Rubén Espinosa Becerril
no quería que hubiera un periodista número 13 asesinado en Veracruz y por eso
abandonó ese estado el 9 de junio y huyó al Distrito Federal: salió huyendo de
la entidad gobernada por el priista Javier Duarte de Ochoa, a quien señaló de
ser el autor de los acosos y amenazas que estaba recibiendo, le dijo a SinEmbargo en su última entrevista, realizada el 1
de julio.
Ahora,
Rubén es el número 13. Fue asesinado en la colonia Narvarte, de la Ciudad de
México junto a otras cuatro personas. Lo asesinaron en las narices de las
organizaciones en donde denunció las amenazas de las que era víctima y lo más
grave, del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos
y Periodistas de la Secretaría de Gobernación (Segob).
En un auto exilio de
Veracruz, obligado por el acoso y las amenazas de las fue víctima llegó al DF.
El joven colaborador de Proceso, Cuartoscuro y de la agencia de noticias AVC huyó luego de protagonizar varios episodios de
acoso.
El
reportero gráfico era originario de la Ciudad de México, pero desde hace ocho
años radicaba en Veracruz. En esa entidad dejó su trabajo, sus corresponsalías,
amigos, su casa y hasta su perro por el miedo a ser asesinado como los 12
periodistas que antes fueron ejecutados.
“No
sabes lo difícil que esto. Dejé a mi perro, quisiera regresar por él”, indicó
Rubén con los ojos humedecidos. Quería volver a la entidad que gobierna Javier
Duarte, pero tenía claro que regresar era jugarse la vida. Por eso mejor se
quedó en el DF.
El día de la entrevista
Rubén llegó a la redacción ataviado con una camisa a cuadros, pantalón casual,
unos tenis, su chaleco y la bolsa donde resguardaba su cámara fotográfica.
Llegó listo para cubrir la marcha de los nueve meses de la desaparición de los
43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Esa sería su siguiente parada luego
de conversar en las oficinas de SinEmbargo.
A
pesar de que se sentía nervioso, su gusto por la cobertura de movimientos
sociales lo impulsaba a salir a la calle a tomar fotos. En el Distrito Federal
se sentía seguro y aunque le estaba costando trabajo adaptarse de nuevo a la
ciudad, la certeza de que en la capital del país podía resguardarse de las
amenazas que había recibido, lo alentaba a continuar.
“Me molesta mucho que
una persona decida el rumbo de mi vida. Que por un capricho, una necedad, una
inmadurez a todas luces notable, tenga que salirme de un estado al cual quiero
muchísimo”, “me cuesta trabajo arrancar otra vez para acá. Ya no me acostumbro
a la dimensión de la ciudad, es complicado para mí porque los recursos que
traigo comienzan a terminarse. El transporte aquí es caro, comidas más caras, la
renta más cara, claro me está costando mucho trabajo y la intención que tengo
es regresar, cuando el estado dé condiciones para poder trabajar”, confesó.
Rubén
Espinosa vestía modestamente. Traía una tableta vieja y rayada, desde donde
mandaba sus fotografías a las agencias para las que trabajaba.
Sentado
en una de las sillas de la sala de juntas, Rubén reveló el estado de la prensa
y de la libertad de expresión en Veracruz; el modus operandi del gobierno de
Javier Duarte de Ochoa para mantener sometidos a los medios de comunicación y
la vida que deben llevar los reporteros y fotógrafos que no quieren recibir
dinero a cambio de no ejercer su libertad de expresión.
La
anarquía es tal, que todos la están pasando mal, menos la corrupción, dijo, en
un Veracruz que la muerte escogió para vivir, en brazos de un gobierno
admirador del ex dictador Francisco Franco.
“DEJA DE TOMAR FOTOS O VAS A TERMINAR COMO
REGINA”
Rubén
dijo a este diario digital que salió huyendo de Veracruz porque era acosado por
el gobierno de Javier Duarte, debido a que publicaba fotos incómodas para el
Gobernador y porque cubría marchas y movimientos sociales.
En una de esas
coberturas andaba – una manifestación de estudiantes que fue reprimida y que a
él le tocó registrar a través de su lente–, cuando un hombre, al que identificó
como una persona de “ayudantía del Gobierno del Estado”, lo amenazó con que
terminaría como la periodista de la Proceso Regina
Martínez Pérez, quien fue asesinada en su departamento en 2012.
