Un año después de la masacre de Tlatlaya,México, nuevos datos muestran que hay un patrón de fuerza excesiva y letalidad en las confrontaciones entre las autoridades y civiles, lo cual ha acentuado las reclamaciones de que el gobierno necesita realizar mayores esfuerzos para reducir las violaciones a los derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad.
Un reciente estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) muestra que por cada muerte de un militar en un enfrentamiento con civiles, hay 32 bajas de civiles,informó Animal Político. Expertos legales afirman que una relación de más de 15 civiles muertos por cada agente de seguridad dado de baja sugiere un uso excesivo de la fuerza.
El estudio también publicó un índice en el que se compara el número de civiles muertos en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad frente al número de civiles heridos en estas confrontaciones. Entre 2008 y 2014, el ejército mexicano dejó un saldo de 7,9 civiles muertos por cada civil herido, mientras que la policía federal causó la muerte de 4,6 civiles por cada herido.
Según Animal Político, el único punto positivo en los hallazgos del estudio fue la presunta reducción en el número total de confrontaciones entre las fuerzas de seguridad y civiles desde 2008.
Estas cifras se dan en medio de la publicación de un nuevo reporte de una organización mexicana defensora de los derechos humanos que habla acerca del rol de los militares en la masacre de Tlatlaya ocurrida en junio de 2014. En este caso, durante un enfrentamiento entre militares y un grupo armado, al menos 12 personas fueron ejecutadas por soldados, quienes alteraron la escena del crimen para que pareciera como si las muertes hubieran ocurrido durante el tiroteo.
“El mensaje no puede ser más claro: los soldados recibieron la orden de abatir, o matar, a los presuntos delincuentes, con total desprecio por sus derechos humanos y el debido proceso legal”, dijo Maureen Meyer, de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA por sus iniciales en inglés) en un comunicado de prensa que destaca la publicación del estudio.
Análisis de InSight Crime
Un año después de que la masacre de Tlatlaya generara rechazo internacional, el uso excesivo de la fuerza por parte del ejército y la policía sigue siendo un problema sistémico en la actual guerra contra las drogas en México. En particular, recientemente se supo que la policía federal mexicana no tiene ningún manual para el uso de la fuerza letal. Pese a que no se puede dudar de que las fuerzas de seguridad mexicanas enfrentan condiciones peligrosas que ocasionalmente ameritan el uso de fuerza letal, es igualmente claro que el ejército y la policía federal tienen un historial de responder de manera excesiva, lo que se traduce en un alto número de bajas entre los presuntos “agresores”. (Vea a continuación la línea de tiempo que muestra algunos de los enfrentamientos más relevantes que involucraron a las fuerzas de seguridad mexicana y las sesgadas bajas civiles).
El uso excesivo de la fuerza es sólo uno de los componentes de la actual violencia vinculada con el crimen en el país. Pese a que el total de homicidios parece estar disminuyendo, otros observadores internacionales siguen siendo críticos con la situación del país. En su índice anual de Paz Global, el centro de pensamiento Instituto para la Economía y la Paz ubicó a México como uno de los países menos pacíficos de Latinoamérica (aunque como InSight Crime ha señalado, este sistema de ranking tiene algunos problemas).
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