- “Debutaron” principios de agosto del 2003 en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Venían de Guatemala, vía Chiapas y se dirigían a Monterrey. De la capital regia viajarían en transporte especial a la frontera. Era un pelotón de ex soldados de fuerzas especiales del país vecinos que llegaron a México comandados por Salvador Rodríguez López, un oficial desertor de los kaibiles, quien había solicitado trabajo a uno de los militares que “trabajaba” para la Federación de Sinaloa.
Mexico D.F 07/Oct/2014 Aquel equipo venía pagado por Héctor Beltrán Leyva, y era el refuerzo para el grupo de pistoleros apodados “Los Negros”, quienes preparaban el asalto a la ciudad que en ese entonces estaba ya controlada por el cartel del Golfo y su mini ejército de militares desertores conocidos como Zetas.
Héctor había acordado semanas atrás con su hermano Arturo, enviar a los kaibiles para que el grupo que comandaba Edgar Valdez Villarreal, “la Barbie”, lanzaran una ofensiva por Nuevo Laredo. Era un decisión que se había tomado en una reunión de los líderes de la entonces llamada “Federación”, donde Juan José Esparragoza Moreno, Joaquín Guzmán, Ismael Zambada e Ignacio Coronel Villarreal habían acordado que fuera Arturo Beltrán Leyva el encargado de la “toma” de la ciudad.
Arturo en Cuernavaca, Héctor en Monterrey y Alfredo, el tercero de los hermanos Beltrán Leyva, en Culiacán, operarían el asalto propuesto en aquella reunión de la “Federación”, realizada en una residencia del primero en la capital morelense.
Francisco Tornez Castro, un militar de tropa que trabajó para el fallecido general Mario Arturo Acosta Chaparro y a quien se le adjudica una "intentona" de Felipe Calderon por "arreglar" al Narco, el narcotraficante Edgar Valdez Villareal, alias “La Barbie” en su momento abundo sobre la complicidad del gobierno en sus actividades criminales, y exhibieron a Felipe Calderón Hinojosa en su despedida de la Presidencia de la República.
Y fue el propio Tornez Castro,este subordinado del Gral.Mario Arturo Acosta Chaparro él quie contactó en Chiapas a Rodríguez López, poco después de que Héctor Beltrán le ordenara reclutar militares con entrenamiento especial. En aquel encuentro el militar guatemalteco le dijo a Tornez que había otros ex integrantes de los kaibiles que estaban interesados en venir al país para sumarse al grupo.
Durante su sexenio, recordemos, Calderón Hinojosa fue claro y determinante en decir que no iba a pactar con los criminales para detener la ola de violencia, a cambio de dejarlos actuar en el país. Incluso, censuró que hubiera en el tricolor quienes pensaran en una conciliación con ellos.
“Hay muchos en el PRI que piensan que los arreglos del pasado (con el crimen organizado) podrían funcionar ahora. Yo no veo cómo pueda lograrse un arreglo, pero es una mentalidad que muchos de ellos tienen. Si esa opinión prevalece esto me preocuparía”, expresó al The New York Times.
“La Barbie”, en una carta que se difundió en México y en el extranjero, aseguro que el presidente de México sí buscó pactar con los grupos de la delincuencia organizada.
“… se realizaron diversas juntas a través del general Mario Arturo Acosta Chaparro, quien se reunió por órdenes del Presidente y Juan Camilo Mouriño (exsecretario de Gobernación), con dos de los jefes de la familia michoacana. Posteriormente, el general se entrevistó en Matamoros con Heriberto Lazcano y Miguel Ángel Treviño el Z-40. Tiempo después, Acosta Chaparro y Mouriño se entrevistaron con Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, y también se entrevistó con El Chapo Guzmán, líder del cártel de Sinaloa.
“Calderón quería el acuerdo con todos los cárteles: cártel de Los Zetas, cártel del Golfo, conmigo, cártel de Juárez, con Vicente, Mayo y Chapo (Cártel de Sinaloa), situación por la cual, al no haber respuesta de mi parte y no querer tener nexos con ninguna de las organizaciones criminales, se instauró en mi contra una persecución aguda, al grado de haberme cateado varios domicilios sin una orden legal para ello y de los cuales me robaron dinero, alhajas, automóviles, así como diversas pertenencias”.
Tornez Castro contrató a 22 kaibiles para la organización de los cuales 17 fueron enviados a Tamaulipas. Recordaba que fue suya la idea de diseminar propaganda contra los Zetas donde la extrema violencia y el uso de la red de Internet fueran la tónica. Se trataba de que quedara un precedente en la incursión de fuerzas militares especializadas como pistoleros al servicio de los hermanos Beltrán Leyva.
Héctor Beltrán Leyva desde Monterrey dirigió la operación logística, recordaba Tornez, y su hermano Arturo era el encargado de enviar recursos vía “la Barbie” para que el grupo de los “Negros”, con apoyo de los kaibiles, realizaran aquel asalto a la ciudad fronteriza.
