- La tragedia de Guerrero,que aun mantiene en vilo a los familiares de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y a la sociedad en su conjunto tras la serie de recientes hechos violentos es algo que se pudo evitar.
Mexico,D.F 15/Oct/2014 Incluso, que su Gobernador un Ángel Aguirre ya muy quemado Mmucho antes de los hechos de Iguala pudiera terminar su sexenio con un poco de decoro, y no como está ahora: en el descrédito total e inmerso en un desesperado intento por mostrar que él no es corresponsable de esta vergüenza que ha enlutado al país y lo ha puesto en la mira mundial como ejemplo de la corrupción, la impunidad y la violación a los derechos humanos que provienen, para colmo, de los propios gobiernos.
La gran lección que deja esta tragedia es que un Alcalde o un funcionario público cualquiera, así sea el menor, se le puede ir de las manos al Gobernador en turno simplemente porque aplicar la ley parece un dolor que nadie quiere en su cabeza. Es mejor dejar hacer y dejar pasar… y es mejor aún si de ese accionar se saca una tajada de prebendas.
Pero quién dice que algo similar no esté pasando ahora mismo, o vaya a pasar en menos de que canta el gallo, en Tamaulipas ,el Estado de México, Chihuahua, Michoacán, Sinaloa, Jalisco y Baja California, considerados –junto con el propio Guerrero– como los ocho estados más violentos del país. ¿Quién puede decir que los gobernadores de esas entidades –y de muchas otras por desgracia– tienen el control de sus territorios, cuando el crimen organizado lo mismo trafica drogas que asesina, lo mismo secuestra que extorsiona, lo mismo explota sexualmente a mujeres y menores de edad, lo mismo gobierna que legisla?
Tras lo ocurrido en Iguala, y con la imagen de Ángel Aguirre Rivero por delante, muchos gobernadores deberían poner sus barbas a remojar. Porque lo de Guerrero no es un casó único ni exclusivo. Porque si de investigar se trata, las denuncias y los fundamentos sobran.
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