viernes, 11 de septiembre de 2015

"BADIRAGUATO", "TIERRA MARCADA por los CAPOS del NARCO".


“Bienvenidos a Badiraguato”, se lee en el arco sostenido por tres muros que espera la llegada de los visitantes o residentes de este municipio sinaloense. La quietud del pueblo es evidente en sus calles desde la carretera que conecta Culiacán con la cabecera municipal.

“Aquí, no hay violencia, los delitos, como los asesinatos o robos, son hechos esporádicos. La vida es tranquila, es sólo mala fama la que tiene mi tierra”, dice Don José Uriarte, de 70 años de edad y habitante del pueblo.
La Silla Rota visitó Badiraguato y no encontró ni retenes ni presencia de fuerzas federales, a casi dos meses de la fuga de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán del penal del Altiplano.
Los residentes afirman que la movilización ocurrió en los primeros días después de los hechos, pero después, nada.
“No se ve que busquen al ‘Chapo’ Guzmán o Caro Quintero, a lo mejor en la sierra”, comenta  Don José en su puesto de frutas y verduras instalado en una camioneta que estaciona a un costado de la parroquia San Juan Bautista.
Con una población de 32 mil 295 habitantes, considerado como el municipio con la más alta tasa de marginación, sólo cuenta con 32 policías y siete patrullas para brindar seguridad, en una extensión de territorio de cinco mil 864 kilómetros cuadrados.
Su población está dispersa en 530 comunidades rurales, muchas de ellas de difícil acceso por falta de caminos. Este territorio ha sido cuna de capos como Joaquín Guzmán y Rafael Caro Quintero, clasificados ahora como los hombres más buscados por México y Estados Unidos.
El alcalde Mario Valenzuela reconoce que cuando ocurrió la fuga, el pasado 11 de julio, los caminos estaban vigilados.






Uno de los más patrullados era el que conduce directamente a la cabecera; se incluían puntos de revisión móvil entre la sindicatura de Pericos –municipio más cercano-, Mocorito y las comunidades de Comanitos, Saca Agua, Majada de Abajo y Rincón de los Monzón.
En las diversas rancherías que se ubican a lo largo de los 33 kilómetros de distancia que existe entre la entrada a la carretera que conduce a este municipio y el centro del mismo, sus habitantes transitan sin problemas, porque simplemente no hay retenes ni revisiones.
A la entrada del caso urbano se observan dos patrullas de policías municipales con cuatro elementos que de manera visual, sin detenerlos, observan los vehículos que entran y salen.
Los habitantes y autoridades del pueblo tienen conocimiento de un operativo en rancherías de la sierra, como los que se habían registrado cuando salió de la cárcel Caro Quintero en octubre de 2013. 
UN OPERATIVO CON ABUSOS 
Sólo en las comunidades cercanas a Santiago de los Caballeros, donde existe un cuartel militar, ocurrió un operativo hace unas semanas, el 18 de agosto, que incluyó una revisión exhaustiva en varias viviendas.
Los habitantes de la cabecera aseguran que las familias que vivieron este operativo describieron que fue de una manera agresiva por tierra y aire.
A Jesús, encargado de una pequeña refaccionaria que se ubica a un costado de la carretera que comunica a Tameapa, sindicatura enclavada en la sierra, con enormes pinos, los marinos, lo interrogaron sobre la presencia en esa zona  de ‘El Chapo’ Guzmán.
“Se metieron al negocio sin pedir permiso, revolvieron toda la mercancía”, dice. 
Un kilómetro adelante, en la pequeña ranchería, denominada Guanajuato, la vivienda de la señora Guadalupe, construida de ladrillos y láminas de cartón se cimbró; los fuertes vientos provocados por las aspas del helicóptero estuvieron a punto de dejarla sin techo.
Con recelo, al lado de su hijo más pequeño, relata la experiencia vivida al ver que de los aparatos que volaban casi a ras de la carretera saltaban militantes con rifles, que primero entraron a su casa, revisaron las fotos de sus familias colgadas y luego de retiraron.
Se cruzaron la carretera, bajaron una pequeña loma, caminaron por el arroyo e inspeccionaron varias viviendas de sus vecinos que, dice, se quejaron de haber sido víctimas de abusos, malos tratos y saqueos.    
CUNA DEL NARCOTRÁFICO 
El presidente municipal de Badiraguato, Mario Valenzuela López, señala que es lamentable que su tierra viva con el estigma de ser la cuna del narcotráfico desde hace cuatro décadas.
Con las detenciones en 1985, de Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo, oriundos de poblados serranos de Badiraguato, el nombre del municipio se difundió por todo el mundo, “hay una imagen distorsionada”, dice.
“Las historias negras y denigrantes de este pueblo, uno de los más pobres del país, volvieron a surgir, primero, con la liberación de Caro Quintero, un año después, con la recaptura en Mazatlán del Chapo Guzmán y ahora, con su nueva evasión de un penal federal”. 





Valenzuela López, con una larga trayectoria política en las filas del Partido Revolucionario Institucional (PRI), admitió su temor de que su tierra vuelva a sufrir las incursiones militares, como sucedió en la época de los setenta con la operación Cóndor.
A inicios de su administración, él mostró temor a ser víctima de alguna agresión violenta ante los mensajes de intimidación a través de redes sociales, cartas anónimas y una manta colocada fuera de su hogar, lo que le obligó a asumir sus propios protocolos de seguridad.
 “En un recuento de mis palabras vertidas sobre el tema y de las diversas acciones de ayuda que preste a periodistas de diversos medios para que tuvieran contacto con la señora Consuelo Loera, en la Tuna, entendía que las amenazas no procedían de esa línea”.
Fuente.-LaSillaRota

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