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sábado, 9 de julio de 2016

"OSORIO CHONG" ENCABRONADO ?...o solo incomodidad de "hablar cuando la sangre esta "hirviendo".


Viejo y de la vieja escuela priista, es más que evidente su enfado, por decir lo menos. No creo que sea, precisamente, por tener que desactivar el conflicto magisterial con epicentro en el sur del país, sino por tener que atender y terminar la tarea que estaba destinada a su compañero de aula, Aurelio Nuño, apenas un aprendiz de brujo. Un parvulito de la política.
Me imagino (eso sólo un ejercicio de imaginación) a Miguel Ángel Osorio Chong, el señor secretario de Gobernación, afinando la garganta para que el presidente Peña Nieto no percibiera su enojo cuando vio que su secretario de Educación nada más no sabía qué hacer con los profesores de la disidencia magisterial:
–Señor secretario (seguro le habla con esa formalidad, no creo que le diga “¡Oye, Chong!”), por favor hágase cargo de atender el conflicto magisterial… Y manténgame al tanto.
–Sí, señor, claro que sí, como usted diga, señor.

Ese “sí señor”, y de ahí parto para mi análisis, no se refleja en la imagen con la que va por la vida en estos días. Detengámonos un momento a observar y escuchar con calma al señor secretario de Gobernación. Hagamos lo que un buen amigo del MIT (Massachusetts Institute of Technology), experto en neurociencias y lenguaje, decía hace unos meses sobre uno de sus métodos de análisis de discurso:
  1. Veamos y escuchemos al secretario en una de sus intervenciones cuando habla del conflicto magisterial.
  2. Sólo veámoslo. Quitemos el audio.
  3. Sólo escuchémoslo. No veamos su imagen mientras habla.
Con este sencillo ejercicio podremos percibir a un Osorio Chong incómodo, molesto. Bueno, hasta ha regresado esa incómoda dicción que le hace tropezarse con sus palabras.
osorio 3
Imagen y palabras, juntas y por separados, delinean a un hombre en las orillas del fastidio. Y no porque no le apasionen los conflictos. Vamos, de eso se alimentan las emociones de los políticos por naturaleza; no se diga de un secretario de Gobernación. No imagino a Gustavo Díaz Ordaz o a Luis Echeverría Álvarez con sangre de reptiles en invierno. Qué aburrido sería ese cargo. Chong tiene algo de esa herencia del oficio en su sangre.

Lo que quizá le encabrona es que si él proviene de una escuela tradicional, donde las “formas son fondo” (frase célebre de Jesús Reyes Heroles, otro secretario de Gobernación), por qué tiene que resolver los experimentos de un joven-político que parece estar haciendo ejercicios de una escuela activa. Ojo, nada tengo en contra de esos modelos educativos, por supuesto, pero en eso de la realpolitik, sí que a varios de su generación nada más no se les da.
A Osorio Chong no le molesta apagar fuegos, sino tener que apagar los fuegos que no saben apagar otros. ¿A poco no apagó el del Instituto Politécnico Nacional hace unos meses? Mostró músculo y oficio. Como todo un “obrero” de la política, se arremangó la camisa y enfrentó a esos mocosos que osaron retarlo. Puesta en escena o no, establecía una distancia con sus compañeros del gabinete. Entre los políticos “tallados a mano” y los burócratas políticos.
¿Dónde está ese político que en otros momentos sorprende con frases que recogen los medios, que ganan encabezados? Ahora, repite lo mismo: “No nos toca ver una reforma (educativa) no nos toca ver derogaciones”, una idea casi vacía. ¿En serio? ¿Nada puede hacer desde esa Secretaría que recuperó el poder que tuvo durante décadas? Es cierto que los procesos para derogar una ley van por otras rutas, pero nadie puede creer que nada pueda hacer para impedir que crezca ese conflicto. Sí puede, pero, sencillamente, no quiere.
No. Osorio Chong no le va ahorrar nada a Aurelio Nuño. Le hará pagar sus imprudentes palabras, su desdén, su desconocimiento del sucio arte de la política y, de paso, al presidente Peña Nieto por querer ponerle a Nuño en la fila de los candidatos a la Presidencia en 2018.
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Para Osorio Chong los tiempos de sucesión están en ruta y él, como viejo de la vieja escuela priista, sabe que cada día que pasa la distancia con el presidente debe irse dando. Debe mostrar cierta autoridad, capacidad de una relativa independencia. Los tiempos de la ruptura ya están en camino también.

Parece que esta vez Osorio Chong no se doblará las mangas de la camisa para contener un movimiento magisterial que, más allá de lo justo o injusto de las razones de sus demandas, porque el primero beneficiado con una solución sería Nuño. Quizá la actitud del secretario de Gobernación cambie si, en una de esas, se le cumple a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) una de sus demandas: la de la renuncia del secretario de Educación. Quizá eso le devuelva la pasión en las palabras y en el lenguaje corporal. Tal vez.
Mientras tanto, todo indica que Osorio Chong está enojado… o más que eso.

Fuente.-Jacinto Rodriguez/

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