A mediados de febrero comenzaron a
calentarse las cosas, y el pasado lunes 15 de mayo le pegaron en el corazón.
Antes de que concluyera la primera mitad de ese mes, Javier Valdez Cárdenas
entrevistó a un enviado de Dámaso López Núñez, El Licenciado. El texto se
publicó el domingo 19 en el semanario Ríodoce.
Ese día, en cuanto el semanario llegaba
a las tiendas de conveniencia o a las farmacias –sus principales centros de
distribución– había quienes llegaban a comprar todos los ejemplares de un
jalón.
Tienda por tienda, farmacia por farmacia y puesto por puesto, fue lo
mismo con la edición que publicó en la portada una fotografía de López Núñez,
quien se consideraba sucesor de Joaquín El Chapo Guzmán Loera al frente del
cártel de Sinaloa. El semanario acompañaba la imagen con el título: “Responde
Dámaso: no disparé a los Guzmán; soy amigo del Mayo”.
Esa entrevista es sólo uno de los
incontables trabajos publicados por Javier Valdez y ya forma parte de las
líneas de investigación que siguen las autoridades para tratar de esclarecer el
homicidio del periodista, tanto de la Fiscalía Especializada para la Atención
de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle) como de la
Fiscalía General de Justicia (FGJ) de Sinaloa.
Mandos de ambas instituciones cuentan
con información de lo sucedido el domingo 19 de febrero. El semanario fue
distribuido a todo el estado y se entregó, como se hace de manera cotidiana, a
los repartidores regionales, y éstos acudieron a cada comercio o farmacia.
Incluso obtuvieron alguna anécdota. En
la zona de la sierra, un hombre recorrió los caminos estrechos –algunos con
pequeños tramos de terracería– para repartir la publicación. En una de sus
paradas, mientras él entregaba los ejemplares, junto a su moto se detuvieron
dos camioneras tipo Cheyenne.
¡Órale, avánzale! ¡Ora si vas a tener escolta de lujo!, le gritaron
desde uno de los vehículos. No le hicieron daño, no lo amenazaron, sólo lo urgían
a entregar el semanario más rápido.
Los hombres que iban en las camionetas
lo siguieron a todos los sitios donde paró y entregó ejemplares de Ríodoce.
Bajaban de los vehículos y luego de que
el repartidor dejaba Ríodoce en los mostradores, sus escoltas de lujo recogían
los ejemplares y pagaban el precio.
Esto se repitió en todos los municipios.
Alguien del cártel de Sinaloa no quería que trascendiera esa entrevista, que en
su parte medular señalaba: “El grupo que comanda Dámaso López Núñez no atacó a
Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán Salazar, conocidos como Los Chapitos o Los
Menores, ni ha roto con Ismael Zambada García, El Mayo, afirmó un integrante de
esta organización criminal enviada por El Licenciado para ser entrevistado por
Ríodoce.
“Señaló que es falso que esté enfrentado
con Zambada, a quien calificó como una fina persona, respetable y pacificador,
de crucial importancia en el cártel de Sinaloa, y que no fue invitado a la
reunión celebrada el sábado 4 de febrero, a la que asistieron los hermanos
Guzmán y El Mayo.”
A continuación, parte del diálogo que
escribió Javier Valdez sobre ese encuentro:
En el texto publicado por Ríodoce el 19
de febrero, se da cuenta de la versión de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán,
señalando que fueron objeto de una traición por parte de Dámaso López.
El tema de las confrontaciones que sostenían Alfredo e Iván, hijos de
Guzmán Loera, con Dámaso López Núñez, El Licenciado, y su hijo Dámaso López
Serrano, El Mini Lic, fue un tema recurrente en las siguientes semanas y meses
debido a múltiples enfrentamientos en territorio sinaloense entre grupos de
ambos bandos.
Dámaso López huyó de Sinaloa en marzo y
se refugió en la Ciudad de México, ahí vivió durante dos meses. Se cambiaba de
domicilio, iba de un departamento en la zona comercial de Santa Fe a otro en la
colonia Nueva Anzures, cerca de Polanco, o se resguardaba en otro domicilio de
la delegación Miguel Hidalgo.
Ese mes –como se ha publicado en este
diario en días pasados– Javier Valdez había manifestado su deseo de salir de
Sinaloa y entabló un diálogo con directivos de La Jornada. También tuvo
acer-camiento con integrantes del Comité de Protección para Periodistas (CPJ,
por sus siglas en inglés): se le ofreció apoyo para cuando él lo decidiera.
El 2 de mayo, Dámaso López, El
Licenciado, fue detenido por elementos de la Agencia de Investigación Criminal
y efectivos del Ejército Mexicano en el departamento ubicado en la colonia
Nueva Anzures.
El pasado 15 de mayo, Javier Valdez fue interceptado a unas calles del
semanario Ríodoce. Preparaba nuevos reportajes, incluso trascendió que estaba
escribiendo un libro en el que hablaría de políticos y narcotráfico, pero la
especie no pudo ser confirmada porque “era muy discreto, no hablaba de sus
proyectos, y en ocasiones lo hacía solamente cuando ya estaban muy avanzados,
como ocurrió con el último de sus textos, Narcoperiodismo”, comentaron personas
cercanas al reportero.
Lo ocurrido el 15 de mayo, señaló
Ríodoce, ha sido un golpe demoledor. Hoy nos pegaron en el corazón, publicó el
semanario.
Ese día, en la calle donde Javier Valdez
fue abatido, laboraba personal de la Comisión Federal de Electricidad justo en
el momento en que ocurrieron los hechos, revelaron dos personas que llegaron al
lugar instantes después del ataque.
Incluso, las fuentes señalaron que dos
jóvenes fueron testigos de lo ocurrido y cuando las autoridades llegaron a
realizar los primeros peritajes, ellos ya no estaban, sólo dijeron a quien les
preguntó que no lo había atropellado una motocicleta, que dos hombres lo habían
ejecutado tras interceptar su vehículo y obligarlo a bajar.
Ríodoce escribió: No tenemos ninguna duda: el origen del crimen de
Javier Valdés está en su trabajo periodístico relacionado con los temas del
narcotráfico. No sabemos de qué parte, de qué familia, de que organización
provino la orden. Pero fueron ellos.
Fuente.-
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