El Gobierno mexicano, con ayuda de las voces que lo apoyan, están construyendo un discurso para justificar la represión de manifestaciones públicas, sugiere hoy un extenso reportaje del periodista norteamericano Francisco Goldman en la prestigiada revista The New Yorker.
Goldman es un escritor con un fuerte reconocimiento en Latinoamérica y una sólida reputación en Estados Unidos. Ha escrito una serie de artículos para The New Yorker sobre el país que ha quedado después del 26 de septiembre, cuando policías de Iguala secuestraron a 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Hoy mismo, mientras Goldman publicaba su texto, distintos periódicos de la capital mexicana destacan la promesa del Presidente Enrique Peña Nieto de garantizar el libre tránsito en la Autopista del Sol, escenario de protestas de los maestros de Guerrero.
El Comisionado General de la Policía Federal, Enrique Galindo, advirtió por la mañana que intervendrá las veces que sean necesarias para cumplirle al mandatario.
“Tenemos un operativo específico para ello, las veces que sea necesarias vamos a intervenir, así lo instruyó el Presidente”, dijo a Radio Fórmula. Francisco Goldman, en la crónica sobre los días que vive el país tras la desaparición de los 43 normalistas, comenta en The New Yorker sobre las dudas que hay entorno a los grupos violentos (los llamados “anarcos”) que aparecen en cada marcha y “proveen a la policía argumentos para utilizar la violencia”. Y da varias citas sobre los riesgos de una represión contra los manifestantes, y el discurso que se viene construyendo: Cita a Beatriz Pagés Rebollar, una ex periodista y ahora funcionaria del Partido Revolucionario Institucional (PRI), cuando dice en un artículo publicado en el sitio oficial de su partido: “La cadena de protestas y actos vandálicos —perfectamente bien orquestados— replicados en varias partes del país demuestra que la desaparición y probable exterminio de los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa forma parte de una trampa estratégicamente puesta a México [...] Todos estos activistas y propagandistas del terror tienen el mismo modus operandi: utilizan un discurso provocador, engañador y fraudulento para confundir y hacerle creer a la sociedad que la desaparición y posible asesinato de los 43 jóvenes normalistas es un crimen de Estado, como si el Gobierno mexicano hubiera dado la orden de exterminarlos”.
Luego cita a Carlos Alazraki, “un privilegiado veterano del PRI y un ejecutivo de publicidad que ha trabajado en las campañas electorales de varios de los candidatos presidenciales del partido”, cuando dice, en un artículo publicado en La Razón: “Estimados comemierdas: Maldigo la hora en que se convirtieron en sindicato. Maldigo la hora en que nacieron. Son unos asesinos. Odian a México. Ya para terminar, les recuerdo que la violencia genera violencia. No se espanten si el Gobierno federal reacciona”.
Fuente.- The New Yorker


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