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viernes, 9 de enero de 2015

Los " NACOPOLITICOS "...de la NUEVA GENERACION de "CORRUPTOS".


El cada vez mayor conocimiento de la corrupción entre los políticos está revelando una nueva generación de nacos. Son tan burdos que sus excesos caen en la vulgaridad. Es, podríamos afirmar, una versión incrementada de los personajes pirrurís del  comediante Luis de Alba, quien ilustra con agudeza no solo una serie de actitudes de superioridad manifiestas en toda la escala social mexicana pero, que hasta ahora, no ha alcanzado a quienes le dan vuelta a la ley, roban y derrochan el erario público.
Mexico,D.F 09/Ene/2015 Si, sociológicamente, el naco está construido con el barro de la superioridad entonces tiene no sólo fines de diferencia social sino es profundamente discriminatorio en el ejercicio del poder político. Y la discriminación en un país tan desigual, solo exacerba los ánimos y las pasiones con la consiguiente violencia física y simbólica.
Así, ocurre con el político que con su estética omnipotente, el pagado de sí mismo con su traje y corbata de marca o su Ferrari a la puerta, busca construirse unas formas de ser y de expresarse para estar en otro peldaño de la escalera del poder. Al enigmático mundo de las complicidades, ambiciones y los peores humores personales. Situarse de esa manera por encima de la media colectiva. Ya lo decía certeramente Reyes Heroles padre, que en política la forma es fondo y entonces la presencia, el discurso y los actos definen al político de cuerpo entero.
No hay duda. El político es parte o busca ser de la minoría opulenta, como bien lo sugiere Pepe Mújica  desde su pulpito de la ética, pero es una contradicción entre gobernantes y gobernados. Y es que por simple lógica, el político debiera, por su responsabilidad estar cerca de los gobernados. Sudar sus problemas y buscar soluciones. No ser distante o anteponer sus ambiciones que le roban a los gobernados. Le limitan educación, salud…
Y es que el mundo de nuestras singulares formas exige, más allá de colores partidarios, posturas políticas e ideologías dar contenido al principio corrupto hankiano: “Político pobre, pobre político”.
Existe la percepción mayoritaria de que a la función pública se llega a servirse con la cuchara grande cuando no responde a otra máxima de nuestras desviaciones colectivas: “No me pagues, ponme dónde hay”. Altos salarios, lujos, moches, negocios, tráfico de influencias, complicidades, sexo, cinismo.
Casa blanca
En ese sentido el momento político ha sido revelador del exceso y llega hasta los más altos niveles de responsabilidad pública: la fuerte sospecha sobre la Presidencia de la República. La Casa Blanca de Lomas de Chapultepec, no sólo está más allá de la máxima juarista de la justa medianía en todo funcionario público, sino es la expresión de la ostentación y la diferencia en cada acto público y privado.
El ser y la vida del Presidente y su familia nada tiene que ver con la forma en que viven la gran mayoría de los mexicanos. Compite en todo caso con la de los potentados de este país y hasta la frivolidad de jeques y reyes tercermundistas. Llena sus carencias con la desmesura y cuando eso sucede, viene la distancia con los gobernados y  linda en la absoluta vulgaridad.
Pero, además, si le agregamos que los bienes pudieran ser producto del tráfico de influencias. Del dame una casa y te doy obra pública, no puede ser otra cosa que corrupción, y cuando esta llega al nivel de la Presidencia, abajo todo pareciera estar permitido y se actúa en consecuencia.
Sin embargo, algo no funciona, pues termina por saberse y los expone a la luz pública con todas sus miserias.
Casos, hay
Vemos, entonces, la casa de Malinalco del Secretario de Hacienda que también resulta ser del constructor favorito del Presidente y antes en el gobierno del Estado de México, empresarios que se hacen más ricos gracias a los favores o intercambios en el poder.
La absolución de Raúl Salinas de Gortari de todo delito, que se va riendo a Europa, y dejando la sensación de impotencia ante la impunidad y el servilismo en el Poder Judicial.
