Hay una cosita que a los mexicanos encanta: los diminutivos. Cuando nos referimos a alguien como “chiquito” o pedimos un “vasito” de agua, ofrecemos un “tequilita” y también pedimos que hablen más “quedito” cuando se requiere de silencio. “Es un recurso muy usado en México para ser gentil o demostrar cariño”, dice a Verne Concepción Company, investigadora emérita de la UNAM y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.
Lo cierto es que los usamos para todo y en casi cualquier circunstancia. De acuerdo con un documento del académico José Ignacio Dávila Garibi publicado por el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, en México se abusa de los diminutivos. “Puede ser una disminución física real como hace la palabra mesita o sillita cuando refiere a una silla para niños, pero puede ser una disminución de la distancia comunicativa, lo que nos hace expresar mayor afecto y atenuadores”, dice Company, quien también es miembro de El Colegio Nacional.
Según el Diccionario de la Lengua Española, un diminutivo está formado de una palabra seguida de un sufijo que atenúa o disminuye lo denotado por el vocablo al que se une, o que valora afectivamente su significación. Mientras en España se hacen uso de varios sufijos como -illo, -ino o -uco, en México y en casi toda Latinoamérica lo atenuamos todo con el sufijo -ito e -ita. "Se usan más sufijos diminutivos en España, pero al mismo tiempo su uso es menor. A los mexicanos se nos conoce como abusadores de los diminutivos”, refiere Company.
Ay, chiquito: de atenuador a magnificador
Lo cierto es que no todos los diminutivos que se usan en México se usan para expresar cariño. “Cuando alguien dice ‘no seas tontita’ con un alargamiento en las sílabas, lo que está refiriendo es que es más que tonta”, dice Company. La lingüista también indica que existen mecanismos de atenuación de racismo. “Decir prietito o negrito, donde el diminutivo no acentúa sino que aumenta y lo hace despectivo, algo que también se hace mucho en México”, comenta.
Al mismo tiempo, los mexicanos hacen uso de diminutivos en zonas semánticas que no son posibles de ser disminuidas como ahicito, una expresión que se usa en el centro de México. “Decir un segundito, ya que un segundo que se trata de una unidad de tiempo que no se puede disminuir, y sin embargo, se hace mucho”, indica Company.
También, la famosa expresión ahorita, que como contamos en Verne, tiene tres relaciones de tiempo: ahora mismo, más tarde o nunca. “Los mexicanos reforzamos el ahorita con un extra y decimos ahorititita, que quiere decir ‘en este mismo instante’”, dice Company.
La herencia de las lenguas indígenas
Dávila Garibi indica que el uso de diminutivos en México tiene una fuerte herencia de lenguas indígenas, en particular del náhuatl. “Por ejemplo, el vocablo náhuatl mazatl en su significación específica de ciervo o venado, cuyo diminutivo puede tener diferentes formas, según el punto de vista desde el cual se considera dicho animal”, refiere. “A un venadito recién nacido o por lo menos de corta edad se le llama mazaconetl (cervatillo); a uno pequeño o de baja estatura se le denominaba mazatepito”, refiere.
Según Company, no se trata de un préstamo de las lenguas indígenas, sino un proceso conocido como convergencia comunicativa. “Hay atenuadores de las lenguas amerindias y, particularmente del náhuatl, porque fue la lengua franca y básica con la que tuvo que contactar la lengua española en la época de la Conquista”, indica. “Este proceso hace que se reactiven o incremente el uso de diminutivos”, explica.
¿Piecito o piececito? ¿Pancito o panecito?
Hay dos formas válidas de crear diminutivos a través del sufijo -ito. Por ejemplo, si queremos decir chiclito o chiclecito. “Se puede disminuir con el sufijo ito o añadir un interfijo con un apoyo consonántico: piecito o piececito, ambos son correctos. Sin embargo, el uso de este interfijo o ayuda de consonantes intermedias no es tan común en México como en otros países hispanohablantes de Latinoamérica.
“Si queremos disminuir un pan, es más común que en México se diga pancito, usando directamente el sufijo, mientras que en Argentina o Uruguay prefieren hacer uso del interfijo y decir panecito”, concluye Company.
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