Tal vez no lo sepas, pero durante la última década los cielos mexicanos se
han poblado de aviones no tripulados, conocidos como “drones” . ¿Quién los
utiliza? Dependencias de seguridad, principalmente. ¿Cuál es el propósito? Ésta
es la historia.
Cuando se habla de “drones” la
gente piensa en robots voladores asesinos. Los ataques con “drones”
en Yemen, Iraq, Afganistán, Paquistán, Libia y Somalia acaparan los encabezados
de los diarios, especialmente cuando la población resulta dañada.
Sin embargo, matar a personas desde una cabina a kilómetros de distancia no es el uso principal que se le da a los “drones”, llamados formalmente Sistemas Aéreos No Tripulados (UAS, Unmanned Aerial Systems).
Los “drones” son, principalmente, ojos en el cielo, poderosas herramientas de vigilancia que se pueden implementar para diversos propósitos: monitorear ductos de hidrocarburos y volcanes activos, evaluar los daños provocados por incendios e inundaciones, localizar excursionistas perdidos, tomar fotografías con ángulos abiertos de eventos deportivos y más.
Los “drones” ya no son un concepto futurístico, son parte de nuestras vidas.
En México, el uso de “drones” aún crea publicidad. Cuando se sabe que las dependencias de seguridad los utilizan, la publicidad rápidamente se convierte en alarma. ¿Ahora el gobierno puede espiarnos desde el cielo? ¿Cuándo pasó? Hace una década.
La sopa de letras de los “drones”
Los “drones” son una tecnología relativamente simple pero con una nomenclatura muy complicada. Va un curso intensivo de las clasificaciones de los Vehículos No Tripulados (Unmanned Vehicle UV).
Los Vehículos No Tripulados se pueden utilizar en el aire (UAV), en tierra (UGV) o mar, en la superficie (USV) o bajo el agua (UUV).
Sin importar dónde se utilicen, los Vehículos No Tripulados funcionan como parte de un sistema que requiere una estación de control y un enlace de datos que permita el control del vehículo. Así, los Vehículos No Tripulados también son conocidos como Vehículos Remotamente Pilotados (RPV) porque a fin de cuentas hay una persona que maneja la máquina.
Usualmente, un Sistema Aéreo No Tripulado (UAS) está compuesto de una Estación de Control Terrestre (GCS) y está ligado a uno o más vehículos aéreos no tripulados. El enlace puede ser en línea de visibilidad (LOS) o utilizado con un satélite de comunicaciones (SATCOM). El SATCOM permite a un vehículo aéreo no tripulado volar más lejos y su alcance depende principalmente del combustible.
¿Eso es todo? No. Dependiendo de sus características y alcances, los Sistemas Aéreos No Tripulados se dividen en: micro UAS, mini UAS, UAS Tácticos (TUAS), Altitud Media Largo Alcance (MALE) o Gran Altitud Largo Alcance (HALE).
El amanecer de los “drones” mexicanos
Un grupo de empresas de tecnología en Jalisco desarrolló el primer Vehículo Aéreo No Tripulado (UAV) en 2002. Era un UAS Táctico con un alcance de 80 kilómetros, velocidad máxima de 148 kilómetros por hora y duración de 6 horas.
El prototipo, llamado S3 Manta, llevó a la creación de una nueva compañía, Hydra Technologies, en 2005. La empresa emergente recibió fondos públicos como capital semilla.
El prototipo S3 evolucionó al S4 Ehécatl (nombrado por el dios azteca del viento) en 2006. El S4 también pertenecía a la categoría de UAS Tácticos: tenía un alcance de 110 kilómetros y podía permanecer en el aire por 8 horas. Pronto se convirtió en la joya de la corona de la industria mexicana de los “drones”.
Los pioneros de la ley
El S4 fue desarrollado para el mercado militar mexicano, pero su primer comprador fue una dependencia de seguridad. En 2007, la Policía Federal compró una pequeña flota de vehículos aéreos no tripulados S4 TUAS. También adquirió un mini UAS, desarrollado también por Hydra, llamado E1 Gavilán. El Gavilán puede ser lanzado con la mano, tiene un alcance de 11 kilómetros y puede permanecer en el aire entre 2 y 3 horas.
En 2009, el mini UAS Orbiter del Sistema de Defensa Aeronáutico (ADS), un producto de origen israelí, se unió al inventario mexicano cuando una dependencia de seguridad no revelada (presuntamente la Policía Federal) compró cuatro sistemas por 22 millones de dólares. El alcance del Orbiter era de 15 kilómetros y tenía una duración de 4 horas. Podía volar más alto que los mini UAS existentes, con un tope de 18 mil pies.
En 2011, la Policía Federal dio un paso adelante y adquirió un UAS de mayor alcance: elHermes 900. Un producto de la compañía israelí Elbit Systems, el Hermes 900 es, por mucho,el UAS más capaz comprado en América Latina.
Como está controlado por comunicación satelital, su alcance sólo está limitado por su duración de 36 horas. El contrato por la compra de dos Hermes 900 fue de 744 millones de pesos en 2011. Los vehículos fueron entregados en 2012. No existen datos públicos disponibles sobre su despliegue operacional.
El Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y la Procuraduría General de la República (PGR) podrían haber adquirido UAS similares, pero la información sobre dichas compras está incompleta.
Según reportes de medios publicados en febrero de 2015 y documentos públicos obtenidos, la PGR pudo haber comprado dos “drones” ADS Dominator en 2013-2014, sin embargo, la evidencia no es concluyente.
