“Lo que pasó en Sinaloa debería celebrarse”. Así respondió el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, a la última ola de cuestionamientos del Gobierno de Claudia Sheinbaum y la Fiscalía de Alejandro Gertz Manero por la falta de información sobre la captura de Ismael El Mayo Zambada.
En una conferencia de prensa ayer martes, Salazar presentó una cronología de las comunicaciones al más alto nivel entre ambos Gobiernos desde el arresto del capo, tras aterrizar cerca de la ciudad fronteriza de El Paso el pasado 25 de julio, pero dejó en el aire las interrogantes que planteó Gertz horas antes en La Mañanera sobre la identidad del piloto del avión, por qué no se le detuvo y por qué se permitió la llegada de una avioneta “clonada” a territorio estadounidense. México y Washington han vuelto a chocar por las versiones encontradas para explicar la caída del cofundador y jefe de jefes del Cartel de Sinaloa.
“Estados Unidos nos ha informado una parte, pero falta otra que es fundamental”, declaró Gertz, en su primera aparición pública en meses. A tres meses de la detención, las autoridades mexicanas dan por hecho que El Mayo fue traicionado y entregado por Joaquín Guzmán López El Güero, su ahijado e hijo del Chapo, a quien señalan como el principal sospechoso. “El secuestro está probado”, aseguró el titular de la Fiscalía General de la República (FGR). Las piezas que faltan en el rompecabezas son los detalles sobre la llegada del avión a Estados Unidos y lo que sabían sus contrapartes estadounidenses sobre la intención de Guzmán López de entregarse y traicionar a Zambada.
Salazar respondió con la presentación de por los menos cinco cartas que enviaron altos cargos estadounidenses a sus homólogos mexicanos sobre las investigaciones.
El embajador dijo que la comunicación comenzó desde el día de la detención, con un mensaje del fiscal Merrick Garland a Gertz, y siguió con un intercambio de llamadas entre él y el fiscal dos días después. Una semana después del arresto, el número dos del FBI se reunió con el jefe de la FGR para discutir los detalles del caso, según esta versión. Hubo otra misiva el 16 de agosto entre ambos fiscales. “Los narcotraficantes de alto nivel, por lo general, no se entregan al menos que sientan la presión para hacerlo”, leyó Salazar. “Sus esfuerzos para capturar y extraditar a Ovidio Guzmán y Néstor Isidro Pérez Salas [hijo del Chapo y jefe de seguridad de Los Chapitos] ha mantenido la presión sobre los líderes del cartel”, escribió Garland para felicitar a las autoridades mexicanas. “La entrega de Joaquín Guzmán López es una victoria para ambos países”, remató.
El mensaje que mandó Salazar es que el foco tiene que estar en esta “victoria” y no en los reproches por la información que no ha salido a la luz. “Los hechos fueron el resultado del conflicto entre los grupos criminales y la inmensa presión que las autoridades mexicanas con el apoyo de Estados Unidos han ejercido sobre las figuras de los carteles en los últimos años”, escribió Anthony Blinken, secretario de Estado, a la entonces canciller, Alicia Bárcena, en una carta enviada el 19 de agosto, que el embajador leyó para enfatizar su punto.
Sin embargo, las dudas sobre la credibilidad de las explicaciones de Washington prevalecen. En esa carta, Blinken insiste a Bárcena que Estados Unidos no llevó a cabo un operativo en territorio mexicano para capturar a Zambada y que el piloto no era un “empleado, contratista ni ciudadano estadounidense”, refirió Salazar.
Esa fue la versión oficial que la Casa Blanca ofreció el 10 de agosto, un día antes de que El Mayo publicara una carta acusando que fue traicionado por sus antiguos socios, la principal línea de investigación de las autoridades mexicanas. Ante la insistencia de los reporteros sobre por qué no se ha dicho quién es el piloto y por qué no fue detenido, el embajador se mostró visiblemente molesto. “No era nuestro avión ni nuestro piloto”, zanjó Salazar. “No se puede decir más claro”.
Durante la conferencia, el embajador calificó a Sheinbaum como “una campeona de la relación bilateral”, aunque también dio muestras de desgaste por las tensiones de las últimas semanas. “Decir que no hay problema y que si hay problema, [la culpa] es de otro no está bien”, afirmó Salazar sobre las declaraciones de la presidenta sobre la responsabilidad que tiene Estados Unidos por la ola de violencia y la guerra de carteles que azota a Sinaloa tras la captura.
“Nosotros respetamos y esperamos respeto” y “respeto con respeto se paga” fueron otras frases que dejó el embajador.
Pese a las fricciones diplomáticas y en la antesala de las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre, el representante de Washington dejó claro que su país no va a quitar el dedo del renglón en el combate al narcotráfico y otros temas espinosos como la migración. “Sin seguridad no hay prosperidad”, zanjó.
Con informacion: ELIAS CAMHAJI/DIARIO ESPAÑOL/
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