Detrás de Joaquín Guzmán
ha estado, por muchos años, una mujer que le cocina, que los marinos
identificaron justamente así: “la cocinera”. Ella estaba en la casa de Los
Mochis haciendo su trabajo. Entre balazos fue detenida y hoy está presa en un
penal de alta seguridad.
¿Colaboró con “El Chapo”
en el trasiego de droga? Seguramente que no. ¿Obedeció sus órdenes para
asesinar a alguno de sus enemigos? No existe evidencia en ese sentido.
Sin embargo, está presa y
sujeta a juicio.
¿Qué la diferencia de
Kate del Castillo?
Porque fue cuestión de
suerte que la actriz no hubiese estado junto al criminal en el momento de su
captura. Y si así hubiese sido, también pudo haber muerto como los sicarios que
lo acompañaban. ¿Portar o no portar un arma es la diferencia?
Tanto la cocinera como la
actriz recibían instrucciones y, seguramente, dinero a cambio de sus servicios.
La señorita del Castillo fue traductora y productora de una entrevista, esos
son servicios tan profesionales como los de preparar alimentos. Ambas bajo las
peticiones de “El Chapo”.
Existe constancia de que
el señor Joaquín Guzmán exigió aprobar los videos y la entrevista. Y que la
señorita del Castillo obedeció las instrucciones de su cliente.
Tanto la cocinera como la
actriz, para trabajar para el mismo patrón, tuvieron que esconderse de las
autoridades, utilizar teléfonos celulares especiales, comunicarse por medio de
otras personas, y padecer iguales miedos por encontrarse en medio de una
batalla, como finalmente le sucedió a la cocinera.
Quiero creer que ninguna
de las dos eran sus amantes, que por el contrario eran sus empleadas.
¿Cuál es el rasero para
juzgarlas de forma diferente?
Cuando la actriz del
Castillo escribió, con faltas de ortografía por cierto, su famosa carta de
elogios desmedidos a Joaquín Guzmán Loera olvidó, o le convino ignorar cuántos
asesinatos había ordenado. Pequeño detalle.
Cada uno es responsable
de elegir patrones y amistades. Lo que no parece justo es que relacionarse,
trabajar para un criminal que seguramente le pagó en efectivo sin factura de
por medio, no tenga un costo penal. Que pueda hacerse con la mayor impunidad si
se cuenta con fama pública.
Llevar a Sean Penn para
entrevistar a “El Chapo” implica, necesariamente, un largo trabajo de organización
siempre al margen de la ley, ocultándose (ya se vio que sin eficiencia) de la
autoridad para reunirse con un fugitivo. Aceptar las condiciones de éste sobre
el contenido del material, que aparece bajo el logotipo de exclusividad de Kate
del Castillo, infiere una subordinación. Las reuniones con el abogado, algunas
de madrugada en estacionamientos, definen un total conocimiento de los riesgos.
No es admisible que
después de ello la actriz no deba, siquiera, presentarse a declarar ya que la
procuradora ha citado a su abogado.
Nada de esto, lo de la
película, lo de los celulares, lo de los videos, lo de las reuniones secretas
con el abogado, lo de servir de chaperona y acompañante de Sean Penn tiene
relación alguna con el trabajo periodístico, con la libertad de expresión. Son
trabajos encargados por un criminal, como a su cocinera.
Habrá mucho que escribir
sobre el resultado de la entrevista, ésta sí publicada como tal, que realizó un
actor y activista que ha publicado otras antes. Tal vez debió hacer otras
preguntas, puede criticarse el haber cruzado una línea muy tenue entre lo
correcto y lo de interés público, pero no hay ningún indicio de que haya
existido una relación de trabajo y/o subordinación con el criminal.
La conducta del actor,
por lo tanto, debe entrar en un ámbito muy distinto de aquella de Kate del
Castillo. Ella, como la cocinera, estaba bajo las órdenes de “El Chapo”,
formaban parte de sus empleados.
Si la autoridad decide
ignorar esta realidad debe, de inmediato, liberar a la cocinera que solamente
estaba enterada de huevos, chiles, tomates y machaca…
Fuente.-Isabel Arvide
@isabelarvide
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: