Quien le diga al presidente Peña que millones de mexicanos enloquecemos por conocer los vericuetos de la presunta recaptura del criminal apodado El Chapo le miente. Como tampoco hay desgarraduras de vestiduras sociales por volver a escuchar si orinó o no en su celda, antes de escaparse.
Lo cierto es que el agravio, imperdonable lo había calificado con antelación el Primer Mandatario, es que haya escapado. Lo que nos irrita profundamente es que haya podido corromper a todos los funcionarios de la cárcel de alta seguridad sin que sus jefes hayan querido enterarse.
Y si a esas vamos lo que nos enoja profundamente es que nos quieran ver la cara de estúpidos contando verdades a medias, magnificando en medios de comunicación mentiras también a medias.
Lo que nos enfurece en verdad es que haya salido un funcionario público de alto nivel, Rubido, para refregarnos en la cara un video que no era el verdadero, sin sonido, cuando existía otro que demuestra inequívocamente que se oían los golpes provenientes del túnel.
El comisionado de Seguridad, función que tiene en los hechos rango de secretario, que sustituyó a Rubido afirma, con razón jurídica que debe investigarse la filtración del vídeo auténtico, con sonido de orina y todo. Tiene razón Renato Sales, pero el primer responsable de filtraciones fuera de lo que marca la legislación fue Monte Alejandro Rubido. Fue la Secretaría de Gobernación quien permitió que una conductora de Televisa, con cámaras, entrase a una prisión de alta seguridad que legalmente no debe ser mostrada al público. La danza de los vídeos la iniciaron ellos.
La secrecía de las investigaciones debe ser respetada, comenzando por el mismo Gobierno.
Otro tanto estamos viviendo en el tema de la presunta, famosa y por lo visto imposible recaptura del señor “don Chapo”. No es un misterio que los señores de la Marina-Armada de México están muy enojados por su escape y decididos a encontrarlo a cómo sea. Con ayuda de sus cuates gringos que confían ciegamente en ellos.
Por eso han andado del tingo al tango, con el mayor despliegue de fuerza, y obligando a que poblaciones enteras deban abandonar sus casas ante el temor, justificado, de su presencia. Este fin de semana se habló de una posible captura de “don Chapo” cerca de Durango…
Se anunció que ya merito, que ya casi estaban capturándolo… bueno, es una manera de decirlo, porque una vez más fue una cadena informativa norteamericana quien dio la noticia, obligando a que el Gobierno, una vez más errase en sus comunicación social. No solamente por el desfase de tiempos sino por las mentiras o verdades a medias.
¿Si hubo un enfrentamiento a balazos, cómo hirieron a “don Chapo” en la cara y en una pierna pero después pudo huir? Si, por el contrario, no hubo balazos como dice una de las muchas versiones oficiales, cómo supieron que está herido
El sospechosismo de la sociedad mexicana, dispuesta a desconfiar a priori del Gobierno, se alimenta de esto. Y son millones quienes creen que es una puesta en escena, como aquella de la secuestradora francesa a la que después tuvieron que poner en libertad.
¿Nos importa “don Chapo” y su destino? Yo, honestamente, creo que no. Que lo que nos interesa inmensamente es la corrupción consentida que nos mostró su huida, la incapacidad del Gobierno federal para mantenerlo en prisión, sea por complicidad o por omisión. Y la impunidad, agregado que no es menor, que siguen teniendo los jefes de quienes están en prisión por esa fuga.
Que, además, habría que ver si la PGR no les hizo un expediente a modo como a los soldados de Tlatlaya que el juez puso en libertad por falta de pruebas.
No queremos ver dentro de algunos meses “documentales” a modo sobre la verdad verdadera de la fuga de “don Chapo”, ni enterarnos que fue fusilado para que no volviese a huir, ni tampoco que nos digan que lo mataron pero se ve totalmente distinto porque tenía la cara desfigurada por una herida
Lo que queremos de éste gobierno, por eso dimos la bienvenida a Renato Sales, es honestidad. Apego a las leyes, una comunicación sería y verídica, sin teatros ni exclusivas montadas sobre las rodillas, queremos que nuestras autoridades se comporten exactamente como eso: como autoridad.
Y que al hacerlo nos obliguen a respetarlos, algo que no puede darse frente a los desastres continuados e intencionales de estos días.
Fuente.-
Isabel Arvide
@isabelarvide
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