Visitanos tambien en:

lunes, 12 de enero de 2015

Cuando el "GOBIERNO" le "seguía los pasos" al PERIODISTA "Julio Scherer"....les resultaba INCOMODO.

julio
Desplegaron fotógrafos tras los árboles, en automóviles o detrás las ventanas, capturando con sus telefotos los pasos de Scherer, gestos, miradas, bromas, palabras al vuelo, frases completas.

Mexico,D.F12/Ene/2015 (AristeguiNoticias ) Pocas veces los espías mexicanos acertaron tan bien y en tan pocas palabras a la hora de definir a sus espiados, como ocurrió el 9 de marzo de 1977 en el caso de Julio Scherer García: “Profesión, periodista”.
“De profesión periodista”. La primera frase completa que se alcanza a leer luego de tres titubeantes surcos negros que eliminan la información inicial elaborado para consumo de las cabezas del servicio de inteligencia del gobierno de Luis Echeverría.
La historia del periodista que los integrantes del aparato archivaron de Scherer García es como su vida misma: fragmentada y huidiza. Dispersa entre cajas y expedientes, entre mitos y versiones que no terminan de juntarse.
Estos son los apuntes curriculares que la Dirección Federal de Seguridad (DFS) fue acumulando durante años de Julio Scherer. En el elaborado el 8 de diciembre de 1975, se enlistan datos como éstos:
-Que en mayo de 1959 era periodista del diario Últimas Noticias de Excélsior.
-Que en septiembre de 1965 era subdirector del periódico Excélsior, ubicándole dentro de la tendencia…  (los censores de esta época consideraron que su inclinación política no debía ser pública y le deslizaron por encima el marcador negro, aunque, malos censores, folios más adelante ubican a Scherer y al jesuita Enrique Maza como de izquierda mesurada y manejada, lo que eso haya significado para la DFS).
Sigue el curriculum elaborado por la DFS: que en enero de 1967 Scherer había sido invitado por Adolfo Christlieb Ibarrola, dirigente panista, a un viaje de descanso en la República de Guatemala, acompañados de sus respectivas… (los censores eliminaron la palabra esposas).
-Que en febrero de 1968 fue acusado por un grupo de reporteros del diario Excélsior Libre (sic), de ser uno de los que estaban destruyendo el periódico Excélsior.
-Que en junio de 1969 fue señalado como elemento comunista por el movimiento Defensores de la Cooperativa Excélsior.
-Que el 6 de enero de 1970 asistió al desayuno que ofreció el presidente de México, Lic. Luis Echeverría, a los directivos de revistas, periódicos, radio y televisión, en el restaurante El Lago Mayor, del nuevo Bosque de Chapultepec.
-Que el 24 de noviembre de 1971 dictó una conferencia intitulada “La Prensa en México” en la Facultad de Ciencias de la UNAM.
-Que en octubre de 1972 viajó en comisión periodística a la Feria de Ultrecht, visitando los países de Holanda, Francia, EUA y Bélgica.
-Que el 23 de enero de 1973 se había reunido con el lic. Víctor Manuel Villaseñor, director de los Ferrocarriles Nacionales de México, en el restaurante Normandie del DF, para mostrarle un artículo del periódico Excélsior intitulado ”Golpe a la industria empacadora. Se va el consorcio Heinz y deja destruidos los campos que lo abastecían”.
-Que el 2 de diciembre de 1975 salió a Washington, DC, siendo el objeto principal de este viaje el entrevistarse con el Dr. Orlando Letelier, ex secretario de la Defensa de la República de Chile, quien le proporcionaría material no determinado para analizarlo y dictaminar si era publicable o no.
“Que el día 10 de diciembre hizo su arribo a esta capital habiéndose entrevistado con el Sr. Regino Diez, quien le comentó haber tenido una grata experiencia con el sr. Presidente de la República, ya que durante la entrega de premios a periodistas, el 9 de este mes, fue el primero en recibirlo”.
-Que Fausto Zapata Loredo, subsecretario de la Presidencia, le comentó el 12 de diciembre de 1975, desde Nueva York, EU, que en la ONU “se pugnaba por reafirmar que la Carta de los Deberes y Derechos Económicos de los Estados es uno de los fundamentos esenciales de un nuevo orden económico”.
Apenas unos folios más adelante, con fecha del 17 de febrero de 1976, se acepta con todas sus letras el espionaje a Scherer y cómo el seguimiento se vuelve más puntual, casi por hora:
El investigado acostumbra salir de su domicilio entre las 7.30 y las 8.00 horas para dirigirse al Deportivo Chapultepec, ubicado en las calles de Mariano Escobedo de esta ciudad, donde permanece hasta las 11.00a 11.30, para trasladarse posteriormente a sus oficinas del Periódico Excélsior, saliendo de estas alrededor de las 15.00 hs. en donde en ocasiones acude a su domicilio y permanece entre las 17.30 y 18.00 para posteriormente atender sus reuniones de trabajo y sociales, no teniendo una rutina fija.
MADE WITH
SIGN UP!
A esas alturas la vida pública y muchos aspectos de la vida privada de Julio Scherer ya eran parte de la rutina de los espías y los reportes llegaban a los escritorios de los directores de la DFS, ya fuera Luis de la Barreda o Miguel Nazar Haro.
Nazar Haro, cabeza del grupo especial de la DFS, el C-047, se encargaría en su momento de atender personalmente el caso Scherer.
Julio Scherer alimentó, con su silencio sobre él, las historias, falsas o reales, sobre su historia. Su negativa total a conceder entrevistas, su obsesiva actitud de no hablar de él, resultaba un contra sentido si se considera que desde los años sesenta se convirtió en el periodista más querido y, también, más temido del país.
A Scherer los políticos le abrían las puertas de sus oficinas, le concedían información privilegiada. Sus libros dan cuenta de su acceso a los primeros círculos del poder, a los más relevantes.
La influencia que desde entonces ejerció, y creció conforme pasaba el tiempo, lo convirtió inevitablemente en un blanco del espionaje del gobierno en turno. Lo encargados de seguirlo y escucharlo se metieron en sus encuentros, citas, reuniones, e incluso en su vida privada.
Le aplicaron el “programa completo”, como se decía en la jerga de los aparatos del espionaje cuando se perseguía a alguien sin pausa y con todos los recursos humanos y tecnológicos disponibles.
Así que por más que Scherer se negara a abrir sus relaciones sociales y personales, éstas eran cuidadosamente observadas por la Dirección Federal de Seguridad. Éllo sabía. Lo sabía porque conocía el poder desde dentro, porque vio, escuchó, supo de primera mano, cómo operaban los aparatos del espionaje mexicano. Conoció de primera mano y como resultado de las investigaciones periodísticas que él mismo hizo o encargó a sus reporteros el modus operandi de los agentes de la DFS.
En una ficha (con fecha 14 de enero de 1973) se cita una conversación de Scherer con el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias, en la que el tema del espionaje aparece como trivialidad: ”En una parte de la conversación Scherer dijo que Miguel Ángel Asturias le comentó que no existe la vida privada, puestoque hasta en la regadera de baño le podían instalar una grabadora, al igual que en su propio automóvil”.
No había manera de que Scherer no imaginara que era foco de atracción de los aparatos del espionaje. Las citas con políticos, funcionarios, embajadores, las realizaba en lugares discretos (no secretos), y era una de las formas en que buscaba evadir los “ojos” y las “orejas” de los espías. Pero, de acuerdo con la información que sobrevivió, no lo logró del todo.
Conocían sus itinerarios, revisaban su correspondencia e intervenían sus llamadas telefónicas.
Colocaron micrófonos en su casa y oficinas, en los restaurantes que frecuentaba. Desplegaron fotógrafos tras los árboles, en automóviles o detrás las ventanas, capturando con sus telefotos los pasos de Scherer, gestos, miradas, bromas, palabras al vuelo, frases completas.
Un buen ejemplo del nivel de intromisión en su vida pública es el reportedel encuentro que tuvo el 9 de febrero de 1973 con el entonces embajador de Estados Unidos en México, Joseph John Jova. El reporte se elaboró la tarde de ese mismo día. No era cualquier reunión.
La cita tuvo lugar en el restaurante Chateau de La Palma, en la colonia Del Valle. Scherer llegó a las 13:45. El embajador, un cuarto de hora después. Scherer acudió solo. Jova, acompañado de dos consejeros de la embajada.
Ocuparon una mesa. Tomaron unas copas, ”departiendo entre bromas y chistes entre sí, para posteriormente ocupar otra mesa en el jardín, donde se logró captar que comentaban al parecer algunos chistes, ya que constantemente se reían a carcajadas, no lográndose en el momento captar nada en relación a la plática mencionada”.
Da risa la redacción de los agentes, los vericuetos para salvar el reporte sin reconocer que lo más importante del encuentro no lo habían grabado, que seguramente los micrófonos habían sido instalados en las mesas del interior del restaurante sin tomar en cuenta que a Scherer y Jova se les ocurriría conversar en el jardín y ahí no habían colocado sus aparatos. Y sus oídos no registraban nada. De lo que se habló en ese espacio, sólo deducían que eran chistes por las risas, pero ni siquiera el contenido de las bromas.
Una media hora de angustia y sin información precisa.
Las cosas cambiaron cuando regresaron a la mesa de la terraza, “donde tomaron sus alimentos, lográndose captar las siguientes conversaciones”:
“Scherer García, dirigiéndose al embajador, le manifestó lo siguiente: ‘John me sobran muchas fotografías a colores, cuando tú quieras te puedo proporcionar algunas’; el embajador le contestó: ‘Muchas gracias’, agregando ’como embajador es un problema para mí declarar sobre la situación de un país’.
“Uno de los consejeros manifestó a los concurrentes ‘están pasando cosas muy raras’. El otro manifestó dirigiéndose a los presentes, algo relacionado con los miembros de Acción Católica, agregando que el Sr. Ford atacaba fuertemente a los obispos, arzobispos y demás miembros del clero, a pesar de que por otra parte él asistía con invitaciones a convivios y demás por parte de éstos.
“Con esto dio inicio una plática sobre la política que prevalece actualmente en los Estados Unidos de Norte América, con la actual sucesión presidencial; hicieron mención de Wallace, en donde el sr. Scherer García manifestó que como persona era su hombre, a lo que uno de los consejeros le dijo: ‘Que bueno, no más que Wallace únicamente le faltan… (palabra tachada por los censores). Posteriormente se refirieron a Humprey, Ford y Jofrey Hacker, expresando el embajador que era un magnífico orador y tuteando al embajador le dijo: ‘John, yo quiero que me prometas una cosa, si sale como candidato y electo presidente Jofrey, me llevas contigo’, a lo que el embajador contestó: ‘bueno sí, pero todavía no sabemos si él esté’”.
“Scherer García inquirió ‘bueno, pero tú eres muy buen amigo de Jofrey, puesto que los has entrevistado un centenar de veces’, a lo que el embajador contestó: ‘bueno no tantas, pero si bastantes y no por eso puedo decir que sea un amigo’. Scherer García volvió a repetir ‘bueno, yo sé que es muy buen amigo tuyo’, agregando el embajador ‘bueno, sí’, entonces Scherer García repitió nuevamente’ entonces prométeme que me llevas contigo’. Uno de los consejeros dirigiéndose a Scherer García le dijo: ‘pues no que estás con Wallace’ a lo que Scherer García soltó una carcajada”.
“El otro consejero, dirigiéndose a Scherer García le dijo: ‘tú ya nos has hecho hablar mucho de nuestro hombre, ahora te toca a ti hablar de tu hombre’, a lo que Scherer García contestó: ‘ya está puesto, ahora lo ‘único que nos queda es estar prestos con él’.
“El embajador dirigiéndose a Scherer García le dijo en plan de broma, ’tú eres un hombre muy malo’, respondiendo Scherer García ‘sí, pero no muy malo’, soltando carcajadas…”.
Los archivos contienen los reportes de otros encuentros, como el que Scherer tuvo con Carlos Hank González, entonces gobernador del Estado de México, con quien lo acercarían las circunstancias y una amistad que el mismo Scherer reconoce en su libro La terca memoria (…).
Del llamado golpe a Excélsior, en los archivos y acervos hay distintas versiones de los aparatos de inteligencia.
Estos son los apuntes de la ficha elaborada el 9 de julio de 1976:
8act. en la asamblea que efectuaron los cooperativistas del Periódico Excélsior.- dondepor mayoría de votos fue destituido este elemento (en la mayoría de las fichas y reportes de los espías, a Julio Scherer se le denomina solamente como “elemento”) como director del Periódico Excélsior.- Dicha destitución se debió a las diversas violaciones al reglamento y Bases General de la Cooperativa mencionada.- A la mita de esas asamblea este elemento se salió acompañado  de 130 trabajadores, donde dirigiéndose a otras oficinas del local del periódico aludido dio una conferencia de prensa a la Prensa Extranjera, no permitiendo el paso a la Nacional.- A las 18.20 Hrs., se retiró del local mencionado y en las calles de Paseo de la Reforma  y Morelos, abordó el automóvil placas del Edo. De México, notándose apesadumbrado y lloroso.-…
Y esta es la versión amplia (8 de julio de 1976):
“De las 11.00 a las 16.30 de hoy, en el salón de Actos de esta compañía y ante asistencia estimada en 800 de los 1300 cooperativistas, se llevó a cabo una asamblea a puerta cerrada, presidida por Jorge Castillejo, con objeto de someter a votación el que fueran destituidos Julio Scherer, Hero Rodríguez…
“Se notó división entre los trabajadores asistentes, ya que un grupo contrario a la destitución propuesta, comentaba que estaban siendo objeto de movimientos políticos porque el Gobierno trata de apoderarse de la empresa periodística, al no convenirle la inclinación de izquierda que lo caracteriza”.
(…)
“Se dijo que el grupo a fín a la destitución de Scherer García se presentó la madrugada de hoy en la rotativa y destruyó la matriz de una plana, donde se incluía una inserción de apoyo a Julio Scherer, firmada por la Plana Editorial, acordando el Consejo de Administración no publicarla y que no saliera en blanco”.
(…)
“Se tuvo conocimiento que otro grupo, a las 8.00 horas de este día, estaba dispuesto a colocar bombas molotov en la empresa, como medida de presión para obligar a renunciar a Scherer García.
“En el curso de la asamblea y por mayoría de votos, fueron destituidos Scherer García y otros”.
(…)
“A las 14.30 horas, Scherer García, acompañado de aproximadamente 130 trabajadores abandonaron el Salón de Actos (…)
“A las 17.00 horas Julio Scherer se retiró del inmueble seguido por Manuel Becerra Acosta y 40 trabajadores de los departamentos de Redacción, Fotografía, Cables, Telex y Corresponsales.
“Los 40 trabajadores que acompañaron al exterior a del edificio a Julio Scherer, se dirigieron a la esquina de Paseo de la Reforma y Morelos, donde intercambiaron sus teléfonos particulares a efecto de mantenerse en contacto y realizar una asamblea a las 11.00 horas del 21 de este mes… a las 18.20 se despidió del grupo Julio Scherer, abordando un automóvil con placas LGL-502 del Estado de México, notándose apesadumbrado y lloroso. Se identificó entre éstos al periodista Gastón García Cantú y al Ing. Manuel Pérez Rocha” (…).
Está claro que Julio Scherer fue observado y vigilado, sin embargo no se explica por qué la información que guarda estrictamente el acervo de la DFS es parcial, sin continuidad en los temas, casos que se abren pero no cierran. Como si hubiera sido armado por las manos del caos. O cómo si alguien hubiera desarmado también este rompecabezas, como ocurre con muchos otros expedientes. No hay explicaciones sencillas que nos acerquen a respuestas coherentes.
Si alguna vez Julio Scherer tuvo acceso a los cuatro expedientes que guardó la DFS (unos 250 folios entre fichas-resumen y reportes) y de los cuales se citan fragmentos en este trabajo, seguramente quedó con muchas interrogantes.
Difícil armar algo más completo solamente con los expedientes de la DFS. Lo mismo ocurre con Scherer que con García Márquez y otros personajes de esa época. Una parte importante de los registros no llegaron hasta los filtros de la DFS.
Muchos se quedaron en el camino de las oficinas y las cajas de los funcionarios de la Secretaría de Gobernación. Y eso, habitan en los otros acervos. En los de la Dirección de Investigaciones Políticas y Sociales, en las miles de cajas de la Galería 2 o los fondos presidenciales de la Galería 3. Archivos a los que solamente se accede con la única metodología que existe para estos casos: paciencia y obsesión.
En esas cajas quedó más de lo que seguramente el mismo Scherer no imaginó. Con la mayoría de los casos ocurrió así: los espiados no imaginaban hasta dónde llegaban los cables y los micrófonos. La historia de Scherer en los archivos se esparce, en pedazos, por las cajas del Archivo General de la Nación…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Tu Comentario es VALIOSO: