En Reynosa, Tamaulipas los habitantes no se acostumbran a vivir bajo el Código Rojo, señal de alerta de las autoridades municipales para que las actividades cotidianas se reduzcan al mínimo, y solo en caso de extrema urgencia, salgan a la calle.
Las últimas dos semanas se han realizado al menos tres operaciones de alto impacto en Tamaulipas por parte de la infantería de marina, que se han saldado con dos bajas relevantes de los líderes del crimen organizado en la entidad. Los hechos no han bastado para que regrese la paz y tranquilidad, al contrario, desataron un nueva disputa por ver quién se queda al frente de la principal organización que domina esta ciudad de la frontera donde el vacío de poder institucional, resulta evidente ante los embates que tienen atemorizados y contra la pared a los ciudadanos.
Las imágenes semejaban una zona de guerra. Vehículos calcinados, otros con llantas reventadas, unos mas con la leyenda “M-42” en puertas perforadas por impactos de grueso calibre. Por ahí cuerpos abatidos tirados sobre la carpeta asfàltica, unidades del ejército artillados patrullando las calles y helicópteros sobrevolando varias colonias del área urbana. Los reportes desde la madrugada del miércoles y durante el jueves pasado en Reynosa, coincidían en que todo lo que sucedía en la ciudad se resumía en una sola palabra: caos.
La mañana del jueves 4 de mayo varias calles de esta ciudad amanecieron bloqueadas, algunas semidesérticas, después de que se sucedieran una serie de choques armados entre dos facciones del llamado Cartel del Golfo, las cuales una semana después de la muerte de su lider en enfrentamiento con la marina, se disputan el control del municipio y de las aduanas que conectan con Texas.
Los primeros informes del jueves referían que dos hombres perdieron la vida en el estacionamiento de un centro comercial, presuntamente cuando huían de las fuerzas federales. El Código Rojo, clave que utilizan las autoridades municipales para advertir a la población que no salga a las calles a menos de que sea absolutamente necesario, se activó desde un día antes, después de que se reportara la muerte de al menos cuatro personas en enfrentamientos entre bandas armadas en el municipio.
La muerte de dos individuos se registró alededor de las 11:254 horas en el centro comercial Soriana Morelos, lo que ocasionó pánico entre empleados y clientes que a esa hora se encontraban realizando compras en el interior. Un video difundido por la página de Facebook Código Rojo, recogió en pocos minutos parte de la sicósis que ocasionó las detonaciones de armas de grueso poder a las afueras del lugar. Horas después se difundieron fotografìas de dos hombres sin vida tirados en el piso a la entrada del establecimiiento, que resumían lo que se había vivido momentos antes.
Reportes de la octava zona militar, con cuartel en Reynosa, al mando del general de brigada Luis Crescencio Sandoval González, un oficial de caballería ex subjefe operativo de Estado Mayor de la Defensa Nacional con una hoja de servicios donde resalta su preparación académica, roce inernacional y experiencia de mando de tropas, atribuían el origen de la violencia a una recomposición del CDG en esta ciudad fronteriza.
Los reacomodos serían parte de la disputa del liderazgo que quedó vacante tras la muerte de Juan Manuel Loaiza Salinas, alias “comandante Toro”, quien murió el 23 de abril en un enfrentamiento en ésta ciudad con elementos de la infantería de marina.
La pugna, según los informes, estaría encabezada por varios individuos de los cuales se conocen sus alias. Una ala de la organización estaría lidereada por un individuo apodado “comandante Panilo”, quien junto a “el Betillo”, “el Lokillo”, y “metro 70”, cercanos a Loaiza, buscarían mantener el control. Sus antagónicos fueron identificados por los grupos de inteligencia de la zona militar como “el Negro”, “el Choco” y “Güero Jessy”, pistoleros que tienen su bastión en colonias de la perfiería de Reynosa.
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Pese a que se tenía contemplado por parte de las fuerzas federales una posible ola de violencia tras la muerte de “comandante Toro”, la capacidad de respuesta del ejército, policía federal, policía estatal y marina, ha sido según habitantes del municipio, tardía y en ocasiones poco efectiva. Según comentarios de ciudadanos que de manera anónima han hecho llegar sus puntos de vista a distinfos foros en páginas donde se intercambian fotos y alertas, lo que se ha vivido esta primera semana de mayo ha sido una cadena de sucesos caracterizados por el terror. La disuación que se busca con los patrullajes militares no ha inhibido los enfrentamientos ni ha devuelto del todo la calma a la ciudad.
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Pareciera como si las operaciones “quirúrgicas” de la infantería de marina de las últimas semanas, no contemplaron un reforzamiento efectivo de las medidas preventivas que buscaran garantizar la seguridad ciudadana.
La caída de “Toro”
Todo comenzó en horas de la madrugada del pasado sábado 23 de abril en calles de Reynosa. Dos pelotones de infantes de marina habían recibido información de que en la colonia Joya y Praderas del Carmen, por el rumbo sur de esta ciudad fronteriza de Tamaulipas, el círculo más cercano que acompañaba en sus desplazamientos a Juan Manuel Loaiza Salinas, se encontraba apostado cerca de una vivienda. Era cuestión de minutos para que aquello reventara.
La versión oficial no menciona cómo llegaron a esa área los marinos donde resultó que se encontraba resguardado este individuo apodado “comandante Toro”, jefe de la facción del Cartel del Golfo que controlaba esta ciudad.
La marina reportó que todo comenzó durante un recorrido de vigilancia donde se ubicó un vehículo con personas en el interior, “quienes al notar la presencia de elementos de la Armada de México aceleraron y se impactaron contra un árbol. Posteriormente, los pistoleros descendieron del vehículo y abrieron fuego contra el personal de la marina. Por lo que personal naval con el fin de disminuir la agrresión y reducir el peligro de daños a civiles, la repelió, con base en el Manual del Uso de la Fuerza de Aplicación Común de las tres Fuerzas Armadas, resultado de ello, falleció el probable imputado identificado como Juan Manuel (Loaiza Salinas). Asi mismo se asguró en el área un arma larga y un vehículo tipo Pickup”.
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En un video que circuló en Internet horas despues del suceso, se observa cuando cuatro vehículos persiguen una camioneta en horas de la madrugada, poco tiempo después la caravana ingresa por un atajo hacia un área donde se apreciaban casas habitación, de pronto la camioneta donde se desplazaba Loaiza Salinas se impacta contra un objeto que semeja un árbol. Poco después la unidad aparece rodeada por marinos.
El desenlace de esta persecución provocó una reacción coordinada de las huestes que forman la banda que encabezaba Loaiza Salinas. Esa mañana individuos que se desplazaban en varias camionetas quemaron locales comerciales como tiendas, restaurantres y otros negocios. El objetivo era distraer a las fuerzas de seguridad, generar sicósis mientras incendiaban vehículos con los que bloqueaban avenidas y buscaban provocar impacto en la opinión pública de que había un vacío de autoridad en la ciudad.
Fue una madrugada muy movida en Tamaulipas aquella del sábado 23 de abril.
Cuando Reynosa era noticia a nivel nacional e internacional, en Ciudad Victoria la capital de Tamaulipas, se registró una baja relevante que podría repercutir en los niveles de violencia en el sur de la entidad. Fuentes federales reportaron la muerte de Francisco Carreón, sujeto caracterizado por su extrema crueldad con sus adversarios y en otro tiempo jefe regional de la banda paramilitar autodenominada Zetas.
Voceros del Grupo de Coordinación Tamaulipas informaron que la muerte de “Pancho Carreón” dejaba sin un liderzgo claro al grupo criminal que pasó a autodenominarse “cartel del noreste”, escisión de los Zetas, con presencia en los municipios de Mante y Xicotencatl. Se le señalaba como responsable de la violencia suscitada desde tiempo atrás en Victoria, donde peleaba con sus antiguos socios que tienen su bastión a varios cientos de kilómetros de ahí, en el municipio de Nuevo Laredo.
La muerte de Carreón sucedió, según la marina, cuando se realizaba un recorrido de vigilancia en la carretera Canales- Ciudad Victoria. “Personal de la Armada de México repelió la agresión de presuntos infractores con disparos de arma de fuego, dando como resultado el fallecimiento del presunto delincuente Pancho Carreón, así como el aseguramiento de tres armas largas, equipo táctico, cargadores, municiones y un vehículo tipo PickUp”.
A diferencia de “Pancho Carreón”, el individuo apodado “comandante Toro” se había logrado escapar en varias ocasiones de operativos en su contra. Una de las últimas sucedió el 13 de marzo pasado, cuando Loaiza Salinas estuvo cercado varias horas aunque según las autoridades, salió herido de bala en un enfrentamiento y logrò huir.
Se sabía que desde el año 2015 cuando asumió el mando de la facción criminal que controla Reynosa, su control se basó en la red de protección con policías locales y federales, taxistas, comerciantes y otros habitantes que se camuflaban como informantes de su organización. Un dato registrado por los medios nacionales fueron las cámaras que montó en diversas arterias de la ciudad para monitorear el movimiento de fuerzas militares y policiacas.
La prensa nacional publicó en septiembre del 2015 la operación de una red de mandos federales y estatales al servicio de su organización que operaban desde un hotel en Reynosa y que supuestamente4 recibían millones de pesos para proteger las actividades criminales de su grupo.
Fuente.-Juan Veledíaz (Imagenes/VaxTamaulipas)
@velediaz424
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