Expansión de la fuerza aérea
Dependencias militares también le entraron al juego de los “drones”. En julio de 2008, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) firmó un contrato de 25 millones de dólares con Elbit Systems por la compra de un UAS Hermes 450 y tres mini UAS Skylark I. El Hermes 450, de tamaño mediano, tiene un alcance de 200 kilómetros y 18 horas de duración, mientras que el Skylark I, un UAS que se lanza con la mano, tiene un alcance de 15 kilómetros y 3 horas de duración.
En mayo de 2009, la Fuerza Aérea Mexicana creó un Escuadrón de Sistemas Aéreos No Tripulados (ESANT). Este grupo fue transferido al Centro de Mando y Control del Sistema Integrado de Vigilancia Aérea de la Sedena en junio de 2010. Este centro consolida todas las comunicaciones y señales de las estaciones de radar temprano y bienes transportados por aire en México.
De acuerdo con documentos oficiales de la Sedena, Hydra Technologies donó un S4 Ehécatl y un UAS G1 Guerrero en julio de 2012. Estos “drones” fueron integrados al Escuadrón de Sistemas Aérenos No Tripulados para operar junto con el Hermes 450. El G1 tiene menor alcance que un TUAS, con 80 kilómetros de alcance y duración de 6 horas.
La Sedena utiliza su escuadrón de “drones” para labores de inteligencia contra el crimen organizado, pero también para patrullar regiones fronterizas, apoyar labores en desastres y vigilar instalaciones estratégicas, como las de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
La Sedena también ha reconocido públicamente que ha utilizado sus “drones” UAS para monitorear el tren de carga que viaja hacia el norte, conocido como “La Bestia”, el cual transporta diariamente a cientos de migrantes que se dirigen a Estados Unidos.
Según datos oficiales, entre septiembre de 2013 y agosto de 2014, el Hermes 450 voló en 39 misiones (286 horas), el S4 Ehécatl voló 29 misiones (92 horas) y el G1 Guerrero voló 81 misiones (202 horas).
De acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, la Fuerza Aérea Mexicana planea aumentar su flota de “drones” UAS con tres nuevos sistemas para 2017. Los sistemas que se adquirirán están por seleccionarse.
La “solución casera” de la Marina
Aunque estuvo involucrada en el desarrollo de los modelos tempranos de Hydra Technology, la Semar desarrollar por su cuenta las capacidades de sus UAS. La Secretaría de Marina fundó su propio programa de investigación y desarrollo en el Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico de la Armada de México (INIDETAM).
En 2012, el INIDETAM lanzó dos versiones de UAS: el VANT de 6 kilómetros que podía volar durante 80 minutos y el mini VANT de 2 kilómetros, el primer micro UAS mexicano.
En 2013, la Semar comenzó a fondear la segunda fase del programa de investigación y desarrollo de UAS y en 2014 anunció que estaba construyendo una nueva base y centro de entrenamiento de UAS en El Salado, Veracruz.
Para octubre de 2015 la Semar planea tener un prototipo de UAS de largo alcance capaz de patrullar el dominio marítimo de México.
Hasta el momento ha invertido unos 5.6 millones de dólares en el desarrollo de UAS, una cifra muy baja para lo que pretende alcanzar. A fines de 2015, las capacidades del prototipo del VANT-ISR probarán si la apuesta de la producción interna de “drones” de la Semar es exitosa.
Junto con las investigaciones internas, la Marina también ha intentado tomar el control de algunos vehículos no tripulados que pertenecen a Pemex. En 2010, la paraestatal compró seis embarcaciones no tripuladas a la firma israelí Rafael. Después, 5 mini UAS ADS Orbiter, los cuales serían utilizados para patrullar infraestructura crítica.
Pemex no ha podido utilizar los vehículos no tripulados en la superficie (USVs) principalmente por la falta de personal e infraestructura adecuada.
Desde 2012, Pemex ha estado en pláticas para transferir estas embarcaciones a la Marina, pero permanecen almacenadas.
La Semar espera operar estas embarcaciones -una vez que sean transferidas- desde una nueva base ubicada en la Terminal Marítima Dos Bocas en Tabasco.
¿Qué sigue?
El aumento del uso de “drones” por parte de las dependencias de seguridad ha generado unaindustria nacional. El número de empresas mexicanas involucradas en el sector ha crecido rápidamente con el paso de los años.
Además de Hydra Technology, Aerovantech, UAV Aerospace, 3D Robotics y Quetzal Aeroespacial han emergido como empresas de UAS en el sector aeroespacial en crecimiento y corredores de alta tecnología de Baja California, Nuevo León y Querétaro.
Los usos civiles y comerciales de la tecnología no tripulada se expande rápidamente. Los “drones” se despliegan cada vez más en diversos sectores, incluyendo el de energía, agricultura, construcción y logística.
El uso de vehículos no tripulados aún es un tema controversial alrededor del mundo, ya que los “drones” proveen a sus operadores con información obtenida a través de inteligencia y esto puede amenazar los derechos de privacidad.
Pero el genio ya está fuera de la botella, los “drones” no serán desinventados. El reto es proveer un balance entre la vigilancia y la privacidad. Eso, por supuesto, requerirá de mucha más supervisión de la que se ha tenido hasta el momento.
Pase lo que pase, una cosa es segura: muchos más “drones” volarán alrededor de tu cabeza en los cielos mexicanos, te des cuenta o no.
Fuente.-
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