Dos expresidentes mexicanos, Ernesto Zedillo (1994-2000) y Felipe Calderón (2006-2012), han lanzado críticas al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador y han advertido en su Administración señales de una regresión de la institucionalidad democrática.
Los exmandatarios, el primero del PRI y el segundo del PAN, han participado en dos foros por separado, en los que ambos coincidieron en la retahíla de cuestionamientos que lanzaron al Gobierno obradorista. Zedillo, el último presidente de la era hegemónica del PRI, a finales del siglo pasado, ha criticado el manejo de la economía y ha cuestionado la confrontación de López Obrador con el Poder Judicial.
Calderón, el segundo y último presidente del PAN en la era de la alternancia democrática, a principios de los 2000, ha acusado al mandatario de usar con fines electorales los programas sociales y de tolerar la corrupción de las autoridades por parte del crimen organizado. Ambos expresidentes están retirados de la política nacional y viven fuera de México, Zedillo en Estados Unidos y Calderón en España, y fue desde foros en el extranjero que hicieron sus reflexiones sobre el país.
“México está en peligro y es una democracia a punto de caer”, ha sostenido Calderón este jueves en un conversatorio en República Dominicana junto con expresidentes latinoamericanos, entre ellos el chileno Sebastián Piñera, a quien le dijo “muy admirado y buen amigo”. En su participación, el exmandatario panista, un abierto adversario de López Obrador (en 2006 contendieron en las elecciones presidenciales), ha señalado que México es el país de la región que “más ha retrocedido” en sus índices de libertad democrática, “porque sus instituciones están bajo ataque constante del presidente de la República”, ha afirmado.
Calderón ha acusado que López Obrador ha favorecido con dinero público la candidatura presidencial de Claudia Sheinbaum, la abanderada de Morena, el partido oficialista. “Desde el Estado se ha construido, ilegalmente y contra la Constitución y la ley, una maquinaria electoral que usa recursos públicos, que usa empleados públicos, para construir y apoyar descaradamente, con dinero público, a la candidata oficial al próximo Gobierno de México”, ha asegurado.
El político panista ha añadido que en la actual Administración “se han saqueado” los fideicomisos y fondos públicos para prevenir y tratar enfermedades; se desmanteló el Seguro Popular y “se comió” el Fondo de Desastres Naturales (Fonden). Esta última es una crítica constante de la oposición al Gobierno de López Obrador, que desapareció ese fondo y reasignó los recursos en otras partidas presupuestales para la atención de desastres, como el más reciente ocurrido en Acapulco, puerto turístico devastado por el huracán Otis
El expresidente luego entró al tema de la seguridad pública, una materia que genera polémica. Calderón fue el artífice de la guerra contra el narco, una estrategia de seguridad de combate frontal al crimen organizado con el Ejército en las calles. En México hay un consenso en amplios sectores de que esa política marcó el inicio de los años más cruentos, que ha dejado decenas de miles de muertes y de desapariciones. Uno de los hombres fuertes de Calderón en esa materia, su secretario de Seguridad, Genaro García Luna, fue declarado culpable este año en EE UU por vínculos con narcotráfico. Tras el juicio, el expresidente se marchó a vivir a España.
“Sí hay un enemigo peor que el narcotráfico, y es el narcotráfico aliado con el populismo, que es lo que estamos teniendo en América Latina”, ha sostenido Calderón. “La captura del Estado desde el narcotráfico y el crimen organizado. Primero rutas, cuando hay solo exportación de droga; luego territorios, cuando hay además narcomenudeo o consumo local, y tercero, captura del Estado”. El panista ha expuesto que la captura se da cuando el crimen organizado domina diversas actividades ilegales, más allá del narcotráfico. “Las víctimas, generalmente, o no denuncian, o no tienen a quién [acudir a] denunciar. En la droga misma, la víctima es la que más incentiva el delito, por eso no lo denuncia”, ha explicado. Calderón ha agregado que otra dimensión se da cuando el crimen infiltra las instituciones y corrompe a los funcionarios. “Esa es la verdadera amenaza, más que la droga misma”, ha resumido.
Por su parte, el expresidente Zedillo, profesor en la Universidad de Yale desde 2002, ha afirmado que en la Administración de López Obrador se ha atentado contra la independencia de los jueces, en el marco de las tensiones recientes entre el mandatario mexicano y la Suprema Corte por los fideicomisos del Poder Judicial. “El Estado debe tener los medios para aplicar la ley, pero no los tiene, tenemos un sistema débil. Debe haber una reforma en la que México debe enfocarse, para asegurarse de que todos cumplan la ley, y se debe invertir en eso”, ha dicho el político priista. “[Pero] lo que estamos viendo en México es la idea de que al Poder Judicial se le deben quitar dos cosas que son muy importantes: independencia y recursos para hacer su trabajo. Y yo creo que eso es un golpe directo a la democracia en México”, ha asegurado.
Zedillo hizo esta reflexión en un conversatorio en la Universidad de Chicago el pasado 20 de octubre, y cuya grabación fue subida a internet hace una semana. El expresidente fue cuestionado por la moderadora, la politóloga Viri Ríos, sobre la paradoja de que durante su sexenio aumentó la tasa del IVA del 10% al 15%, pero no mejoró sustancialmente la recaudación de impuestos. Zedillo se refirió al problema del trabajo informal, y Ríos le mencionó que la mayor evasión y elusión de impuestos no se da en el sector de los trabajadores, sino en el de los más ricos. Fue cuando el exmandatario habló de la aplicación de ley, y refirió, para explicar los bajos niveles de recaudación en su Gobierno, que en esa época cayó el precio mundial del petróleo, un recurso del que México ha dependido financieramente durante décadas.
El político priista fue cuestionado sobre qué espera del próximo presidente o presidenta de México, tras las elecciones de junio de 2024. Zedillo ha dicho que quiere que gobierne alguien que, entre otras cosas, no le eche la culpa de sus errores a factores externos. “Primero, me gustaría ver a alguien que escuche a la gente y reconozco cuán complejos son los problemas; también, a alguien que no explote las necesidades, creando discursos demagógicos, prometiendo cosas que no se cumplirán; que no divida a nuestras sociedades; que impulse las reformas que nuestros países necesitan en Latinoamérica; que asuma completa responsabilidad, porque es muy fácil culpar siempre a otros [...]. En pocas palabras, me gustaría ver un presidente que no sea electo mintiéndole a la gente y culpando a otros de sus propios errores”, ha dicho.
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