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jueves, 6 de noviembre de 2014

Se TAMBALEA la RED de COMPLICIDAD mas grande de MEXICO ?


El ejército, políticos de todos los niveles, policías federal, estatales y municipales y empresarios son piezas fundamentales del contrato social que conocemos como Estado.

MEXICO,D.F 06/NOV/2014 Los recientes acontecimientos en Iguala, sin olvidar otros tantos más (Chilpancingo, Tixtla, Tlatlaya), son la más reciente expresión de una enorme red de complicidad criminal que tiene entre sus filas al ejército, políticos de todos los niveles, policías federal, estatales y municipales, narcocampesinos, narcotraficantes y empresarios de diversos ramos.
Esta red opera en Tamaulipas,Michoacán, Guerrero, Morelos, el Estado de México y el Distrito Federal. En particular en las zonas de Tierra Caliente en Michoacán, Guerrero y el Estado de México, la Costa Grande, Acapulco, Centro y Norte de Guerrero y el corredor Morelos - Estado de México - Distrito Federal.
La red forma, en los hechos, un pacto cuyo interés principal es mantener controlada a la población, en particular a "las guerrillas" y cuidar el libre tránsito de personas y mercancías, para evitar que las actividades que generan la mayor derrama económica para la región, el turismo y el narcotráfico, se vean afectadas o interrumpidas. 
Todos los actores en esta red comparten, al menos, uno de esos intereses con los demás y su influencia es proporcional al papel que desempeñan en la propia red.
En este pacto, el papel de los gobernantes y otros políticos y de las policías, es el de vigilar, controlar y reprimir cualquier tipo de acción que vaya en contra de estos intereses. 
Por su parte, el papel de los narcocampesinos, narcotraficantes y otros empresarios es el de financiar, a través de sus propios medios, la operación del músculo represor de esta red. Son ellos a quienes les interesa más que la región "esté en paz" y, es por eso, que se sienten sumamente amenazados ante cualquier disidencia. 
De una forma irónica, esta red busca conservar un status quo del que muchos somos o hemos sido beneficiarios. Desde el consumidor casual de marihuana, hasta el turista común y corriente de Acapulco, pasando por la comerciante de medio-mayoreo de plata de Taxco en el D.F o, exagerando, el entusiasta del pozole verde.
Desafortunadamente, los normalistas de Ayotzinapa y sus acciones, históricamente, han sido considerados como un gran riesgo para los pactantes. La gente de Tlatlaya, seguramente, le estorbaba a algún gran interés de la región y ahí tenemos las consecuencias.
Lo peligroso es que esta red, lo hemos comprobado, está dispuesta a hacer lo que sea para conservarse. Caiga quien caiga, cueste lo que cueste. He ahí lo más preocupante.
También, si nos ponemos a pensar, el ejército, políticos de todos los niveles, policías federal, estatales y municipales y empresarios son piezas fundamentales del contrato social que conocemos como Estado. Si le sumamos al Estado a los narcocampesinos y narcotraficantes, ¿cuál es el resultado?
Y a nosotros sólo nos queda preguntarnos si realmente se está tambaleando esta red y si sí, ¿se caerá? Si se cae, ¿tendrá un efecto dominó con las demás? ¿Un efecto cucaracha? O, si no se cae: las muertes, las marchas ¿fueron en balde? 

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