- Un día después de que detuvieron a Héctor Beltrán Leyva en San Miguel de Allende, Guanajuato, un agente de la DEA que entrevistó la agencia apro, de la revista Proceso, dijo que después de este hecho solo queda por perseguir a uno de los grandes líderes de la bautizada por ellos mismos “Federación”.
Mexico,D.F 06/Oct/2014 Y afirmo : “(Esta detención) nos ha dejado con solo uno más de los capos de la Federación por perseguir”, dijo el agente, que, según la nota, prefirió declarar bajo el anonimato.
Al hablar de ese líder que les falta, se refirió expresamente a Ismael Zambada García, elMayo. Luego entonces, hay que inferir que, aunque no lo han querido reconocer públicamente, ya dan por muerto a Juan José Esparragoza Moreno, el Azul, el promotor principal de esa “Federación”.
Pero si murió o no, de eso se va a seguir hablando durante mucho tiempo más, porque el caso se entrampó al grado de que el procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, dice que no tiene elementos para decir que el Azul está muerto. El problema es que tampoco los tiene para demostrar que está vivo, a menos que quiera esgrimir, como un elemento de prueba, el acta de nacimiento.
Es posible que ya estén convencidos que murió de un infarto, como lo publicó Ríodoce, pero no podrían demostrarlo científicamente.
La otra cosa que llama la atención de la fuente que entrevistó Proceso, es que diga que ahora solo queda el Mayo por caer, pues en esta expresión se condensa el doble discurso de un país víctima por excelencia del consumo de enervantes, pero al mismo tiempo gran administrador del negocio de las drogas en buena parte del mundo.
No hay que olvidar que cuando una corte de Chicago quiso juzgar a Vicente Zambada Niebla por narcotráfico, éste se sacó de la manga la figura de “autoridad pública”, que en la justicia gringa significa que alguien puede cometer delitos sin que pueda ser juzgado, si en esos actos existe previo consentimiento de las autoridades. Así, el Vicentillo alegó en las audiencias previas —al juicio que nunca se llevó a cabo— que él y su padre había estado traficando con drogas desde 2004, porque la DEA se los había permitido a cambio de información que les permitiera golpear a otros cárteles.
Fueron más de cuatro años —desde febrero de 2010 cuando fue extraditado a los Estados Unidos, hasta abril de 2014, cuando se declaró culpable para negociar una sentencia menor— de jaloneos en audiencias privadas, donde prevalecieron la urgencia del “Estado” norteamericano para que no trascendiera información que los Zambada tenían en su poder y la necesidad del acusado de no morir en una cárcel del otro lado de la frontera.
Pero en algo tiene razón la fuente: de los grandes capos que han existido en México en los últimos cinco lustros, solo queda por caer el Mayo Zambada. Desde algún lugar de la tierra sigue operando Vicente Carrillo Fuentes, pero la propia actividad de la poderosa organización familiar que construyó su hermano Amado Carrillo, muerto en julio de 1997, se maneja ahora con un bajo perfil.
¿Qué están pensando los norteamericanos para el momento que Zambada García “caiga” de algún modo? Eso apenas ellos lo saben. Lo cierto es que, parece, se perfila una nueva configuración del narcotráfico en México, más administrable, tal vez, por el Estado mexicano.
La existencia de líderes del narcotráfico y de cárteles de la droga tan poderosos como los que han existido en México y como los que existieron en la década antepasada en Colombia, pone en cuestión la capacidad de cualquier Estado para combatir un problema de esa envergadura. Y esto es, por definición misma, inadmisible.
Pero tampoco debe caerse en el error de creer que con estos golpes el Gobierno pretende acabar con el narco. Más bien, hasta donde se aprecia, pareciera que el Gobierno de Enrique Peña Nieto se ha propuesto regresar el tema al punto que tenía antes de que esto se volviera un infierno. Pero ésta es solo una conjetura.
EN UN SALPICADERO SE HA CONVERTIDO.
La detención de Héctor Beltrán Leyva, enlodando a partidos, empresarios, líderes políticos y hasta a Televisa. No es para menos con el antecedente de la presunta relación de este personaje y sus hermanos (uno de ellos ya muerto) con el ex coordinador de giras de la Presidencia de la República, durante el sexenio de Vicente Fox, Nahúm Acosta Lugo. Lo cual significa que, desde hace lustros, los Beltrán Leyva han estado metidos no solo en la cocina de los políticos de altísimo nivel, sino también de algunas esferas empresariales.
NADIE INVENTÓ NADA, por lo menos en Culiacán: Ignacio Muñoz Orozco fue secretario técnico de la Secretaría de Desarrollo Social cuando Heriberto Félix Guerra era el titular de la dependencia, hasta abril de 2012, cuando decidió irse a la campaña de Josefina Vázquez Mota. Que no se indigne el empresario porque lo relacionan con el ahora prófugo de la justicia norteamericana. Era su hombre de más confianza ¿eso es lo que le duele?
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