“Le
di la cobertura y cuando tomo la foto de que estaban deteniendo a los
estudiantes, me toma del cuello una persona de ayudantía del Gobierno del
Estado y me dijo: ‘Deja de tomar fotos si no quieres terminar como Regina’. Eso
me lo dijo una persona de gobierno. Son policías vestidos de civil. La persona
que orquestó el operativo de esos estudiantes está en la Secretaría de
Seguridad Pública”, aseguró.
Igual
que Regina Martínez, Rubén Espinoza fue asesinado entre las cuatro paredes de
un departamento, pero en la Ciudad de México.
–
¿Qué detonó tu salida de Veracruz? ¿Qué día saliste del estado?, se le preguntó
hace un mes.
–
Salí el 9 de junio por un acoso de parte de personas que desconozco. Salí a las
nueve de la mañana del martes 7 a trabajar y una persona me observó
detenidamente. No le puse mucha atención. De ahí fui a mi cobertura. Regresé a
mi casa, en eso por Facebook me avisó una compañera que estaban estudiantes
reunidos en una mesa de diálogo con autoridades de la Universidad Veracruzana.
Me fui a las tres de la tarde y exactamente en la esquina de mi casa había tres
sujetos con un taxi prendido. No quise mirarlos porque noté la presencia muy
insistente. Pude identificar a uno. Saqué mi teléfono para anotar sus señas,
cuando paro mi taxi, volteó a verlo y me toma una foto. Me subí al taxi, los
tipos mal encarados, no eran de ahí de Xalapa. Tenían pinta porteña. Ahí me di
cuenta que era el mismo que vi en la mañana. Por la tarde iba camino a mi casa
y veo que vienen dos tipos hacia mí, en actitud violenta, se vienen y no se
quitaron. Yo me pegué a la pared, y uno de ellos me pasa cerca, sentí su
respiración. Me puse de lado, no lo seguí con la mirada, seguí mi camino,
volteo y me están viendo. Iban de negro. Me vine el jueves nueve.
–
¿Qué coberturas haces en Veracruz? ¿Crees que detonaron este acoso?
–
Yo me especializo en movimientos sociales. Tengo una portada en la revista
Proceso con el Gobernador, esa portada lastimó mucho, de hecho la compraron a
granel…
–
¿Qué foto es?
– Es una fotografía
donde el Gobernador sale con una gorra de policía y de perfil que va caminando.
Nosotros en Xalapa nos hemos manifestado siempre que asesinan a un compañero.
Fui golpeado en el desalojo de maestros en 2013, en la plaza Lerdo, junto con
otros compañeros, a raíz de eso tuvimos que ir a marchar. Hicimos que el
Congreso hiciera la Comisión para la Atención y Protección de Periodistas, que
no sirve de nada. Estuve en la colocación de la placa en la plaza Lerdo, donde
le pusimos Regina Martínez. He dado cursos de seguridad para los fotógrafos y
me han hecho saber que soy un fotógrafo incómodo para el Gobierno del Estado.
–
¿Cómo te hacen saber eso?
–
No me dejan entrar a los eventos oficiales. En una ocasión cuando fue lo de los
35 cuerpos que encontraron en el Monumento a los Voladores de Papantla en Boca
del Río, el entonces Procurador Reynaldo Escobar Pérez iba a dar una
conferencia. Entonces me dice una persona encargada de prensa, Edwin, no
recuerdo su apellido, que yo qué hacía ahí, que yo no tenía nada que hacer y
que estaba estorbando. Entonces de ahí comenzaron a tomarme fotos por parte de
la gente de Gobierno del Estado.
–
¿Sólo te acosan a ti?
– A
mí y al grupo de los periodistas en los que estoy.
–
Este último acoso que detonó que te salieras de allá, está muy cerca al ataque
a los jóvenes de la Universidad Veracruzana, ¿tu cubriste esto?, ¿tomaste fotos
de la escena?
