Las
muertes por sobredosis en Estados Unidos están alcanzando niveles históricos.
De acuerdo con una estimación del diario The New York Times hecha con datos preliminares, 2016 podría registrar el mayor incremento en el número de muertes por sobredosis registrado, con al menos 59 mil.
El número de muertos es consecuencia de la ola de adicción a los opiáceos y drogas ilegales como el fentanil. Las muertes por sobredosis son la principal causa de muerte en estadounidenses menores de 50 años.
Los datos preliminares, obtenidos por el medio a través de hospitales locales, pues la recopilación completa se dará a finales de este año, muestran que el aumento entre 2015 y 2016 fue de 19 por ciento.
Además, la crisis de adicción está afectando a casi todos los grupos raciales en el país, según un reportaje de The Washington Post.
La epidemia de opiáceos que ya había afectado a las personas blancas y pobres, ahora también está pegando a las poblaciones afroamericanas, hispanas y de nativos americanos.
Desde el inicio de la década, señala el medio, el número de muertes de personas entre 25 y 44 años ha aumentado en todos los grupos étnicos.
Tras un siglo de constante caída, los niveles de mortalidad en ese grupo aumentaron un 8 por ciento entre 2010 y 2015.
Por grupo, las muertes entre afroamericanos aumentaron 4 por ciento, entre hispanos 7 por ciento, 12 por ciento entre blancos y 18 por ciento entre nativos americanos.
"Lo que refleja es que la epidemia está fuera de control. Está afectando a la economía. Está afectando a la comunidad entera. Éste debe ser un llamado de acción para la salud pública", comentó al diario Jodh Sharfstein, director de la Iniciativa de Salubridad Bloomberg, en el Hospital Johns Hopkins.
El incremento en las muertes se asemeja a los picos de mortalidad relacionada con el VIH y el crack a finales de los 80 e inicios de los 90, que también afectó en especial a los jóvenes.
"Ésta es la gente que está en los años más productivos de sus vidas, los años en que deberían estar criando hijos y volviéndose líderes de las siguientes generaciones", comentó al Washington Post la profesora de Harvard de políticas públicas en salud Ashish Jha.
En este caso, señala el medio, han contribuido también las medicinas recetadas y las drogas sintéticas. El fenómeno ocurre prácticamente en cualquier estado del país desde 1999.
La fuerza adictiva de los opiáceos es uno de los problemas a vencer, señala The New York Times.
"La heroína es la droga del diablo", comentó al diario Cliff Parker, un ex adicto en Akron, Ohio, al que le tomó seis intentos alejarse de la sustancia.
"Nadie quiere que su familia lo encuentre tirado y con una aguja en el brazo, pero no puedes detenerte hasta que estás listo, afirmó.
De acuerdo con una estimación del diario The New York Times hecha con datos preliminares, 2016 podría registrar el mayor incremento en el número de muertes por sobredosis registrado, con al menos 59 mil.
El número de muertos es consecuencia de la ola de adicción a los opiáceos y drogas ilegales como el fentanil. Las muertes por sobredosis son la principal causa de muerte en estadounidenses menores de 50 años.
Los datos preliminares, obtenidos por el medio a través de hospitales locales, pues la recopilación completa se dará a finales de este año, muestran que el aumento entre 2015 y 2016 fue de 19 por ciento.
Además, la crisis de adicción está afectando a casi todos los grupos raciales en el país, según un reportaje de The Washington Post.
La epidemia de opiáceos que ya había afectado a las personas blancas y pobres, ahora también está pegando a las poblaciones afroamericanas, hispanas y de nativos americanos.
Desde el inicio de la década, señala el medio, el número de muertes de personas entre 25 y 44 años ha aumentado en todos los grupos étnicos.
Tras un siglo de constante caída, los niveles de mortalidad en ese grupo aumentaron un 8 por ciento entre 2010 y 2015.
Por grupo, las muertes entre afroamericanos aumentaron 4 por ciento, entre hispanos 7 por ciento, 12 por ciento entre blancos y 18 por ciento entre nativos americanos.
"Lo que refleja es que la epidemia está fuera de control. Está afectando a la economía. Está afectando a la comunidad entera. Éste debe ser un llamado de acción para la salud pública", comentó al diario Jodh Sharfstein, director de la Iniciativa de Salubridad Bloomberg, en el Hospital Johns Hopkins.
El incremento en las muertes se asemeja a los picos de mortalidad relacionada con el VIH y el crack a finales de los 80 e inicios de los 90, que también afectó en especial a los jóvenes.
"Ésta es la gente que está en los años más productivos de sus vidas, los años en que deberían estar criando hijos y volviéndose líderes de las siguientes generaciones", comentó al Washington Post la profesora de Harvard de políticas públicas en salud Ashish Jha.
En este caso, señala el medio, han contribuido también las medicinas recetadas y las drogas sintéticas. El fenómeno ocurre prácticamente en cualquier estado del país desde 1999.
La fuerza adictiva de los opiáceos es uno de los problemas a vencer, señala The New York Times.
"La heroína es la droga del diablo", comentó al diario Cliff Parker, un ex adicto en Akron, Ohio, al que le tomó seis intentos alejarse de la sustancia.
"Nadie quiere que su familia lo encuentre tirado y con una aguja en el brazo, pero no puedes detenerte hasta que estás listo, afirmó.
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