La aparición de narcotraficantes como Jesús Reynaldo Zambada García, el Rey, y Dámaso López Serrano el Minilic, dando entrevistas a locutores y periodistas, muestran cómo verdaderamente funciona el sistema de justicia estadounidense, pues de estar entre los más buscados, hoy ambos narcotraficantes trabajan y caminan libres por las calles de Estados Unidos, bajo la etiqueta de estar en libertad condicional.
Luis Astorga, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró que para Estados Unidos existen casos más importantes, emblemáticos y mediáticos, que los casos de Zambada García y el Minilic, que no representaban los trofeos que otros narcotraficantes son para ese país.
“Algunos de esos casos nunca serán liberados, otros sí, si es que después de muchos años su información que dieron fue rentable; y los menos sin duda saldrán en poco tiempo, claro, siempre y cuando sus testimonios sean sólidos para hundir a narcotraficantes que sin duda serán los trofeos mayores”, dijo Astorga, refiriéndose a Joaquín, el Chapo Guzmán y sus hijos, quienes, en opinión de otros analistas, representan una medalla política para funcionarios estadounidenses.
Hace dos semanas, López Serrano otorgó entrevistas por separado a los periodistas Anabel Hernández y Luis Chaparro, mientras que el Rey Zambada la ofreció al locutor Pepe Garza, durante un programa para su canal de Youtube.
Las entrevistas causaron indignación entre periodistas y analistas de seguridad que criticaron al gobierno de Estados Unidos, que siempre vendió la idea que esos narcotraficantes habían hecho mucho daño y que serían juzgados con todo el peso de la ley cuando estuvieran en su poder, para finalmente cobijarlos por colaborar con ellos, en el entendido que colaborarían para hundir a narcotraficantes de su mismo grupo que el gobierno considerara más emblemáticos.
“Es una transacción que realiza Estados Unidos con narcos, y lo hace porque son sus reglas del juego. Y son reglas que los colombianos entendieron. Ahora se abre esa posibilidad para los mexicanos. Después, ya verán si esos narcos escriben libros, corridos y viven de sus regalías”, sentenció el investigador, autor de El siglo de las drogas.
Zambada García fue detenido el 19 de octubre de 2008 en la Ciudad de México, junto con otras 15 personas. Y se le inició un primer proceso por delincuencia organizada, homicidio calificado y posesión de armas de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas. Dos años después, el juzgado Quinto en materia de procesos penales federales, con sede en el Estado de México, le dictó formal prisión por otro proceso, el de la causa penal 180/2009 por delitos contra la salud, acopio de armas y cartuchos de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas.
Quedó entonces interno en el penal federal de alta seguridad de Matamoros, Tamaulipas.
Sin embargo, ambos procesos quedaron pendientes de resolución, pues en abril de 2012 fue entregado a los Estados Unidos. Conforme al tratado bilateral de extradición, Zambada García debe ser devuelto a México después de pagar sus deudas con la justicia estadounidense.
Aun cuando dichos procesos quedaron pendientes, fuentes extraoficiales de la Fiscalía General de la República (FGR) señalaron que el Rey Zambada no cuenta con órdenes de aprehensión en México.
El sitio de internet Búho Legal, por su parte, tampoco tiene datos en donde se muestre cargos pendientes contra del hermano menor de Ismael, el Mayo Zambada, aunque aclara el sitio de consultas legales, la posibilidad que su defensa solicitara al juez mantener su nombre en privado.
“Hay ocasiones que ocurre, pero en este caso no podemos saber si el caso de esta persona se mantuvo confidencial, o si en verdad nunca hubo una acusación en su contra por parte de las autoridades federales del país”, dijo un vocero de Búho Legal.
El caso del Minilic es diferente, porque el narcotraficante es acusado de ser el asesino intelectual del periodista Javier Valdez Cárdenas, y existe una solicitud de extradición en su contra que el gobierno de Estados Unidos se niega a atender, debido a que López Serrano sigue colaborando como informante con el gobierno de ese país.