–
De todo. Lo que pasa es que lo que hago es darle seguimiento a los casos. No me
quedo con tomar eso que pasó a los estudiantes y ya. Con todos los movimientos
que han tenido los estudiantes. Cubrí el del 20 de noviembre del mismo año que
asesinaron a Regina, el desfile, estaba Javier Duarte y no podíamos estar
enfrente del templete. A los fotógrafos y camarógrafos nos encerraban a los
lados. Yo pedí que me dejaran tomar unas fotos y en el momento que me acerco,
veo que despliegan una mata que decía: ‘Javier Duarte, el pueblo te tiene en la
mira, no perdona ni olvida’. En eso viene un estudiante y me dice que estaban
golpeando a unos estudiantes. Le di la cobertura y cuando tomo la foto de que
estaban deteniendo a los estudiantes, me toma del cuello una persona de
ayudantía del Gobierno del Estado y me dijo: ‘Deja de tomar fotos si no quieres
terminar como Regina’. Eso me lo dijo una persona de gobierno. Son policías
vestidos de civil. La persona que orquestó el operativo de esos estudiantes
está en la Secretaría de Seguridad Pública. Había una señora que iba saliendo
de hacer sus compras, que les dijo que dejaran de golpear a un estudiante y
llegó ese personaje: a la señora la jaló del cabello, le tiró sus compras y se
la llevó a golpes. Estamos hablando de una anarquía generalizada. No puedes
decir nada ni hacer nada. Había francotiradores arriba de un hotel para el
desfile.
–
Hace unos días vinieron los jóvenes que fueron agredidos a machetazos en
Veracruz, dijeron que hay una lista negra de personas incómodas para el
gobierno. ¿Estás en esa lista?
–
No, de hecho yo pensé que iba a estar en esa lista, pero no estoy.
–¿Hay
otros compañeros tuyos, fotógrafos, periodistas qué estén?
–
No, puro activista, consejeros del INE [Instituto Nacional Electoral] y gente
del PT [Partido del Trabajo]. A mí me llaman los mismos compañeros fotógrafos
anarquista, porque he cubierto ese tipo de eventos
–
¿Me estás hablando de la misma prensa? ¿Te llaman fotógrafo anarquista?
–De
hecho al grupo que tenemos nos han llamado guerrilleros. A mí me han llamado
guerrillero, porque he dado cursos de seguridad y profesionalización a los
compañeros. Me parece ridículo.
–
¿Y qué arma cargas para que te digan guerrillero?
–
Ninguna. Mi cámara y ética sobre todo. Nunca he recibido un sólo peso. No lo
pienso hacer. Cada que sale un estudiante y se mete al gremio trato, de si lo
quieres llamar ‘robármelo’ y decirle, ‘oye no recibas dinero’, esto no es así.
LA PRENSA QUE SE CALLA CON UN CHAYOTE
En la entrevista Rubén
Espinosa denunció el modus operandi del
gobierno de Javier Duarte para mantener a la prensa sometida.
El
fotoperiodista aseguró que alrededor del 98 por ciento de la prensa en
Veracruz, desde directivos de medios, hasta reporteros, recibe “chayote” como
automóviles y dinero para publicar a gusto del Gobernador.
De
hecho, contó, hay unos desayuno llamados “Desayunos de la Libertad de
Expresión”, donde se rifan vehículos, pantallas, iPads y teléfonos.
“Lo
que ya no se quiere hacer en Veracruz, es periodismo de investigación, está prohibido,
todos deben conformarse con el boletín. Estamos hablando de que van 12
compañeros asesinados, cuatro desaparecidos y del 2000 a la fecha, 17
exiliados. Y cada que llama un Diputado y el mismo Gobernador a sus desayunos
se llena, porque desgraciadamente la prensa en Veracruz está al servicio de
quien le echa de comer”, dijo.
Espinosa Becerril
recordó el caso de Víctor Báez, director de Reporteros Policiacos,
quien fue asesinado, descuartizado y “aventado” frente a las instalaciones del Diario de Xalapa, una semana después de recibir un
automóvil como regalo.
“Le
duró una semana su coche. Yo estoy muy en desacuerdo con que a la prensa se le
tenga que dar dinero, no tiene que hacerlo. Entiendo que los sueldos son bajos,
pero si exigimos prestaciones, seguro como gremio, posiblemente lo vamos a
conseguir, pero para todos es más fácil recibir dinero”, expresó.
