Un tribunal de apelaciones de Estados Unidos revocó la condena de los ciudadanos estadounidenses acusados de lavar ganancias del narcotráfico para Los Zetas a través de carreras de caballos, y ordenó iniciar un nuevo juicio, un caso que ilustra los desafíos relacionados con el desmantelamiento de las redes transnacionales de lavado de dinero.
Un panel de tres jueces de una Corte Federal de Apelaciones en Nueva Orleans anuló la condena por lavado de dinero que había sido impuesta al entrenador de caballos Eusevio Maldonado Huitrón, aduciendo que los fiscales no pudieron demostrar su participación intencional en actividades ilegales.
Si bien los jueces reconocen que los establos donde Maldonado trabajaba eran utilizados para lavar dinero del cartel mexicano Los Zetas, argumentaron que no hay evidencias de que Maldonado hubiese participado en actividades diferentes al entrenamiento de caballos comprados con dinero del narcotráfico.
La corte también ordenó que se realice un nuevo juicio al caso de Francisco Colorado Cessa, quien según los jueces fundó una empresa con un préstamo de un miembro deLos Zetas y compró caballos con fondos ilícitos a nombre del cartel.
Los jueces tomaron la decisión basándose en las instrucciones dadas al jurado por el juez de primera instancia, quien les dijo que el acusado debería ser considerado culpable de lavado de dinero si creían que el dinero legal de su negocio se había mezclado con fondos ilegales. Sin embargo, según la nueva sentencia, al jurado se le debió haber permitido también llegar a la conclusión contraria: que la mezcla de ingresos legales e ilegales no implicaba necesariamente un intento deliberado delavado de dinero.
Las condenas de otros dos hombres involucrados en el juicio, Fernando García Solís y José Treviño Morales, hermanos de los líderes de Los Zetas Z40 y Z42, fueron confirmadas.
Análisis de InSight Crime
La historia de cómo Los Zetas se infiltraron en el mundo de las carreras de caballos en Estados Unidos para lavar sus ganancias del narcotráfico se ha convertido en uno de los casos más infames que dan cuenta de los intereses de los carteles mexicanos en los negocios estadounidenses.
Sin embargo, esta última sentencia también es un ejemplo de lo difícil que es enjuiciar casos de lavado de dinero. Incluso después de que los fiscales determinaron que el negocio fue utilizado para encubrir ganancias criminales, demostrar que todos los testaferros implicados eran conscientes de sus intenciones ilegales ha sido mucho más complicado.
Enfrentar al crimen organizado rastreando sus activos financieros puede ser una de las maneras más eficaces de controlar estas redes, ya que ataca a los jefes criminales donde más les duele: en sus bolsillos. Sin embargo, diferenciar los intereses comerciales criminales de los legales es un proceso largo y complicado que, como en este caso, puede fracasar debido a las incertidumbres.
Fuente.-InSightCrime
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