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domingo, 14 de agosto de 2016

LA "SEXTORSION en INTERNET,UN RIESGO al DESNUDO"...un problema a flor de piel.


El envío de mensajes con fotos de desnudo es algo inevitable y una muestra de que las nuevas tecnologías han llegado hasta las relaciones interpersonales, pero expertos alertan sobre la extorsión sexual, por ello es importante saber que sextear es más que un juego de niños.
En Internet, el riesgo está a flor de piel.
Todo comienza con una invitación en Facebook u otra red social en Internet de una persona que sólo quiere platicar y conocer gente. O eso dice. El trato es ameno; la charla se torna interesante.
Luego, viene una invitación para quitarse la ropa. Empiezo yo, dice el interlocutor.
Es guapo, es amable. Se ve simpático. Y ya mostró ante la cámara de su computadora parte de su cuerpo. Está sin camisa. ¡Ahora vas tú!
Este podría ser el inicio de una sextorsión. Una actividad ilícita en Internet en donde el sextorsionador obtiene una fotografía o videos del cuerpo desnudo de una persona y los utiliza para chantajear a quien otorgó esa información.
La comunicación con el sextorsionador se rompe. Luego llega un correo con las imágenes y una advertencia: ¿Te gustaría que esto lo viera todo el mundo?
Es la extorsión sexual o sextorsión, que puede ser tanto a menores de edad como a personas adultas, puede originarse por medio de imágenes obtenidas mediante webcam, correo electrónico, mensajería instantánea, teléfonos celulares o cualquier dispositivo.
Este neologismo tiene su origen en el inglés sextortion (sex + extortion) y se refiere “a una forma de explotación sexual en la cual se chantajea a una persona por medio de un material de tipo sexual, normalmente fotografías o videos de la persona chantajeada, en poses o actos sexuales, o simplemente desnuda o semidesnuda”, alerta Urko Fernández Román, director de Proyectos de Pantallas Amigas, una asociación de origen español que promueve el uso responsable y seguro del Internet.
“La víctima es chantajeada para pagar a cambio de no publicar estos contenidos, coaccionada para tener relaciones sexuales con el o la chantajista, para producir pornografía u otras acciones. El chantaje se suele realizar por Internet, ya que asegura un cierto grado de anonimato al criminal”, añade.
Un enemigo conocido
Si un caso de sextorsión puede ser muy desagradable con un desconocido, con alguien cercano podría ser mucho más funesto. Los sextorsionadores cercanos, quienes suelen ser exnovios, amigos con quien se tuvo algún encuentro sexual ocasional o incluso familiares, pueden obtener esta información privada y chantajean con no darla a conocer a cambio de que continúen los encuentros sexuales, o incluso la víctima sea obligada a hacer pornografía.
El intercambio de material pornográfico privado no constituye ningún delito. Pero al haber estos comportamientos que derivan en la sextorsión, ya se habla de varios ilícitos. Es ahí donde pueden entrar las autoridades en su combate y prevención.
“Aunque no está recogida como tal en las leyes de muchos países, la realización del chantaje sexual por Internet, que denominamos sextorsión, sí que implica diversos ilícitos que se pueden perseguir, como son la extorsión, el chantaje, las amenazas, la explotación sexual, el abuso sexual de niños y niñas, los daños al honor o la producción, tenencia y/o distribución de pornografía infantil”, indica el experto.
Su recomendación es la educación en el respeto de las personas y el combate de estos delitos.
“Hay que educar en el respeto y la empatía para evitar los chantajes dentro de las parejas o exparejas, y se requiere de una buena colaboración entre países y fuerzas policiales para perseguir las redes de chantajistas que buscan obtener dinero. Este tipo de sextorsión se está convirtiendo en un gran negocio”, asegura.
“La situación se vuelve grave cuando las víctimas son niños, niñas o adolescentes a quienes se chantajea con objeto de un abuso sexual o como parte de una explotación pornográfica para uso privado. Ante las estrategias de chantaje que se pueden dar en las redes sociales los adolescentes no tienen la suficiente capacidad de reacción para pedir ayuda, y entran en una dinámica que tiene graves consecuencias”, advierte.
‘Prohibirlo, imposible’: INAI
Conductas de riesgo como el envío de imágenes de desnudos o sexting si bien no se pueden prohibir, al emitirlas el usuario debe estar consciente de que se desencadenan riesgos para la reputación personal y la estabilidad emocional.
“No se puede hacer mucho, salvo la prevención porque, en principio, el que lo practica, las conductas que proveen o configuran riesgos de sexting se hacen de motu propio, el niño y joven las emite. Cuando ya se configura es cuando ya ha sido traicionada su confianza extrema”, comenta Francisco
Acuña, comisionado del INAI, durante la presentación de la campaña.
Acuña comenta que es importante que las familias tengan buena comunicación en caso de que se vea envuelto un miembro de la familia en la propagación de material pornográfico.
“Si un niño no comunica o un adolescente entra en una depresión, entra en un conflicto y ha habido suicidios. Es un problema serio”, comenta el comisionado. “Pero si tienen la confianza de revelar el problema y reconocer que envió esas fotografías o esos videos, entonces lo que viene es ganarse la confianza, la solidaridad de los amigos, de los padres, para arroparlo y entonces llevarlo en su momento a considerar entablar acciones legales”.
Al estar implicada en estos comportamientos la difusión de datos personales —la imagen misma y el cuerpo lo son— el Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) llama a fortalecer la labor preventiva para que las familias, la sociedad y las autoridades contribuyan a reducir el sexting y otro tipo de conductas virtuales de alto riesgo que pueden desencadenar en sextorsión y otras conductas.
El INAI y otras instituciones han desplegado una campaña “Pensar antes de sextear” para que se evite el sexting, actividad que consiste en el envío de fotografías y/o videos con contenido sexual mediante la tecnología y que puede causar daño al honor y la imagen de una persona, pérdida de su privacidad, sextorsiones o chantaje por la difusión de las imágenes, así como ciberbullying (acoso por Internet).
La campaña está dirigida principalmente a personas menores de 18 años. De acuerdo con una encuesta de la asociación civil Alianza por la Seguridad en Internet entre 10 mil estudiantes, el 36.7 por ciento de adolescentes de 12 a 16 años conoce a alguien que ha envidado por Internet o celular imágenes suyas desnudo o semidesnudo, ya sea a conocidos o incluso a desconocidos.
‘El daño es para siempre’
Las consecuencias más inmediatas de una sextorsión son de tipo psicológico, que pueden detonar transtornos e incluso llevar al suicidio, indica Urko


Fernández Román, director de Proyectos de la organización Pantallas Amigas.

Una vez que las imágenes son publicadas, es muy difícil eliminarlas de la red, a la que casi cualquier persona tiene acceso.
Ser víctima de sextorsión puede desencadenar “desasosiego, ansiedad y depresión graves, ataques de pánico, agorafobia (miedo a los espacios abiertos), aislamiento… Por otro lado estarían las consecuencias derivadas de la exigencia que presenta el criminal y que puede suponer graves daños económicos, físicos, en la integridad y derechos sexuales. Incluso, en ocasiones fuerza a su víctima a cometer delitos, como producir pornografía infantil con amigos para enviársela al sextorsionador”.
Además, está el riesgo de que el sextorsionador cumpla con sus amenazas y difunda las imágenes o videos con contenido íntimo, consecuencias equiparadas con el sexting, pero agravadas por el contexto de realizarse en el contexto de un chantaje y añadiéndose —o multiplicando— al efecto de daño psicológico inicial, indicó el experto.
“Un sextorsionador que difunde la imagen de su víctima desnuda o realizando actos sexuales la expone a acoso sexual por otras personas, a ciberbullying y otras consecuencias psicosociales en el entorno de la víctima, afectándola por lo general no sólo a ella sino también a sus seres queridos, pareja...”
“Estos efectos pueden durar años o —en teoría— para siempre, puesto que una vez que circule por Internet la imagen no podrá ser completamente eliminada y puede reaparecer, una y otra vez, lo sepa o no la víctima, quien sufrirá el tormento de no saber cuándo y dónde volverá a aparecer interfiriendo en su vida online u offline, en sus estudios, en su trabajo, en su vida de pareja y familiar. Se ha llegado al caso en que las víctimas no han podido superar esta situación y han cometido suicidio”, indica.
Los expertos aseguran que hay dos elementos que se conjugan para la sextorsión: que la imagen sea tomada y que ésta llegue a manos criminales.
“Es preciso guardar las cautelas necesarias en cada caso, porque en ocasiones pueden no conocerse bien las intenciones de la otra persona. La mejor manera de prevenir la sextorsión por tanto es no generar imágenes que se puedan usar para chantajearnos ni por supuesto enviarlas y tener mucho cuidado con la webcam, ya que también pueden hackear nuestros dispositivos y conseguir este tipo de imágenes y videos espiándonos sin que nos demos cuenta. Es por ello que también debemos proteger nuestra privacidad e intimidad, y la de las personas con las que nos relacionamos, mediante la toma de medidas activas y pasivas de seguridad en nuestro computador y teléfono celular”, refiere Fernández Román.
Antes de decidir en enviar una foto de nuestro cuerpo desnudo, es importante comprender que existe el riesgo de que esa imagen se convierta en viral...
Y no hay marcha atrás.
“Una vez somos chantajeados, tan solo podemos minimizar el daño, pero no lo podremos hacer desaparecer. Internet pone en manos de chantajistas herramientas para causar daño (acceso a nuestros contactos, capacidad de distribución, anonimato, sistemas de pago no rastreables…), y aunque tengamos la ley de nuestra parte, no siempre podremos frenar la difusión de este tipo de contenidos”, alerta.
Es importante identificar los riesgos y tomar las medidas oportunas antes de decidir si vamos a realizar una práctica de riesgo, señala.
“No podemos aprender una lección después de que nos haya ocurrido un problema, porque la dimensión de algunos problemas en Internet no es fácil de manejar, y sería como aprender a manejar a base de accidentes. Uno sólo tiene una vida y ésta es capaz de tolerar una serie de golpes limitados y a poder ser de baja gravedad”, comenta.
Fuente.-

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