“Cuando
quemaron la Junta Local del INE en Ruiz Cortines llegamos los medios, atrás de
nosotros venían unos albañiles, entonces los granaderos los detuvieron y
nosotros les tomamos fotos. Lo grave de esto, no es esa detención sin sustento;
lo grave es que la que dirigió la detención es una periodista. Ella fue la que
le dijo a los policías: huélele las manos, ábrele la mochila, revísale esto y
es una periodista que porta armas y que su hija está trabajando en la
Procuraduría de Justicia”, narró.
EL DF DEJÓ DE SER SEGURO: ARTÍCULO 19
La
última vez que Darío Ramírez, director de la organización internacional
Artículo 19, habló con Rubén, fue hace una semana. El joven fotoperiodista
estaba más tranquilo y seguía en contacto con sus colegas de Veracruz.
Preocupado por seguir difundiendo lo que sucedía en esa entidad, le dijo.
Hoy
con Rubén muerto, Darío Ramírez está consternado. Artículo 19 le ayudó con el desplazamiento
de Veracruz al Distrito Federal y ahora la organización está ante una terrible
negligencia del gobierno de Veracruz y del gobierno federal.
“Es un dolor profundo,
es un momento de frustración y cólera, por la indolencia de las autoridades del
Distrito Federal y del gobierno federal. Esta muerte está en los hombros de
funcionarios públicos del estado de Veracruz y del gobierno federal”, dijo.
Ramírez
indicó que Artículo 19 le dio aviso al Mecanismo de Protección de la Secretaría
de Gobernación y además emitió una alerta por las amenazas que recibió Rubén en
Veracruz.
“Dimos a conocer la
alerta y la necesidad de que el gobierno reaccionara. Hay un nuevo fondo y me
refiero a que la violencia está mucho más cercana al Distrito Federal. Ya no es
ese santuario a donde podían venir y sentirse tranquilos los periodistas. No
podemos presumir que el DF es un santuario, sino que la violencia está en las calles.
Seguimos hablando de un alto grado de esquizofrenia, de locura, porque las
autoridades hablan de una protección inexistente, un mecanismo inútil”, dijo.
Rubén
se convirtió en el periodista de Veracruz asesinado número 13 y el 16 del
gobierno de Enrique Peña Nieto. En total en los últimos años suman 88.
Hace
un mes Espinosa Becerril aseguró que no confiaba en los mecanismos de
protección del gobierno y que prefería acercarse a los organizaciones de
defensa de periodistas: “He hablado con Artículo19, con CPJ [Comité para la
Protección de los Periodistas], con los medios con los que colaboro, con
Proceso y Cuarto Obscuro, con AVC, ellos están conscientes. Estoy buscando a
Periodistas de a Pie, porque en Veracruz no hay esa garantía. La Comisión
Estatal de Atención y Protección a Periodistas no sirve de nada. El día de la
golpiza del 14 de septiembre a un compañero le dieron con toletes eléctricos en
el corazón y la misma Comisión le dijo: ‘Mejor recibe dinero, no hagas
escándalo, ya te pasó, ya te robaron’. He venido acá y me preguntan si ya me
acerqué a la Comisión. No tienen idea de la corrupción que hay en esa Comisión.
Yo no confío en ninguna institución del Estado, no confío en el gobierno, temo
por mis compañeros, temo por mí. No es nada más Rubén, es familia, amigos, yo
no quiero perjudicar a nadie más con eso”, dijo.
Antes
de despedirse, el joven fotógrafo auguró días difíciles para el estado del que
huyó y pidió a la sociedad “voltear a ver a Veracruz”.
“Viene una represión
muchísimo más grande que la que tenemos hoy en día y recordemos que Javier
Duarte al inicio de su mandato dijo que era admirador de Franco, es un
referente al que la gente no puso mucha atención y lo están viviendo los
veracruzanos. Sólo le pido a la gente, a la sociedad y a los periodistas que
volteen a ver a Veracruz, porque nos están matando a toda libertad de
expresión”, indicó.
Al final de la
entrevista Rubén se acomodó la cámara fotográfica, saludó a sus colegas y se
encaminó a la salida. Sonrió y se despidió con un abrazo. Minutos más tarde, el
fotógrafo retrataba a los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa en la
marcha que salió a las cinco de la tarde del Ángel de la Independencia y que
concluyó con una lluvia a las afueras del Palacio de Bellas Artes.
fuente.-
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