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martes, 3 de noviembre de 2015

LA "NEUROPOLITICA": "EPN y PRI la USARON para MANIPULAR CEREBROS de VOTANTES",afirma el NYT


Durante las elecciones intermedias de junio pasado y las presidenciales de 2012, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y su entonces candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, habrían utilizado la técnica del neuromarketing que mide la empatía de los votantes con los candidatos a nivel neuronal, reveló un reportaje del diario norteamericano The New York Times.

A pesar de que existe un debate entre especialistas en la materia por los niveles éticos de la técnica que mide las ondas cerebrales de los votantes, su frecuencia cardiaca y hasta sus expresiones faciales, el PRI contrató a por lo menos dos firmas para evaluar a los candidatos que competían y las oportunidades de Peña Nieto para conectar con el electorado.

Según el reportaje firmado por el periodista Kevin Randall, el tricolor contrató a Jaime Romano Micha, un neurofisiólogo mexicano para medir sus oportunidades de ganar la presidencia. El científico habría advertido al tricolor que su candidato debería tomar más enserio al abanderado de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, y también advirtió, en las elecciones intermedias de este año, del hartazgo generalizado de la sociedad contra los tres principales partidos políticos.

“Aunque el fenómeno probablemente no habría requerido de un científico para destacarlo”, se especifica en el texto.

Dicha técnica utiliza herramientas como pequeñas cámaras para medir las expresiones faciales de los votantes cuando miran un anuncio o spot político.

“Dentro de la publicidad, una cámara capturó sus expresiones faciales y los alimenta a través de un algoritmo, la lectura de las reacciones emocionales como la felicidad, sorpresa, ira, asco, miedo y tristeza”, explica el texto que añade que la finalidad es “ajustar el mensaje - las imágenes, sonidos o palabras - para llegar a una versión que   pueda gustar más a los votantes.

El partido dominante tanto en la Cámara de Diputados y el Senado también habría consultado a Dan Hill, un codificador facial en los Estados Unidos, quien detalló al NYT  que en la campaña también se le encargó analizar las expresiones en las caras de los votantes y de los candidatos mexicanos durante los debates presidenciales.

Para llevar a cabo la también conocida como “neuropolítica”, también se habría contratado a la empresa española Emotion Research Lab, que se encarga de la codificación facial automatizada para los candidatos mexicanos en todos los niveles de gobierno.

“Puede sonar como una ficción, pero María Pocovi, fundadora de la firma, dice que la compañía ha ayudado al PRI a examinar y seleccionar cinco candidatos de acuerdo a qué tan bien sus rostros exteriorizan sus sentimientos”, escribe el periodista Kevin Randall.

Incluso, cita, el Gobernador priísta de Hidalgo, Francisco Olvera Ruiz, confirmó al diario neoyorquino que en su administración se han utilizado “una variedad de herramientas de investigación y estudios de opinión para evaluar la eficacia de nuestros programas gubernamentales, las comunicaciones y los mensajes (…) es especialmente valiosa porque nos ha permitido descubrir con mayor precisión y objetividad lo que la gente piensa, percibe y se siente”, comentó al diario norteamericano. 

¿Qué es el neuromarketing?

Según el reportaje del diario estadounidense, el neuromarketing utiliza técnicas de neurociencia y mercadeo para entender cómo influye la propaganda en el cerebro.

Sin embargo, puntualiza, la técnica es considerada como un tabú pues aún existe una polémica acerca de la ética de control del cerebro humano.

“El voto en México es ‘libre y secreto’, pero esa libertad y secrecía estarían en debate o en duda incluso, si la decisión sobre un partido o un candidato está influenciada desde el inconsciente”, detalla el reportaje.

The New York Times apunta que algunos neurocientíficos han sido muy críticos ante las exageradas promesas de resultados.

“Ellos argumentan que el hecho de que un candidato o un discurso inciten la actividad en una región particular del cerebro, eso no significa que los investigadores pueden estar seguros de lo que los votantes están pensando”, destaca.

Fuente.-LaSillaRota/NYT


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