Durante el fin de semana, circularon ampliamente dos videos atribuidos al Cartel de Jalisco Nueva Generación,que muestran a un vasto contingente militar desplegando sus armas, echando vivas a Nemesio Oseguera y amenazando a otros grupos criminales.
Van mis reflexiones sobre el asunto:
1.¿Son “reales” los videos? Para fines del argumento, asumamos que son un montaje. Eso significaría que, con fines de espectáculo, alguien se tomó la molestia de a) blindar, pintar y balizar un par de decenas de camionetas, b) conseguir un centenar de armas de grueso calibre, y c) reclutar a unos 80 extras y disfrazarlos con uniformes tácticos de corte militar. Es decir, montar una producción de varios millones de pesos para realizar un par de videos de dos minutos ¿Por qué alguien haría algo así? ¿Qué propósito perseguiría? ¿Hacer ver mal al gobierno? Existen métodos mucho más sencillos y baratos, desde asesinatos selectivos hasta filtraciones sobre posibles actos de corrupción. Salvo que alguien explique las razones para hacer una pantomima tan complicada, hay que asumir que esto es real.
2.¿Nunca una organización criminal había exhibido tanto poder militar? Falso. En el primer video se observa un convoy de aproximadamente 20 vehículos blindados. En total, se puede ver a 80 hombres armados, aproximadamente. En el pasado, varios grupos criminales han desplegado a más hombres en más vehículos. En noviembre pasado, 130 presuntos integrantes del Cártel del Noreste, moviéndose en casi 30 camionetas, realizaron un ataque en Villa Unión, Coahuila. En enero de 2020, un grupo de 100 sicarios, supuestamente vinculados a La Línea, quemó casas e incendió vehículos en Madera, Chihuahua. En ambos casos, los miembros de esos comandos estaban equipados con armas similares a las que se ven en los videos¿Y qué decir de las tanquetas? Los primeros narcotanques aparecieron en 2001 y han sido utilizados de manera recurrente por diversos grupos criminales, particularmente los Zetas.
3.¿El CJNG tiene más capacidades militares que el Estado? Ni de cerca. Las fuerzas armadas tienen, entre otras cosas, aviación de combate, tanques y helicópteros artillados. En un choque directo, desbaratarían en una hora a una columna armada como la que vimos en los videos. Pero esa confrontación nunca va a suceder: los delincuentes no son suicidas y el gobierno no quiere imágenes de guerra civil. El grupo delictivo se va a ir contra policías municipales y estatales, y allí si lleva ventaja.
4. ¿Fue un reto al Estado mexicano? Los videos mandan el mensaje de que los delincuentes pueden moverse a discreción, sin que haya autoridad alguna que pueda detenerlos. Gritan a todos los vientos que un manto de impunidad cubre al CJNG y que el control territorial del Estado es una ficción. No es tema menor.
5. ¿Cómo debería de responder el gobierno? No hay alternativas sencillas ni soluciones rápidas, pero tal vez habría que pensar en formas de fortalecer el control del Estado sobre el territorio. Eso implicaría, por ejemplo, redirigir el despliegue de la Guardia Nacional hacia zonas rurales y pequeñas poblaciones. En paralelo, habría que combatir la impunidad: eso pasa por fortalecer la investigación criminal y los mecanismos de procuración de justicia. Por último, habría que pensar y atender las condiciones políticas y sociales que permiten el florecimiento de estos grupos.
En resumen, no se debe minimizar la importancia de los videos, pero tampoco son un hecho sin precedentes. Sin embargo el hecho de que estas cosas se repitan una y otra vez son una muestra de la debilidad estructural del Estado mexicano. Eso es lo que deberíamos de estar discutiendo.
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