Aunque las restricciones impuestas por la pandemia han reducido el movimiento de ciertas drogas, la demanda para otras ha aumentado. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos ha encontrado significativamente menos cocaína. Pero las incautaciones de heroína y fentanilo —un opioide sintético— se han mantenido estables y las incautaciones de metanfetamina han aumentado, lo que coincide con un aumento en las muertes por sobredosis en varias ciudades de los Estados Unidos.
Los profesionales de la salud afirman que el estrés, la soledad y las dificultades económicas han exacerbado el consumo de drogas. “Las órdenes de quedarse en casa han orillado al aislamiento a las personas que luchan por mantenerse sobrias y han disminuido el acceso al tratamiento y las oportunidades de distraerse de las adicciones”, escribieron Marcelina Jasmine Silva y Zakary Kelly en el American Journal of Managed Care.
Se estima que los estadounidenses gastaron 150 mil millones de dólares en drogas ilegales en 2016 y un río de armas no deja de fluir desde Estados Unidos. Entre 2007 y 2018, más de 150 mil armas de fuego confiscadas a criminales en México fueron rastreadas hasta armerías y fábricas estadounidenses.
Los cárteles causan un inmenso sufrimiento en todo el país y han dejado a su paso fosas comunes y personas desaparecidas, pero se presentan como padrinos benévolos que pavimentan calles y construyen iglesias. Ahora están repartiendo despensas de alimentos y suministros, con etiquetas como “Cártel del Golfo”, a los mexicanos más pobres que luchan por sobrevivir a la crisis económica causada por la pandemia.
Con información de:Ioan Grillo/NEW YORK TIMES
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