Querían matarme
Durante la entrevista con Pepe Garza, Zambada García, reconoció haber sido uno de los jefes de la facción que comanda su hermano Ismael, pero que tras 12 años de prisión, un buen comportamiento, y haber colaborado con el gobierno de Estados Unidos, hoy se encuentra en libertad condicional “trabajando honradamente”, pero sin precisar qué hace.
“Yo ya no quiero volver a México, porque si lo hago, volvería a lo mismo. Y la realidad es que la vida en la prisión es muy dura. Si nunca alguien la ha vivido, pues no concientiza cómo es. Pero yo sí, porque fueron 12 años los que pasé ahí, y no quiero volver ni un día”, dijo Zambada García, durante una entrevista que se extendió por una hora 20 minutos, y donde habló sobre su intención de convertirse en cantautor.
Vestido con un sobrero tipo Porkpie color gris, camisa azul rey, y un collar de donde pendía una figura de la Santa Muerte, Zambada García reconoció que la noche de su arresto, en la Ciudad de México, en realidad iban a matarlo, pues tras los primeros disparos de un convoy de elementos de la Siedo que trataba de entrar a su domicilio, él reconoció a Sergio Villarreal Barragán, el Grande, entre los soldados, por lo que rápido trató de ponerse a salvo.
“Mi detención era más bien un intento de homicidio. Me iban a matar. Ellos nunca llegaron a identificarse como gobierno, ni mostraron una orden de aprehensión, sino que llegaron echando bala, a diestra y siniestra, porque lo que querían era matarme”, recuerda el otrora narcotraficante.
Agrega: “Y yo me di cuenta y la verdad es que actué fríamente, y cuando miré que con ellos venía gente de Arturo (Beltrán Leyva), y cómo no oba a reconocer al Grande, rápido pedí ayuda a la policía municipal del lugar, y por eso no me mataron”.
El relato de Zambada García coincide con el testimonio que dio Villarreal Barragán durante el juicio contra Genaro García Luna, cuando detalla cómo participó en el operativo para detener al Rey Zambada, en octubre de 2008.
“Por órdenes de Arturo Beltrán Leyva me infiltré con otros sicarios, con agentes de la entonces Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Siedo) para capturar al hermano de Ismael Zambada”, dijo el Grande.
Durante ese operativo, además del Rey Zambada también fueron detenidos 15 personas más, entre ellas su hijo Jesús Zambada Reyes, de 21 años, y su sobrino Juan José Parra Zambada, el Juanjo.
Finalmente, el Rey fue detenido en ese operativo y recluido en el penal del Altiplano, en Almoloya, y un año después fue extraditado a Estados Unidos donde, tras acordar colaborar con el gobierno de ese país, una sentencia que sería de 20 años, se le redujo a 12 años, gracias a buena conducta y a las negociaciones que hizo su abogado con los fiscales.
Pero no fue hasta hace un par de años, que los agentes de la prisión le dijeron que se cuidara, pues tenían información de inteligencia de que el ex secretario de Seguridad Pública lo habría mandado a matar.
“Me dijeron los agentes que tuviera cuidado porque Genaro había mandado a matarme. Es difícil saber si eso era verdad o no, pues los que realmente saben es el gobierno. Pero me aclararon que no me preocupara, pues todo estaría bien. A lo mejor me decían eso para que no me asustara”, recuerda el Rey.
Finalmente, Zambada García testificó contra García Luna, y su testimonio habría contribuido para hundir al ex secretario de Seguridad de por vida en la prisión.
De acuerdo al Rey, la fórmula para mantenerse alejado de los reflectores es mantener un perfil bajo, para lo cual debió de cambiarse de nombre, un nombre -explica-, que de pronto se le ocurrió.
“Todo lo que hacía era con ese nombre, y terminé yo siendo ese nombre. Tenía pasaporte con ese nombre, visa, border crossing, de tal manera que yo entraba a Estados Unidos cuando quería, y viajaba por Europa, Sudamérica. Por eso, cuando me capturaron, yo (como Jesús Reynaldo Zambada García) no tenía ni siquiera una infracción de tránsito”, señala el narcotraficante.
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