Las condiciones metereológicas, tres mujeres y una niña salvaron a Joaquín
Loera El Chapo Guzmán de ser capturado por la Armada de
México.
Los servicios de inteligencia naval ubicaron el cinco de octubre pasado el
lugar exacto en el que se escondía Guzmán. Se trataba de La Piedrosa, conjunto
de cinco cabañas, ubicadas en una cima de la sierra duranguense.
La orden del alto mando naval fue, actuar de inmediato, sin embargo, las
condiciones climáticas obligaron a abortar la misión para el siguiente día.
Dicen que el “hubiera” no existe, pero quizá la historia habría sido otra,
si el operativo se hubiera realizada un día antes.
Cuando los marinos llegaron a la casa que ocupaba Guzmán, éste tenía
minutos que había escapado hacia la brecha que lo llevaría a un riachuelo a una
profundidad de casi un kilómetro. Pero no iba sólo, ya que llevó consigo a tres
mujeres (se presume que eran sus cocineras) y la hija de una de ellas, además
de tres de sus hombres de mayor confianza.
Los infantes de Marina alcanzaron a ver hacía dónde huyó, pero al ver que
iba una menor de edad y las mujeres con él, se disipó cualquier intención de
abrir fuego en su contra.
El Chapo no desaprovechó la oportunidad y se internó
en la brecha hasta llegar al fondo en donde corre un riachuelo.
Los marinos descendieron hasta el riachuelo y se dividieron para continuar
la persecución, pero fue en vano. La espesa vegetación de la zona y la
profundidad del arroyo nulificaron el sobrevuelo de los helicópteros que
tomaron parte en el operativo y el círculo de seguridad de tres kilómetros a la
redonda que se implementó fue inútil.
Ahora, la pregunta que se hacen los marinos es: ¿Tomó camino rumbo a Cosalá
o rumbo a la sierra?
En su momento se sabrá la respuesta, ahora los marinos tienen la tarea de
fortalecer las acciones de inteligencia, con la tecnología de punta con la que
ya cuenta, pero también con el trabajo de campo de decenas de marinos que
peinan la sierra por tierra, recopilando información que una vez procesada y
analizada se convierte en inteligencia.
Por otra parte, el trabajo de los marinos, encargados por el presidente
Enrique Peña Nieto de encabezar la recaptura del prófugo más buscado del país,
es vigilado día a día por los halcones que Guzmán tiene a lo largo y ancho de
la sierra, en cada ciudad y cada población de la zona del Triángulo Dorado –en
donde se produce gran parte de la mariguana y amapola en el país-, en la que
convergen los estados de Sinaloa, Durango y Chihuahua.
Como lo constató éste reportero, tan pronto se mueve una unidad de la
Armada de México por aire o tierra en la zona controlada por Guzmán, los
halcones reportan cada movimiento. En los radios de comunicación en las que se
capta la señal de los vigilantes del crimen organizado se identifica a los
marinos como “los azules” o los del “ancla”.
La tarea es más que difícil, los mandos navales confían en que si
capturaron al Chapo una vez, pueden hacerlo de nuevo.
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