Las pruebas psicológicas que le
practicó la Procuraduría General de Justicia capitalina (PGJ) describen a
Mireya como inmadura y fantasiosa.
NOTA RELACIONADA:
Mireya estudió Mercadotecnia en
la Universidad Del Valle de México (UVM), tenía 38 años de edad, y era fanática
de Madonna y las comedias románticas.
Consta en los expedientes de la
Procuraduría de Justicia local que la separación con su esposo y el pleito
legal en el que se enfrascó la sacó de sus cabales.
"La problemática personal le
ha generado una profunda insatisfacción, así como enganches emocionales de
difícil modificación, enfrascándose en una lucha contra el padre de sus hijos
de la que quiere salir victoriosa a toda costa.
"(...) La reacción que
describe al presenciar la supuesta agresión contra su hijo no tiene lógica,
observándose una insatisfacción descontrolada ante los fracasos que no ha
podido resolver", se lee en los dictámenes en psicología realizados por
especialistas de la Fiscalía de Delitos Sexuales.
De acuerdo con las conclusiones,
Mireya actuaba de forma caótica y sentía un hondo resentimiento contra su ex
pareja, pero era amorosa con sus hijos, incluso su mortificación por ellos
llegaba a ser exagerada.
Por eso, funcionarios que la
atendieron externaron que tampoco reunía las características para convertirse
en una persona peligrosa para los menores.
Según las investigaciones, estuvo
hospitalizada en el Ángeles del Pedregal por intentar quitarse la vida; tuvo
que tomar terapias pero las abandonó años antes de la tragedia.
Por esto, la jueza de lo Familiar
que llevaba el caso de guardia y custodia determinó entregar los niños al
padre.
Detectan que Leopoldo es
impulsivo y vanidoso
A Leopoldo, esposo de Mireya, los
estudios lo clasifican como una persona inteligente y sumamente preocupada por
su imagen física.
De acuerdo con el expediente
1387/11, al hombre, de 40 años de edad, se le hicieron múltiples estudios,
basados en sesiones con psicólogos del DIF y de la Procuraduría capitalina
(PGJ).
REFORMA cuenta con copias de los
exámenes, donde se refieren a Leopoldo como una persona a la que le cuesta
trabajo establecer relaciones profundas con los demás.
"Su perfil nos marca que es
una persona que tiene la capacidad para analizar conflictos y situaciones en la
vida cotidiana. (...) Suele deslindarse de las cosas que están fuera de su
control y niega impulsos negativos.
"El borroneo reiterado en
las zonas señaladas de los dibujos refiere conflictos de identidad genérica,
remarcando una figura que indica impulsividad, agresividad e inmadurez
sexual", se lee en los documentos del DIF.
Sin embargo, en los dictámenes
que le hizo la Procuraduría se concluyó que en las tres denuncias donde
figuraba como probable responsable no cumplía con los rasgos de un agresor
sexual.
Leopoldo es abogado y también
manejaba importaciones de productos chinos. Un mes antes de la tragedia ganó la
custodia de los tres pequeños.
Hasta ahora, la PGJ descarta que
haya tenido una relación directa con los suicidios y los homicidios de los
menores, ocurridos el 8 de junio pasado.
En su momento, él también
presentó una denuncia penal por violencia familiar en contra de Mireya, sin
embargo, las autoridades capitalinas resolvieron que no había indicios
suficientes.
La investigación de 'El caso
Disneylandia'
Parecían una familia feliz, pero
estaban al borde de la tragedia.
Era febrero de 2014 cuando Mireya
y sus tres hijos se divertían en Disneylandia.
A pesar de que enfrentaban un
juicio por la custodia de los menores, la joven y su ex esposo, Leopoldo,
decidieron ir juntos al viaje.
Allí ocurriría otro capítulo del
drama familiar que terminó, el jueves pasado, con el suicidio de la mujer y el
envenenamiento de sus hijos y su abuelo, y que se convertiría para la PGJ en el
"Caso Disneylandia".
Consta en el expediente
FDS-6/T3/153/14-02 que los padres tuvieron una pelea que se prolongó hasta la
madrugada en el cuarto de hotel donde se hospedaban.
Mireya acusó a Leopoldo de abusar
sexualmente de una de sus hijas, pero aún así continuaron el paseo.
Al regresar a la Ciudad, la mujer
interpuso una denuncia, la segunda en contra de Leopoldo, pues en 2011, un mes
después de su separación, presentó la primera.
Desde esa ocasión, según las
diligencias e informes a los que REFORMA tuvo acceso, Mireya tuvo un trato
especial en la Fiscalía de Delitos Sexuales: no necesitaba cita para
entrevistarse con los funcionarios.
Pero ante trabajadores sociales,
psicólogos y Bosty -personaje virtual usado por la PGJ-, su hijo varón negó ser
agredido por su padre.
Las investigaciones no descartan
que Mireya fuera presionada para cometer suicidio, confirmaron en la PGJ.
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