Desde el 6 de octubre, comandos de la Marina han realizado operativos en 14
comunidades de la Sierra de Durango, entre Tamazula y Cosalá, en busca de
Joaquín El Chapo Guzmán.
De acuerdo con informes de periodistas de los diarios sinaloenses El Debate y El Noroeste,
provocó el desplazamiento de decenas de pobladores en la región y
enfrentamientos con grupos armados. Los operativos están llenos de contradicciones.
Hay reportes de un helicóptero de la Marina derribado, de acuerdo con
funcionarios municipales en Tamazula, que fueron desmentidos por la Armada, y
denuncias de poblados incomunicados que motivaron visitas de organismos de los
derechos humanos a la sierra. “No tenemos problemas con la población”, dijeron
los marinos a los visitadores, según el enviado de El Debate. El
único objetivo que tienen, afirmaron, era “detener al Señor”.
El Señor es Guzmán, y la razón de la búsqueda es que la investigación sobre
la fuga de El Chapo el 11
de julio pasado, condujo a la Sierra de Durango, en la zona llamada del
Triángulo Dorado, donde convergen Chihuahua, Durango y Sinaloa, una de las
principales regiones de producción de metanfetaminas en el país, y donde
durante varios años vivió a salto de mata después de su primera evasión de
Puente Grande en 2001. La investigación de la Procuraduría General de la
República (PGR) sobre el segundo escape llevó a las fuerzas de seguridad federales
a iniciar la cacería en toda esa región, y a procurar que un descuido
en el equipo de abogados de uno de los jefes del cártel del Pacífico, les ayude
a convertirlo en el golpe que está buscando el gobierno del presidente Enrique
Peña Nieto con su recaptura.
De acuerdo con las investigaciones, la ruta de El Chapo ha
sido mapeada casi en su totalidad, como resultado de la red de vínculos en los
círculos cercanos a Guzmán. Según funcionarios que conocen detalles de la
investigación, todo comenzó cuando tras la fuga se llamó a rendir declaración a
la PGR –que no fue judicializada- a sus abogados. Ninguno de ellos fue
detenido, al no existir acusaciones en su contra, pero un juez autorizó a los
investigadores a extraer la información de sus teléfonos. La red de vínculos
que pudieron armar los llevó a la identificación y captura de un piloto que
trasladó a El Chapo Guzmán a la sierra de Durango.
La semana pasada, durante su comparecencia por la glosa del Tercer Informe
de Gobierno, la procuradora general Arely Gómez, dijo que tenían consignado
a un piloto, cuyos detalles daría a conocer en estos días. Los senadores no
le pidieron detalles sobre el piloto ni le prestaron atención a la revelación
que había hecho. Sin embargo, ese dato exponía el giro radical en la
investigación, que hasta entonces sólo se sabía que se había realizado hacia el
interior de la cárcel de máxima seguridad de El Altiplano.
La procuradora señaló la semana pasada que el piloto trasladó a El Chapo
Guzmán a un punto no identificado desde Querétaro. Funcionarios
federales precisaron que el piloto, de mucha confianza del narcotraficante, lo
llevó desde una pista clandestina en el estado, aparentemente no lejos de la
capital, hacia otra pista clandestina en la Sierra de Durango. No está
claro cómo se trasladó El Chapo a Querétaro, pero los funcionarios federales
sugirieron que fue por carretera, que se encuentra a 188 kilómetros del penal. La
ruta que presumen tomó, cruza Atlacomulco, Acambay –y San Juan del Río. El
tiempo de recorrido estimado es de dos horas con 19 minutos, suficientes para
que escapara sin ser detectado, ante la demora con la que se activó el Código
Rojo.
El Chapo desapareció de los monitores de la Policía Federal y el CISEN a
las ocho de la noche con 52 minutos, lo que inició un largo periodo de
confusión y pasmo. De acuerdo con los funcionarios federales, los dos
monitoristas del CISEN responsables de observarlo en forma permanente, parecían
congelados frente a las pantallas, sin poder reaccionar durante minutos después
de que ya no lo veían en la celda.
Cuando finalmente lo hicieron, dijeron los funcionarios, fue de una manera
muy lenta, inclusive colocándose uno el saco antes de salir de su oficina. La
seguridad dentro del penal tardó unos 33 minutos para convencerse de que se les
había escapado el interno, y cerca de media hora más para que se activara el
Código Rojo. Para cuando se instalaron los retenes y la vigilancia en las
casetas y los aeropuertos, Guzmán debió haber estado llegando a Acambay, la
mitad del camino. No había forma alguna que El Chapo hubiera podido ser
recapturado esa misma noche.
Guzmán tomó la avioneta que lo trasladó a su viejo hogar en la Sierra de
Durango. “La avioneta era bastante vieja”, dijo uno de los funcionarios con
acceso a la investigación, quien declinó proporcionar la matrícula. Tampoco precisó para cuántas personas era, ni cuántas más están detenidas
en relación con esta parte de la fuga. El piloto, agregó el funcionario, no ha
hablado. Sin embargo, las autoridades tienen todo un enjambre de
comunicaciones a través de los teléfonos, que les permite seguir recopilando
información de inteligencia que lleve a su captura. El dato concreto de
este avance son los operativos de la Marina en la Sierra de Durango, que si
bien no garantiza una pronta recaptura, tampoco tiene a las autoridades a la
mitad de ninguna parte. En relación con la primera evasión en 2001, esto es
un gran avance. .
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
twitter: @rivapa
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Tu Comentario es VALIOSO: