Detrás
de las cifras que dan cuenta de la crisis de derechos humanos que se vive en
México, Salil Shetty ve a la impunidad. Ésta, dice el secretario general de
Amnistía Internacional, es la raíz de las miles de muertes y desapariciones que
se han registrado desde que el gobierno de Felipe Calderón comenzó el combate
frontal al crimen organizado y para las cuales la administración de Enrique
Peña Nieto aún no encuentra solución.
Mexico,D.F 09/May/2015 El primer ciudadano de India en
encabezar una de las mejor conocidas y más antiguas organizaciones de derechos
humanos del mundo, sostuvo una entrevista telefónica con La Jornada antes de
concluir su segunda visita a nuestro país. Vino a inaugurar las nuevas oficinas
regionales de Amnistía Internacional para las Américas.
En opinión de Shetty, casi siempre que
se habla de derechos humanos la mayoría de la gente del mundo piensa en los
problemas de Medio Oriente, del norte de África o Ucrania, pero no en América
Latina. "Esta región dejó atrás las dictaduras militares, tiene elecciones
y la pobreza está disminuyendo. Pero estamos llamando la atención sobre los
derechos humanos en Latinoamérica porque hay una crisis oculta".
Las razones, dice Shetty, están relacionadas
con la extrema violencia que tiene al subcontinente en los primeros lugares de
los índices respectivos. Y además está la extendida –masiva la llama él–
desigualdad de la que da cuenta el hecho de que 15 de los países más
inequitativos del planeta están aquí.
Para Shetty, México no escapa de estas
dificultades: con 25 mil homicidios el año pasado, 32 mil secuestros,
feminicidios y desapariciones. "Yo diría que del tamaño de los números es
el nivel de los retos. México enfrenta muchos. Dos en los que nos concentramos
en AI son la desaparición y la tortura, pues ambos son altamente complicados en
este país".
Quien encabeza la ONG con sede en
Londres, recuerda de sus visitas a nuestro país especialmente la historia de
Claudia Medina, quien en 2012 fue detenida por elementos de la Secretaría de
Marina (Semar). Durante 36 horas recibió amenazas, asfixia, descargas
eléctricas y tortura sexual. Salil observa que Claudia, a quien se le abrieron
procesos infundados por delincuencia organizada y hoy está en libertad, “es una
excepción. (…) Amnistía ha documentado casos de desapariciones y tortura en
este país desde hace mucho tiempo y es muy triste que ha tenido que pasar algo
como el caso Ayotzinapa para demostrarle al gobierno que es demasiado, para
despertarlo”.
Círculo de violencia
Considera que no debe ser fácil para el
Estado enfrentar a las bandas criminales o los retos que plantea la migración.
"Pero más allá de eso, sentimos que las acciones que se han tomado son
definitivamente inadecuadas". Enlista algunas de las faltas: el país aún
no cuenta con una base de datos de desaparecidos, la estadística de que son 22
mil quienes están en esta condición no tiene una base sólida, los procesos de
búsqueda y rescate son muy débiles.
“Miles de quejas de tortura están
archivadas en la oficina del ombudsman, pero sólo siete casos han alcanzado una
sentencia a nivel federal”, reitera.
–Parte de la estrategia adoptada por el
gobierno para combatir la delincuencia organizada es emplear a las fuerzas
armadas. ¿Qué le dice a usted esto? ¿Deberían los soldados regresar a los
cuarteles?
–La evidencias muestran que en cualquier
parte del mundo donde los gobiernos han empleado a las fuerzas armadas para
enfrentar el tráfico de drogas o la violencia de cualquier clase, esto no ha
sido una solución sólida. Si quieres resolver un problema de violencia armada
con violencia armada, debes incluir los derechos humanos a la par. De lo
contrario, los ejércitos cometen violaciones y se cae en un círculo de
violencia.
–¿Desde cuándo detectó Amnistía
Internacional que hay una crisis de derechos humanos en México?
–Como he dicho, los problemas de
desapariciones y tortura no son nuevos, pero el país tiene un nuevo gobierno y
una nueva manera de aproximación a estos asuntos. (…) Conocemos las estadísticas
con las que el gobierno habla de reducción de homicidios, pero si vas a las
zonas de conflicto y hablas con la gente, se ve que han esperado mucho tiempo
para hallar justicia, para encontrar, al menos, los restos (de sus familiares),
pero nada de eso sucede.
–En México hay quienes sostienen que las
organizaciones de derechos humanos como la suya defienden a los criminales.
¿Qué piensa de ello?
–Cuando se ven los derechos humanos
desde el punto de vista del imperio de la ley, se ve que todos tienen derecho a
procesos justos. No es un asunto de defender criminales o víctimas, sino de
actuar en cumplimiento de las leyes. Una cosa interesante sobre México es que
cuenta con buenas leyes. Por ejemplo, están las que se reformaron para acabar
con la tortura o las desapariciones. El problema es su puesta en marcha. Si no
tienes procesos judiciales limpios, si no se tienen gobiernos eficaces y si hay
impunidad, las reformas no ayudan. Quienes realizan esas críticas parece que no
han sido afectados por las cosas que pasan, pero la falta de derechos humanos
nos afectaría a todos.
Fuente.-Vanguardia/La Jornada
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