También están  los relojes insolentes de César Camacho que los justifica diciendo que lo “cautiva el tiempo”. ¿Cuál tiempo? El Tiempo Nublado que atormentó tanto a Octavio Paz o el Tiempo Mexicano que describió Carlos Fuentes con un sentimiento de asombro y frustración o el tiempo al servicio del poder.
Más todavía, el regalo del Porsche Cayman amarillo que hace Heliodoro Díaz, delegado del Infonavit en la zona sur y ex secretario de gobierno del célebre gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz, satisface una fantasía de su hijo que seguramente es aficionado a Rápido y Furioso . Hace realidad las ansias que solo provoca la soledad del dinero. Hoy rumia en esa misma soledad su renuncia y probablemente su separación de la función pública. Pero, ya sabemos, nada es definitivo.
No menos grave es la golpiza verbal del panista Edgar Borja a una mujer por habérsele ido un moche de una licitación en la asamblea legislativa del DF. Su mayor preocupación de este asambleísta es: “No quiero que mi nombre aparezca en la lista de los pendejos” aunque le duele es el dinero que se le fue del bolsillo y ahora, estar en capilla de ser expulsado por corrupto de su partido y tener que declarar ante la autoridad.
Por algún lado, se habrá de romper el hilo de la corrupción, son necesarios los chivos expiatorios.
Gobernadores
Así están también, los gobernadores en plena jauja endeudadora haciendo hospitales, carreteras, puentes, presas, con las mismas empresas que tienen al Presidente en un callejón sin salida, como sucede en Sinaloa y Nuevo León. Saben que para que se les juzgue a ellos habría que juzgar primero al Presidente. Y eso dirán nunca va a suceder. Porque nunca ha sucedido.
Entonces, si las cosas son así hagamos de la naques una institución pública que afirme de una vez por todas las diferencias. Afirmemos la diferencia entre los políticos y la sociedad.  Acentuemos la discriminación que siempre ha habido, pero antes fue al menos algo discreta. O mejor dicho sutil.
Pero, los nuevos nacos, en el pecado llevan la penitencia. Son exhibidos en todo el descaro de sus fantasías. Sus casas, sus coches, sus cuentas bancarias, sus viajes con cargo al erario público, o la ostentación de hijos irresponsables que se comportan como patanes esgrimiendo ofensivamente sus apellidos como patente de corso.
Y cuando eso sucede, cuando se llega a ese punto, el naco con ínfulas de grandeza, se le cae la coraza de autosuficiencia, se irrita y amenaza, despotrica, pierde la compostura de las formas suaves: “El Estado tiene sus límites ante las manifestaciones”, la amenaza de la mano dura, las tentaciones autoritarias. La represión selectiva y la manu militari.
Pero, hoy, existe la sensación de que eso ya no funciona y lo peor para ellos es que no lo pueden hacer impunemente. Su imagen modernizadora se resquebrajaría aún más. Alcanzaría quizá los niveles que alguna vez ostento el “modernizador” Pinochet o los generales argentinos, en el ánimo de imponer cueste lo cueste un modelo de país percibido como contrario a los intereses de las mayorías.
Llegar a ese punto, no solo eso podría representar, sino también la incapacidad para seguir administrando “su” proyecto de nación que hoy deploran millones de mexicanos. Que están ya sintiendo los efectos de la contracción económica por la baja de los precios de los precios del petróleo y las subidas de los combustibles.
Así, si el 2014 fue el año de la crisis social este podría ser el de la económica. O la mezcla de ambas. Es decir incrementada.
En definitiva, la república de la naques  es reveladora, y no se puede reconstruir sobre la base de lo mismo. Los mismos. Seguir en la misma ruta terminaría complicando la situación. Se necesita un antídoto capaz de reestablecer la separación de la política y la sociedad. Esa que todavía, no sabemos cuál es. Que saque a los nuevos nacos de la política.

fUENTE.-SinEmbargo/Ernesto Hndz.


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