta estaba “prendida” mientras un joven, Juan Pedro Sandoval, tocaba el acordeón los otros tomaban cerveza y sonreían, y de la noche, la convivencia se prolongó hasta la madrugada del sábado.
Pero para las 5am la alegría se tornó en tragedia. Mientras el joven acordeonista tocaba, hasta el lugar llegó un sujeto abordo de un Sentra blanco, se bajó y pidió una canción, para bailar eligió a Karen Magdali, sin saber que el novio de esta se encontraba en la fiesta. El novio de Karen era el acordeonista, quien molesto le reclamó al sujeto y el pleito se encendió.
Tras una discusión el sujeto del Sentra blanco sacó de entre sus ropas un arma de fuego y sin dudarlo comenzó a disparar, 14 casquillos quedaron en el pavimento, pero seis tiros le dieron a Karen.
La mayoría de los estudiantes intentaba huir y salvarse de las balas, pero Juan Pedro intentó quitarle el arma al atacante. Lo logró pero resultó herido.
El atacante huyó del lugar en su automóvil después de haber sembrado la tragedia, dejando el arma homicida tirada en el piso, ahí también quedó el cuerpo inerte de Karen.
El acordeonista, dolido, se acercó a llorar sobre el cuerpo de su novia y tuvo que ser retirado por un agente de la policía. Unos minutos más tarde, hasta el lugar llegaron paramédicos de Cruz Roja, quienes le brindaron atención a Juan Pedro y no pudieron hacer más que confirmar la muerte de Karen Magdali.
Hasta la escena llegó la madre de Karen, quien destrozada gritaba y lloraba, al ver lo que había pasado con su hija.
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