Su incontinencia verbal la hemos atribuido a un problema de
medicación. Y sus escandalosas opiniones a una pérdida de valores, sobre todo,
democráticos y éticos.
Pero con sus recientes declaraciones nos queda claro que no
tiene problemas de salud mental, más bien, tiene un problema llamado
deshonestidad y otro conocido como exceso de cinismo.
NOTA RELACIONADA:
Fox no está loco como muchos piensan, al contrario, está
bastante cuerdo y sabe lo que quiere para seguir recibiendo las prebendas del
poder traducidas en dinero constante y sonante para llenar sus cuentas
bancarias en el extranjero y particularmente en paraísos fiscales.
Él y su esposa Martha Sahagún debieron
haber sido enjuiciados por corrupción, por negocios ilícitos, por el robo al
erario a manos llenas, por los negocios sucios a través de sus hijos,
hijastros, los Bribiesca.
A Fox se le debió procesar, pero como
estamos en el reino de la impunidad, pues se le dejó libre creyendo que se iba
a retirar a su rancho listo para la producción de marihuana.
Se equivocaron quienes pensaron que Fox quería un retiro
tranquilo, una jubilación de reyes con su pensión vitalicia pagada por todos
los mexicanos. Se equivocaron los que creyeron en él, los que apostaron por su
honradez, por sus principios democráticos.
No señoras y señores, Fox no está loco, está infectado por un
virus llamado poder. Si alguien dudaba que el poder enferma, solo basta que
eche un vistazo al historial de los últimos años del ex presidente panista o
priísta, ya no se de qué partido es. Fox es el paradigma de esa patología
llamada avaricia, generada por el enriquecimiento ilícito.
Fox quiere seguir haciendo caja y llenando sus cuentas
bancarias. Y para ello se ha inventando un personaje locuaz, aparentemente
inofensivo; delirante a veces, descabellado en otras ocasiones, pero al fin y
al cabo, un loquillo que va haciendo declaraciones para escandalizar, que va
dando la nota, el titular.
A Fox le gusta que la gente se reía,
que se divierta con sus idioteces propias de un payaso. Le encanta salir en los
periódicos, que lo entrevisten para la tele, hablar y hablar en la radio.
Gracias a esa atención mediática que le
brindan los medios más cercanos al poder, él hace dinero a manos llenas. Los
escándalos siempre han vendido y Fox lo sabe y lo explota. De esa manera se
cotiza más alto. Después de cada declaración escandalosa, la tarifa para sus
nefastas e inocuas conferencias sube.
Fox ya encontró su favorito modus vivendi, ya se convirtió en
diletante, ya supo lo que se siente no trabajar y ganar dinero, ya aprendió a
disfrutar de los intereses bancarios que le dan sus millones mal habidos. Le
agarró sabor pues, a la holgazanería. Está hecho un auténtico gandul, un
haragán, un vago con vida de lujo.
Pero este vividor del sistema, este corrupto disfrazado de
loquillo inofensivo, tiene un objetivo claro: acabar con Andrés Manuel López,
impedir que llegue a la presidencia. Ya lo ha logrado en dos ocasiones. Él y
sus amigos poderosos, enriquecidos con el trabajo y el sudor del pueblo
mexicano, por supuesto que van a seguir luchando contra el líder nacional de
Morena, porque por primera vez en la historia reciente de México, existe un
candidato a la presidencia que ofrece algo distinto a los otros, alguien que
está dispuesto a quitarle sus privilegios.
Fox acaba de declarar que se encargará personalmente y no va a
permitir que López Obrador llegue a la presidencia. Dice que por ese motivo se
ha “reactivado políticamente”.
El descaro total fue cuando Fox dijo sin ambages, sin tapujos,
dijo que por “amor a México”, él tiene sus “mañas” para impedir que López
Obrador sea presidente: Si no el pueblo de México, yo me voy a encargar, yo
personalmente, de que ese cuate (AMLO) no llegue, no queremos otra Venezuela
aquí, no queremos más populismo y demagogia. Yo tengo mis mañas, yo tengo mis
mañas.
¿Y cuáles son esas mañas que ya practica Vicente Fox? Me imagino
que son las mismas mañas que practica el INE y su presidente, el deleznable
Lorenzo Córdova Vianello. Me imagino que sus mañas son las que siempre han
tenido los dueños del dinero, los empresarios explotadores, hambreadores, esos
empresarios que han dado un pellizquito de su fortuna a otros partidos a otros
candidatos, que han comprado ilegalmente la voluntad de pueblo para atajarle el
paso a López Obrador.
Efectivamente son un grupo de “mañosos” contrarios a los valores
democráticos. Fox y sus amigos, priistas y panistas, incluso algún que otro
perredista, son enemigos de la libertad, de la justicia y la decencia. Están
empeñados en mantener a los mexicanos bajo el yugo de su poder económico y
político, generador de pobreza y miseria.
Fox dice estar muy preocupado por México porque no quiere que se
convierta en otra Venezuela. No es necesaria su preocupación, México ya esta
convertido en Bangladesh o un país africano donde gracias a él y sus amigos,
existen 70 millones de pobres. México está peor que Venezuela y si no me creen
busquen las estadísticas de la distribución de la riqueza acumulada en 400
familias, busquen las estadísticas de la nula movilidad social: un albañil ha
estado condenado a que sus hijos sean albañiles durante las últimas tres o
cuatro generaciones. Busquen las cifras de la perdida del poder adquisitivo de
los trabajadores a niveles del 90 por ciento con minisalarios de 1760 pesos al
mes. Eso es estar peor que Venezuela.
Fox y sus aliados constituyen “la maña” una palabra utilizada
para definir a los delincuentes aquí en el Norte del país. Fox y sus amigos son
la mafia en el poder, esa mafia que está empezada en seguir hundiendo a México
a cambio de sostener sus muchos beneficios.
El mañoso Fox, ese hombre que con astucia y engaño, con su
locuaz verbo pretende convencer a los mexicanos que él y sus amigos siguen
siendo una opción “democratica” para México, puede estar tranquilo, sus
palabras caen irremediablemente en el pozo de la suciedad del sistema político
que aglutina a sus socios.
Los mexicanos ya no queremos “mañas” de nadie, ya no queremos
loquillos salvadores, orates delirantes, chiflados de poder, enajenados con el
dinero, perturbados por tanta medicación sin control profesional, trastornados
por el enriquecimiento ilícito, frenéticos a consecuencia de la impunidad de la
que gozan, monomaníacos sin ética, enloquecidos por ser parte del sistema
político de impunidad.
Fox se dibuja a sí mismo cada vez que habla, cada vez que lo
entrevistan los merolicos alcahuetes y aparece en su real dimensión como un
furioso enemigo de la democracia, un peligro para México.
Fuente.-@SanJuanaMtz
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