- El anuncio con bombo y platillo, así como el despliegue mediático con el que el gobierno federal dio a conocer la detención del ex alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y de su esposa, María de los Ángeles Pineda -quienes fueron identificados por las autoridades como los principales responsables de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa- se convirtió en un fracaso rotundo.
Mexico,D.F 07/Nov/2014 La negativa de Abarca de declarar y la decisión fulminante de la Procuraduría General de la República (PGR) de remitirlo al penal de máxima
seguridad del Altiplano, antes de cumplir siquiera 48 horas de estar a
disposición del ministerio público federal, revela la falta de capacidad de la
PGR para avanzar en las pesquisas para localizar a los jóvenes estudiantes y
desnudó la errática actuación de las autoridades federales en este lamentable
asunto.
Con este fracaso, la PGR y las fuerzas federales encargadas de la
búsqueda de los normalistas se quedaron con las manos vacías y los que es peor,
la esperanza de los familiares y de la sociedad de que aparezcan con vida los
muchachos languidece día a día.
Además, las imágenes sobre la detención del matrimonio en lugar de
fortalecer la actuación de las autoridades, generan dudas sobre la veracidad de
los hechos.
Es una vergüenza que los policías federales que participaron en el
operativo -a juzgar por los videos difundidos por las propias autoridades-
incurran en tantas violaciones a los protocolos de preservación de la escena
del crimen.
No es posible que los policías federales grabaran imágenes en sus
teléfonos celulares y en cámaras improvisadas, ¿quién era el encargado de
preservar el lugar para que se hicieran todos los análisis y peritajes
necesarios?
También fue un acto de irresponsabilidad que los policías
federales abandonaran el lugar y que horas después los medios de información
tuvieran la libertad de grabar imágenes, sin ningún control.
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