El digital Noticias de Caborca, publicó el 12 de junio de 2012, este
reporte sobre "La intrigante incursión de un Azcárraga en el narco",
en referencia a la detención de Luis Alberto Azcárraga Milmo, preso hace 41
años por cruzar heroína en las llantas de su auto.
Cobra
importacia su reproducción tras las noticias que se han difundido en alianza con El Cronista
digital sobre los vínculos de Televisa en el narcotráfico
internacional y por la pertinencia pública que tiene el investigar el tráfico
de droga en México y su relación con los medios.
Por Froylán Enciso
Luego de esconder 19 bolsas con 19 kilos y medio de
heroína en la llanta de repuesto de su Dodge modelo 1970, con placas 57-PXF,
Luis Alberto Azcárraga Milmo lo condujo hasta la frontera de Nuevo Laredo la
noche del 26 de agosto de 1971. Justo al llegar a la garita, el policía aduanal
Dean C. Scheaffers y el Teniente L. Lewer decidieron esculcar a Azcárraga y su
Dodge. La inspección fue minuciosa. Finalmente encontraron el valioso
cargamento ilegal valuado en 10 millones dólares (alrededor de 125 millones de
pesos de aquella época).
Cuando agarraron a Azcárraga con el contrabando y lo
tomaron preso, los servicios informativos en la frontera de Tamaulipas y Texas
causaron revuelo. Al día siguiente, circuló un cable de la agencia United Press
International y el corresponsal de El Universal, José Rodríguez Solís envió una
nota detallando el escándalo:
Las autoridades estadounidenses presumieron la
aprehensión como un golpe contra los contrabandistas de la frontera, pero los
mexicanos dijeron que lo habían cachado gracias a un “soplón”. Luego de ser
aprehendido, Azcárraga fue sometido a un interrogatorio de cuyo contenido se
supo poco. Tan sólo se ventiló que “intentó defenderse”. Dijo que no era
contrabandista sino agente teatral. También dijo que vivía en la ciudad de
México, justo en la calle de Agua 204. No se sabe cómo justificó traer tan
cuantioso contrabando en su carro, ni a quién se lo llevaba.
El Magistrado Federal estadounidense, Laurence Mann fijó
una fianza de 250,000 dólares. Azcárraga no pudo pagar tal cantidad, por lo que
fue encarcelado en la prisión del condado de Webb de Laredo, Texas. Las
autoridades estadounidenses pidieron colaboración del gobierno de México para
investigar a Azcárraga, por medio de Ministerio Público federal Enrique
González en Nuevo Laredo.
La primera razón, por la que en mi opinión el caso tiene
relevancia es que el hecho dejó registro pormenorizado no sólo del tráfico de
drogas en México, sino su conexión con redes de
distribución y corruptelas del lado texano. Las investigaciones
de los estadounidenses llevaron a profundizar las pesquisas sobre el grupo de
traficantes de heroína más buscado de Texas, la banda de “los Dones”. Reed
Holland y John Moore, periodista del Texas
Monthly, dejaron una narración de la pesquisa para agarrar a los
Dones, especialmente sobre su conexión con Jesús Carrasco Santoy, cuyos números
telefónicos estaban en la bolsa de la camisa de Azcárraga Milmo.
Los números telefónicos que traía Azcárraga Milmo fueron
clave para abrir proceso penal a Carrasco Santoy, porque, a pesar de haber
invertido más de 10,000 horas hombre de diversas agencias policíacas y de
investigación para seguirlo, la autoridades estadounidenses no habían logrado
recabar pruebas suficientes para procesarlo. Por eso, más que la incautación de
heroína que imaginariamente valía mucho dinero, la policía de San Antonio
estaba encantada con obtener información que permitiera abrir proceso a este
traficante y sus compinches en Texas.
La segunda razón, por la que creo que es un caso
relevante es que permite ver cómo una historia sencilla refleja los complicados
nexos globales que siempre ha tenido el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
A partir de su relación con Azcárraga y declaraciones de otros traficantes que
competían con los Dones, la policía pudo establecer que Carrasco Santoy era el
proveedor (o por lo menos “broker” o intermediario) de grandes redes de tráfico
hacia Estados Unidos.
La investigación se tornó en guión de película: incluyó
el intento de asesinatos de un miembro del Congreso de Estados Unidos,
investigaciones financieras por movimientos de decenas de miles de dólares, la
conexión de Azcárraga y Carrasco Santoy en negocios en España, movilizaciones
de policías gringos del lado mexicano al estilo de la persecución de Pancho
Villa, asesinatos entre bandas rivales de traficantes de cocaína y heroína en
Guadalajara, y muestras de exacerbada rivalidad entre el clan de los Gaytán y
los Reyes Pruneda, principales familias de traficantes en la frontera de Texas.
