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Enrique Peña Nieto habló
el sábado en el cumpleaños 88 del PRI. Leal a su origen tricolor, habló como
dictador.
El partidazo fue creado por un dictador, Plutarco Elías Calles, que paradójicamente buscaba y obtuvo contener a otra dictadura: la de los nostálgicos postrevolucionarios del Porfirismo. Con el mismo cinismo institucional de hace 88 años, el Presidente actual propuso anteayer que la oposición es un riesgo de retroceso para el País.
"Hoy nuevamente hay riesgos de retroceso. Al igual que hace seis años, están resurgiendo las amenazas que representan la parálisis de la derecha, o el salto al vacío de la izquierda demagógica", expresó.
"No olvidemos el estancamiento del que veníamos, ni el riesgo real de perder lo que hemos logrado construir como País en las últimas décadas. Lo que se estará decidiendo en las urnas éste y el próximo año es, literalmente, el futuro de México".
No estoy muy seguro de que Peña entienda lo que dijo, pero sí lo entienden quienes pusieron esas palabras en su boca de repetición. Le digo que habla como dictador porque la oposición sólo es riesgosa para los regímenes dictatoriales.
Para Peña, como para su igual panista Felipe Calderón, Andrés Manuel López Obrador es un peligro para México simplemente porque no concuerda con ellos. Los conoce muy bien y jamás negociaría con un Gobierno autoritario y dictatorial, como el que propuso y mal operó Calderón, y el que propone y mal opera Peña Nieto.
Pero el simplismo de un Presidente no ilustrado no debe confiarnos. López Obrador no es el único riesgo que teme la dictadura, que sostuvo en sus primeros 70 años de hegemonía una ley no escrita que abanderaba sus candidaturas manipuladas y Gobiernos impuestos. "No hay más ruta que la nuestra", imponía, más que proponía, el viejo PRI.
Pero ese viejo PRI no ha cambiado, sigue siendo el mismo dinosaurio fosilizado. Lo demuestran las palabras repetidas por el vocero dictatorial Peña Nieto. Para él, para ellos, el cambio es malo, lo diferente es peligroso, el disentimiento es traición y la oposición de quien sea significa retroceso.
Los valores de la democracia presentes en la pluralidad no son válidos en la visión retardataria, ésa sí, del atlacomulquense Peña Nieto o de quienes hablan a través suyo. Esa visión política pervertida le permite proponer que el futuro de México está en el cercano pasado priista, lo que para él no es retroceso, aunque ese pasado tricolor sea, precisamente, "el estancamiento del que veníamos", sin duda causado por los Gobiernos priistas y agravado y co-operado por los panistas, para los que nunca hubo más ruta que la suya.
El riesgo real, en todo caso, es la ausencia de una verdadera oposición -quizás la de AMLO la más cercana a serlo- que efectivamente ejerza una fuerza política contraria a la dictadura, que promueva -mientras se pueda hacer en paz mejor- un verdadero ambiente plural de oposición en el que no haya perspectivas, ideas, mentalidades y proyectos considerados peligrosos por ser diferentes a los modelos de la arcaica y corrupta dictadura partidista en la que el PRI y el PAN han buscado y obtenido mantener a este País.
En lo único en que tiene razón Peña Nieto, pero en él suena a verdad de Perogrullo, es en que lo que se estará decidiendo en las urnas éste y el próximo año es, literalmente, el futuro de México.
Pero en lo que se equivoca maliciosamente es en que la oposición es retroceso. La oposición plural es la única salida que nos queda hacia el futuro, si queremos que éste sea mejor.
Necesitamos una oposición abierta a todas las posibilidades, incluidos en ello el PRI y el PAN, que también son parte -aunque Peña y los suyos, y Anaya y los suyos, lo ignoren- de la pluralidad democrática de la que la dictadura lleva más de un siglo privándonos a los mexicanos.
Fuente.-diazgarza@gmail.com
El partidazo fue creado por un dictador, Plutarco Elías Calles, que paradójicamente buscaba y obtuvo contener a otra dictadura: la de los nostálgicos postrevolucionarios del Porfirismo. Con el mismo cinismo institucional de hace 88 años, el Presidente actual propuso anteayer que la oposición es un riesgo de retroceso para el País.
"Hoy nuevamente hay riesgos de retroceso. Al igual que hace seis años, están resurgiendo las amenazas que representan la parálisis de la derecha, o el salto al vacío de la izquierda demagógica", expresó.
"No olvidemos el estancamiento del que veníamos, ni el riesgo real de perder lo que hemos logrado construir como País en las últimas décadas. Lo que se estará decidiendo en las urnas éste y el próximo año es, literalmente, el futuro de México".
No estoy muy seguro de que Peña entienda lo que dijo, pero sí lo entienden quienes pusieron esas palabras en su boca de repetición. Le digo que habla como dictador porque la oposición sólo es riesgosa para los regímenes dictatoriales.
Para Peña, como para su igual panista Felipe Calderón, Andrés Manuel López Obrador es un peligro para México simplemente porque no concuerda con ellos. Los conoce muy bien y jamás negociaría con un Gobierno autoritario y dictatorial, como el que propuso y mal operó Calderón, y el que propone y mal opera Peña Nieto.
Pero el simplismo de un Presidente no ilustrado no debe confiarnos. López Obrador no es el único riesgo que teme la dictadura, que sostuvo en sus primeros 70 años de hegemonía una ley no escrita que abanderaba sus candidaturas manipuladas y Gobiernos impuestos. "No hay más ruta que la nuestra", imponía, más que proponía, el viejo PRI.
Pero ese viejo PRI no ha cambiado, sigue siendo el mismo dinosaurio fosilizado. Lo demuestran las palabras repetidas por el vocero dictatorial Peña Nieto. Para él, para ellos, el cambio es malo, lo diferente es peligroso, el disentimiento es traición y la oposición de quien sea significa retroceso.
Los valores de la democracia presentes en la pluralidad no son válidos en la visión retardataria, ésa sí, del atlacomulquense Peña Nieto o de quienes hablan a través suyo. Esa visión política pervertida le permite proponer que el futuro de México está en el cercano pasado priista, lo que para él no es retroceso, aunque ese pasado tricolor sea, precisamente, "el estancamiento del que veníamos", sin duda causado por los Gobiernos priistas y agravado y co-operado por los panistas, para los que nunca hubo más ruta que la suya.
El riesgo real, en todo caso, es la ausencia de una verdadera oposición -quizás la de AMLO la más cercana a serlo- que efectivamente ejerza una fuerza política contraria a la dictadura, que promueva -mientras se pueda hacer en paz mejor- un verdadero ambiente plural de oposición en el que no haya perspectivas, ideas, mentalidades y proyectos considerados peligrosos por ser diferentes a los modelos de la arcaica y corrupta dictadura partidista en la que el PRI y el PAN han buscado y obtenido mantener a este País.
En lo único en que tiene razón Peña Nieto, pero en él suena a verdad de Perogrullo, es en que lo que se estará decidiendo en las urnas éste y el próximo año es, literalmente, el futuro de México.
Pero en lo que se equivoca maliciosamente es en que la oposición es retroceso. La oposición plural es la única salida que nos queda hacia el futuro, si queremos que éste sea mejor.
Necesitamos una oposición abierta a todas las posibilidades, incluidos en ello el PRI y el PAN, que también son parte -aunque Peña y los suyos, y Anaya y los suyos, lo ignoren- de la pluralidad democrática de la que la dictadura lleva más de un siglo privándonos a los mexicanos.
Fuente.-diazgarza@gmail.com
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