Entre los años 2003 y 2004 Nuevo Laredo vivió una de sus primeras temporadas violentas. Los choques armados y los asesinatos sumarios se extendieron aotras ciudades como Sabinas Hidalgo, ciudad Anáhuac y Miguel Alemán. Aquella quedaría como una incursión frustrada pues hubo resistencias y no se pudo concretar la toma de "Nuevo Laredo" por lo que poco después trasladó su escenario de confrontación armada a Acapulco, Guerrero, y Lázaro Cárdenas, Michoacán, dos de los puertos donde Héctor Beltrán tenía el control.
En enero del 2008, cuando un grupo de fuerzas especiales del ejército detuvo en Culiacán a Alfredo Beltrán Leyva “el Mochomo”, el menor de los hermanos, comenzó la mayor guerra que los clanes sinaloenses hayan tenido. Primos, cuñados, sobrinos y concuños, comenzaron a pelear. Nadie sabía quién contra quien, solo que Arturo Beltrán Leyva les había pedido lealtad a varios de ellos. La disputa entre los Beltrán y el grupo del Mayo Zambada y el Chapo Guzmán, detonó una escalada violenta que nunca se había visto, por la dimensión, en territorio sinaloense.
En diciembre del 2009 después de que la marina abatiera a tiros en un condominio de Cuernavaca a Arturo Beltrán, el control de la organización recayó en Héctor, considerado el más sanguinario y el rostro empresarial de la organización. De tiempo atrás se sabía que tras dejar Monterrey, Beltrán Leyva se instaló en Querétaro, donde convirtió esa zona del país en su centro de operaciones.
El control regional
Su residencia en el centro del país le permitió a Héctor Beltrán delegar las operaciones en las regiones donde su organización seguía con el control. En Guerrero las huestes de su hermano se dividieron en 2011, surgieron grupos criminales como los Rojos, Cartel Independiente de Acapulco y Guerreros Unidos. En Jalisco formó alianza con el Cartel de Jalisco Nueva Generación y en Michoacán con un sector de los Templarios, de acuerdo a reportes publicados en aquel año por la Policía Federal. Además convirtió a Fausto Isidro Meza “el Chapo Isidro”, en el principal adversario del clan Zambada y Guzmán en el norte de Sinaloa.
En Sonora hizo un pacto con Sagid Quintero Navidad, quien se había distanciado del Mayo Zambada, con lo que el control del paso de droga por Nogales quedó dentro de su área de operaciones. Quintero Navidad y el Chapo Isidro estaban considerados como dos de sus operadores más fuertes que podrían ampliar la organización al sur de la península de Baja California, y tomar el control de la frontera de Sonora con Arizona. Esta hipótesis de las agencias de seguridad estadounidenses, quedó como posibilidad tras la captura el pasado miércoles 1 de octubre de Beltrán Leyva en San Miguel de Allende, Guanajuato.
Héctor Beltrán Leyva se le conocía su roce con hombres de negocios en la ciudad de México, Cuernavaca y Acapulco, donde llegó a establecer una de las zonas de mayor presencia de su organización. Reportes de inteligencia del gobierno federal lo ubicaban hasta 2013 con una residencia fija en Querétaro, y con desplazamientos intermitentes a haciendas que utilizaba en Juriquilla, San Juan del Río y Guanajuato.
Su detención se dio en San Miguel de Allende, mientras comía con Germán Goyeneche Ortega, un militante del Partido Verde Ecologista, cercano a la dirigencia de la organización política, y quien fue señalado como el operador financiero de Beltrán Leyva a través de varios negocios en bienes raíces, clubes hípicos y empresas.
La PGR informó el día después de su captura que el hombre que quedó con el control de la organización era Francisco Hernández García, por quien la dependencia ofrece una recompensa de 15 millones de pesos por información que lleve a su captura.
Con la detención del “H”, como se le conoce a Héctor Beltrán Leyva, quedaron neutralizados siete de los ocho integrantes de la cúpula de la organización, donde la posibilidad que se debilité más se cierne como algo muy probable ante las divisiones territoriales con las que manejó su organización.
Hernández García, a quien apodan “el Panchillo” o “el 2000”, está considerado el principal operador del grupo en el trasiego de droga hacia los Estados Unidos. Se sabe que su gente opera en zonas donde tiene el control en los estados de Chihuahua, San Luis Potosí, Coahuila y Sonora.
Una de las tareas que le delegó Héctor Beltrán a “el Panchillo” fue establecer alianzas con grupos contrarios al cartel de Sinaloa, para intentar mantener controles regionales y hacer frente a las huestes del Mayo Zambada y del Chapo Guzmán en su estrategia de controlas las principales ciudades en dirección a la frontera, como Torreón, Chihuahua y Saltillo.
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