Son precisamente estos hechos, frecuentemente brutales, que llevaron a los
escritores del Texas Monthly a enfatizar el carácter global de los movimientos
de estas mercancías ilegales:
“Unos cargueros portugueses navegan por el Golfo de
México hacia el antiguo puerto mercantil español de Tampico, con un cargamento
camuflado que fue cultivado en Turquía, refinado en Marruecos y destinada al
mercado de drogas estadounidense en las entrañas de Detroit. Estibadores de la
bodega etiquetan el pescado para su entrega en Ciudad Victoria, mientras un
hábil hombre de negocios elimina los paquetes de celofán sellado en las
viscerales cavidades de los peces. Añade una gota de colorante de caramelo a
los cristales (es de suponer que la heroína marrón de origen mexicano,
presumiblemente se corte menor número de veces, por lo tanto, es más rentable)
y transfiere los paquetes a carcasas para carne de vaca, y manda el cargamento
a su la expedición al norte, hacia Monterrey.
O tal vez las mercancías de color marrón que llegan a
Monterrey son verdaderamente mexicanas, enviadas directamente desde los campos
de amapolas cerca de Morelia, los laboratorios de Guadalajara, los
intermediarios en San Luis Potosí. O tal vez los cristales son cocaína,
contrabando de Perú que arriba a un puerto del Pacífico, Manzanillo. O si los
empresarios están dispuestos a conformarse con un menor margen de ganancia, tal
vez el contrabando sea marihuana de Mazatlán que sobrevivió a los esculques y
las cámaras de relaciones exteriores de los federales, los vuelos en pequeñas
aeronaves en la Sierra Madre Occidental hacia un aeródromo cerca de Durango,
los traslados en furgonetas de Volkswagen con destino a Torreón, Monterrey, y
los distribuidores de diferentes etnias. Pero independientemente de su origen,
las drogas con toda probabilidad se mueven hacia el norte, hacia Nuevo Laredo,
hacia impacientes consumidores estadounidenses.”
Finalmente, creo que el caso de la intrigante incursión
de Azcárraga Milmo en el narco es relevante por su posible vínculo con la
familia que fundó y ha controlado Televisa, desde el siglo pasado. Es sabido
que Emilio Azcárraga Jean es hijo de Emilio Azcárraga Milmo (quien comparte el
apellido con el traficante Luis Alberto) y es nieto de Emilio Azcárraga
Vidaurreta, fundador de Televisa.
Emilio Azcárraga Milmo fallecido en 1997 abordo de su
yate en Miami Foto: informador.com.mx
Emilio Azcárraga Milmo nació en San Antonio, Texas, quizá
porque su padre pasó buena parte de su vida en la misma frontera donde
agarraron a Luis Alberto traficando heroína. Azcárraga Vidaurreta estudió la
primaria en Piedras Negras, Coahuila, y se pasó al otro lado para estudiar la
secundaria en San Antonio y la preparatoria en Austin. En Texas conoció a Laura
Milmo Hickman, de ascendencia inglesa y miembro de una familia de banqueros y
políticos en ambos lados de la frontera. Hasta donde se sabe Emilio y Laura
tuvieron tres hijos: Emilio Jr., Laura Jr. y Carmela Azcárraga Milmo.
Poco se sabe de un tal Luis Alberto Azcárraga Milmo. La
única referencia a su posible vínculo familiar está en el libro El Cártel de
Sinaloa de Diego Enrique Osorno. Fuera de eso, Luis Alberto y la familia
Ázcarraga Milmo parecen haber borrado cualquier evidencia de vínculo entre
ellos.
Tampoco se sabe mucho de qué pasó con Luis Alberto luego
de su aprehensión:
El 4 de septiembre de 1971, el Corpus Christi Caller
Times informó que Luis Alberto fue trasladado de la prisión en el Condado de
Webb a la cárcel en San Antonio sin mayor explicación. También corría el rumor
de que el preso pudiera no ser mexicano.
El 10 de noviembre de 1971, el periódico The Big Spring
Daily Herald informó que Luis Alberto se había arrepentido de declararse
inocente y decidió declararse culpable de contrabando de heroína ante el Juez
de Distrito Ben Connally.
El 16 de noviembre de 1971, The Big Spring Daily Herald
informó que Luis Alberto Azcárraga Milmo escapó de la cárcel junto a otros
reclusos.
Nada se sabe de Luis Alberto ya después de eso.
(Ocurrió en Nuevo Laredo, en 1971).
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