Juan Pablo Escobar, hijo del narcotraficante colombiano Pablo Escobar, consideró que la ley prohibicionista de nuestro país es igual a la que hay en Colombia; señaló que su padre le decía sobre las drogas "es más valiente quien no las consume".
Como el país más fuerte de América Latina debe usar su poder para declarar la paz a las drogas porque si no, estamos apoco de vivir una guerra peor a la que vivió Colombia, aseguró Juan Pablo Escobar, hijo de narcotraficante colombiano Pablo Escobar.
A pregunta expresa sobre las similitudes -de haberlas- entre la situación del narcotráfico en su natal Colombia y la que ahora vive México, afirmó que las hay, pero “es porque la ley prohibicionista es exactamente igual, no distingue a nadie, la similitud es el crecimiento exponencial de la corrupción, de la venta de armas, la violencia y la aparición de nuevas drogas”.
En entrevista con El Financiero en un céntrico hotel de Cancún, precisó que “cuando mi padre me educó sobre las drogas, había ocho o diez, ahora hay más de 460 sustancias y más de 244 millones de consumidores, eso no lo paras con ametralladoras”.
Añadió, esto se detiene con educación, con amor, con cultura, con información fidedigna, con intervención temprana a los chicos para que estén informados y sepan decir que no a las drogas.
Mencionó lo que su padre le decía en todo momento sobre las drogas, "es más valiente quien no las consume".
Sin mencionar el sitio comentó, “hoy estuve dando una charla a unos chicos de unas escuelas de bajos recursos en Cancún y nunca les habían dado una clase sobre las drogas, como les puedes exigir a los chicos que no consuman o que no trafiquen si nunca los educaste”.
Agregó que con muy poco se pude hacer mucho, “pero nadie se está ocupando”.
Desde el ámbito de la política, explicó, los gobiernos deberían ponerse las pilas para educar a sus ciudadanos a temprana edad, para que no tengan que castigar a sus hombres más tardes.
“Lo que están viviendo los mexicanos no es culpa de los mexicanos, y lo que vivimos los colombianos tampoco es culpa de los colombianos, porque este problema no distingue nacionalidades ni fronteras, es simplemente un problema que es una consecuencia directa y explicita del resultado de la prohibición”.
El también arquitecto Sebastián Marroquín, nombre que adquirió tras el cambio de identidad, insistió en que “lo que la prohibición propone es la violencia que viven los mexicanos y que ya experimentamos los colombianos en el pasado, y que mañana experimentaran otros latinoamericanos indistintos del país al que llegue el problema”.
Reiteró que la problemática de las drogas no es una cuestión que se resuelva a través de la cultura o la vía militar, “es declarándole la paz a las drogas y dejándose de joder con el tema de la guerra, que lo único que ha generado es que nos estemos desangrando los latinoamericanos para que las grandes potencial sigan de fiesta a costa de nuestros muertos”.
No obstante, indicó que esta acción tiene que ser en bloque y no de un gobierno de manera unilateral, “aunque respeto el coraje y el valor que tuvieron los uruguayos para decir si a la marihuana y apropiarse del problema y resolverlo desde el estado, esa es una actitud valiente que otros países latinoamericanos deberían imitar cuanto antes si no quieren un país y una guerra como la que vivimos los colombianos”.
A pregunta expresa sobre el libro que escribió sobre la verdadera historia de su padre y que considera que es diferente a lo que se ve y se dice de él, precisó que ahí todo es diferente a lo que se dice, “estoy harto de la gran cantidad de mentiras que se han elucubrado a partir de la historia de mi padre, mi libro no tiene agendas ocultas, no le debe favores a nadie, así que fue un libro escrito con libertad, que estaba dispuesto a contar sin importar las consecuencias”.
“Me costó trabajo, hablar, enfrentarme, pero lo hice a gusto porque era la forma de hacerlo”, reconoció.
Finalmente, sobre su actividad empresarial, con la polémica marca de ropa que lanzó al mercado utilizando la imagen de su padre, indicó que en negocio va bien, “han entendido que es un mensaje de paz y no apología y en México nos va bastante bien y ha servido para que se abra el debate acerca de que tenemos la posibilidad de elegir se mejores personas”.
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