Los últimos 10 días que he vivido han sido espantosos", cuenta en un video subido a las redes sociales del Gobierno estatal una paciente con Covid-19.
La mujer es sólo uno de los más de 11 mil casos de contagio de SARS-CoV-2 registrados en Nuevo León. Se le ve en su bata de hospital y con oxígeno. Habla con voz baja y hasta parece que se agita con sólo pronunciar unas palabras.
"No había sentido ese nivel de cansancio, ese dolor de cabeza tan horrible ni las temperaturas tan fuertes", dice. "Lo peor, creo, es no poder respirar".
Incluso con la difusión de testimonios así, hay personas que todavía creen que tener esta nueva enfermedad es similar a una gripe, con algo de tos, dolor de garganta y cabeza, señala el neumólogo Abelardo Elizondo.
"En parte esto es cierto. La mayoría de la gente cursa con un cuadro que no es grave, pero a quienes sí les da un cuadro grave les va muy mal", advierte.
Del universo de pacientes con Covid-19, hasta el 20 por ciento requiere hospitalización, mientras que entre el 5 y 10 por ciento desarrolla un cuadro lo suficientemente grave como para necesitar terapia intensiva.
Elizondo y su colega Adrián Rendón explican lo que sucede en ese segundo escenario, cuando el virus invade los pulmones y puede llegar a ser letal.
Comparten esta información para promover la comprensión sobre la severidad del Covid-19 y exhortar a la comunidad a seguir las medidas sanitarias durante estos días de rápido aumento en el número de contagios, fallecimientos y hospitalizaciones por la nueva enfermedad.
ATAQUE AL SISTEMA
Para entender cómo el SARS-CoV-2 pone en riesgo la vida del paciente, es importante ahondar en el papel que juegan los pulmones en el mantenimiento del organismo.
"La función principal de los pulmones es permitir que el cuerpo absorba el oxígeno que está en el aire y que saquemos el desecho del cuerpo, que es el dióxido de carbono", explica Rendón, quien también es presidente de la Sociedad Mexicana de Neumología y Cirugía de Tórax.
Para cumplir esta tarea, los pulmones están llenos de unos sacos llamados alvéolos. Éstos son los que posibilitan el intercambio gaseoso y funcionan como la puerta que permite la entrada del oxígeno al torrente sanguíneo.
Y también son la clave para entender por qué el nuevo coronavirus está matando gente.
"Cuando el coronavirus entra al cuerpo, el primer sitio en el que se deposita es la parte posterior de la nariz y la boca, en la estructura llamada faringe. A través de la faringe, el virus puede entrar a las vías respiratorias bajas, a la tráquea, los bronquios, el pulmón", continúa Rendón.
Y una vez que ingresa a este último, genera una inflamación que afecta a los alvéolos, impidiendo y/o dificultando el paso del oxígeno a la sangre. El paciente intenta jalar más aire, pero aun así siente que se sofoca. Sin ese vital gas, sus órganos se comienzan a ahogar.
En medicina esto es conocido como síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA), continúa Elizondo. Éste se desarrolla, generalmente, del séptimo al décimo día de la infección.
"Se desencadena un fenómeno de hipoxemia, o sea, disminución de la oxigenación en la sangre como respuesta a una reacción inflamatoria desproporcionada del sistema inmunológico", añade el jefe de la división de Neumología del mismo cuerpo colegiado que preside Rendón.
Al no existir una oxigenación adecuada, comienzan a fallar los otros órganos. Puede dar un infarto al miocardio, tener insuficiencia hepática y presentar afectaciones en riñones y cerebro, indica Elizondo.
Los médicos pueden ver esta severa inflamación de los pulmones con una tomografía de tórax o una radiografía.
En una imagen normal, estos órganos aparecen de color negro, pero en el estudio de un paciente con un cuadro grave de Covid-19 se ven blancos. Es el tejido inflamado y afectado por el virus.
"Es así, entre más blanco veamos en la radiografía, peor es la inflamación", resume Rendón.
Los especialistas indican que aunque han observado que la mayoría de los recuperados no presenta secuelas en su aparato respiratorio y evolucionan satisfactoriamente, hay un porcentaje de pacientes que pudieran presentar un daño pulmonar residual.
NECESIDAD DE INTUBAR
Pero, ¿cómo saber que una persona en verdad tiene insuficiencia respiratoria?
En primer lugar, el paciente presenta una frecuencia respiratoria mayor a la esperada para una persona de su edad, además de que empieza a usar músculos que normalmente no se requieren para respirar. Las alas de la nariz, por ejemplo, se hunden, al igual que los huecos del cuello y de las costillas.
"Clínicamente, con solo ver a la persona, puedo como médico darme la idea de que está desarrollando insuficiencia respiratoria", indica Rendón, quien también es experto en terapia intensiva, "y por supuesto medimos el oxígeno (en la sangre), que al final es el parámetro que nos dice si la persona necesita oxígeno o no".
Los médicos utilizan esta información para determinar si el paciente requiere o no un respirador o ventilador.
Este mecanismo de asistencia no es una cura. Simplemente ayuda a que la persona absorba la mayor cantidad de oxígeno posible, de manera que se pueda mantener viva mientras sus pulmones sanan.
De acuerdo con Elizondo, el tiempo que un paciente requiere de cuidados intensivos una vez que se le intuba es de 10 a 21 días, en caso de que evolucione satisfactoriamente.
Pero incluso con el apoyo del ventilador, existen casos en los que los pulmones no se desinflaman. Esto es un signo de daño severo al sistema y es la razón por la que los pacientes fallecen.
"El gran problema con este virus es que, desgraciadamente, no sabemos a quién le va a ir bien o mal, quién va a tener un cuadro leve o uno grave, porque no podemos predecir cómo responderá el sistema inmune del individuo a la infección", concluye el neumólogo Elizondo.
"Te voy a decir algo muy importante: Hay pacientes sin ninguna enfermedad asociada que les da un cuadro severo de SDRA e incluso mueren, como también es cierto que ha habido adultos mayores con enfermedades agregadas que salen adelante".
VISITANTE INDESEABLE
1 Al entrar al organismo el SARS-CoV-2, virus que causa Covid-19, se deposita en la parte posterior de nariz y boca.
2 A través de la faringe, el virus puede ingresar a tráquea y pulmones en algunos pacientes.
3 En los pulmones, el virus genera una inflamación (zonas blancas en la radiografía) que afecta a los alvéolos, impidiendo y/o dificultando el paso del oxígeno a la sangre.
4 A esta condición se le llama síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA). Se desarrolla, generalmente del día 7 al 10 de la infección.
5 Se desencadena la hipoxemia: Disminución de la oxigenación en la sangre.
6 Sin oxigenación adecuada, empiezan a fallar corazón, hígado, riñones y/o cerebro.
Fuentes: Abelardo Elizondo y Adrián Rendón, neumólogos/
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