Traicionado por quienes había confiado la seguridad del país, el presidente Enrique Peña Nieto esta semana envió un mensaje muy claro: la única persona en quien confía para la recaptura de Joaquín “El Chapo” Guzmán es en su viejo aliado, Tomás Zerón de Lucio, director de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), de la Procuraduría General de la República (PGR).
El martes 28 se difundió una fotografía de Zerón con cinco altos funcionarios de Estados Unidos involucrados directamente en la persecución de Guzmán Loera. La imagen fue captada en San Antonio, Texas. Pero no fue difundida oficialmente, ni por la PGR ni por alguna otra dependencia del gobierno federal.
En la fotografía, el director de la AIC aparece en medio de responsables de la Agencia Antidrogas (DEA), el Buró Federal de Investigación (FBI), el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) y del Departamento de Justicia estadunidense.
Se trata de las mismas agencias que colaboraron en la detención de Guzmán en febrero del año pasado en Mazatlán, Sinaloa, después de 13 años de prófugo, en una operación realizada por la Marina, Armada de México y un grupo de marines y de alguaciles de ese país, los US Marshals.
En el encuentro de San Antonio no participó nadie más por parte de México. No hubo representante de la Secretaría de Gobernación, la encargada de la seguridad del país a través de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS). Mucho menos asistió alguien de esa oficina y tampoco del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) o de la Policía Federal (PF).
La razón de su ausencia es sencilla: personal de esas instancias tienen responsabilidad directa en la fuga del emblemático jefe del cártel de Sinaloa. Además, tanto en la CNS como en la PF se tiene la mira puesta en funcionarios que vienen del pasado gobierno, que trabajaron para el exsecretario Genaro García Luna y que desde hace casi una década tienen en sus manos parte del aparato burocrático de la seguridad en México.
Quienes filtraron la foto dieron otro dato: Fue la segunda reunión de Zerón con funcionarios estadunidenses desde el escape de “El Chapo” del penal del Altiplano. La primera tuvo lugar en las oficinas de la PGR, el 14 de julio, a 72 horas de la fuga y poco después de que el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, tratara de explicar lo inexplicable sobre lo ocurrido en el penal del Altiplano.
Osorio Chong no fue, y ahora menos que nunca, interlocutor válido para los estadunidenses. Gobernación ya no puede ser esa “ventanilla única” con la que el secretario intentó ordenar la presencia de las agencias estadunidenses en México.
El reto es ahora para Zerón. La pregunta es si podrá contener a las agencias estadunidenses, acostumbradas por el gobierno de Felipe Calderón a operar en nuestro país como si estuvieran en su territorio.
Pero más allá de la relación con Estados Unidos, Peña no tiene alternativa. La fuga lo obliga a reestructurar el aparato de seguridad que confió a Osorio. En su tercer informe de gobierno, en un mes más, tendría que dar cuenta de ello. De lo contrario, quienes lo traicionaron una vez, lo volverán a traicionar.
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