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miércoles, 16 de septiembre de 2020

EJECUCION de" CESARIN CARRILLO" EXTINGUIO al CARTEL de AMADO CARRILLO "SEÑOR de los CIELOS"...a hierro matan y a hierro han ido muriendo.



–Con la muerte de César Carrillo, “El Cesarín”, hijo de Amado Carrillo, el 14 de agosto último, el cártel de los Carrillo Fuentes está extinguido.



Los Carrillo Fuentes, una de las familias más poderosas en el negocio del narcotráfico en México, poco a poco se han ido extinguiendo: algunos están presos, pero otros han muerto asesinados como consecuencia de la guerra entre grupos criminales.

El más reciente crimen de un miembro del clan de los Carrillo Fuentes y/o Carrillo Leyva ocurrió el jueves 13 en Sinaloa, cuando César Carrillo Leyva, “El Cesarín”, de 35 años de edad –hijo menor de Amado Carrillo Fuentes, “El Señor de los Cielos” –fue asesinado a balazos.

El crimen ocurrió en una colonia de Culiacán, aparentemente por una discusión presuntamente ocasionada por temas de drogas. El cuerpo del joven quedó tirado en una avenida.

De esta forma, la familia que durante dos décadas fueron líderes en el negocio del narcotráfico, se extingue; sólo quedan vivos los dos Vicente –Carrillo Fuentes y Carrillo Leyva –: el primero está preso desde 2014, en tanto que el segundo salió de la cárcel en 2016 tras purgar una pena de siete años y medio por lavado de dinero. Actualmente se ignora su paradero y qué se dedica.

UNA LARGA HISTORIA

Este clan saltó a la fama en los años ochenta cuando, el segundo hermano del grupo, Amado Carrillo Fuentes, irrumpió en el escenario del crimen organizado. Antes, en los años setenta, su tío Ernesto Fonseca Carrillo, “Don Neto”, recomendó a sus sobrinos Cipriano, Amado y Vicente Carrillo Fuentes con su amigo Pablo Acosta Villarreal, quien por aquellos años era el jefe de un grupo criminal en Ojinaga, Chihuahua, que más tarde se transformó en lo que hoy es el cártel de Juárez.

De hecho, los hermanos Carrillo se formaron en el negocio criminal al lado de Acosta, quien a mediados de los años ochenta se suicidó cuando estaba a punto de ser detenido por Guillermo González Calderoni, en aquellos tiempos era el policía más famoso porque, además de ser amigo de los capos, solía traicionarlos cuando le ordenaban detenerlos.

Así ocurrió con Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca y Pablo Acosta, entre otros, con quienes el policía –una suerte de Genaro García Luna en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari –tenía vínculos muy estrechos.

A la postre, los hermanos Carrillo Fuentes tomaron las riendas del narcotráfico en el norte del país: A finales de los años setenta Cipriano murió por causas naturales; Amado y Vicente caminaron juntos en el crimen organizado. En 1989, Amado Carrillo, quien no era conocido, fue detenido en la sierra de Sinaloa. Andaba borracho y portaba una pistola de grueso calibre. Los lugareños lo detuvieron y lo entregaron a un grupo de militares. Consultaron sus antecedentes en la Secretaría de la Defensa Nacional, aparentemente no hubo novedades extraordinarias. La orden fue ponerlo a disposición de las autoridades. Así se hizo.

La Procuraduría lo acusó de portación de arma prohibida y fue encarcelado en el reclusorio Sur de la Ciudad de México, donde permaneció tres años. Ahí se codeó con los varones del poder criminal: Félix Gallardo, Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”, entre otros. De este último, por cierto, se dice que murió, pero el caso está sumido en un profundo misterio, pues el Gobierno mexicano no ha confirmado si el deceso realmente ocurrió o el capo simplemente se autodesapareció.

En 1993, Carrillo Fuentes recobró su libertad y se trasladó a Ciudad Juárez. Se puso en contacto con su compadre y socio Rafael Aguilar Guajardo, entonces jefe de ese grupo criminal. Entre ambos surgieron diferencias, a grado tal, que un día Aguilar Guajardo le pegó una cachetada a Carrillo Fuentes.

Algunos meses después, Aguilar Guajardo fue ejecutado en Cancún, Quintana Roo, cuando estaba por subir a un yate que lo llevaría a Isla Mujeres.

Se dijo entonces –y esto obra en autos, concretamente en el Maxiproceso que se integró en contra de decenas de miembros del cártel de Juárez –que Carrillo Fuentes no le perdonó a su compadre Aguilar Guajardo la ofensa y por ello lo habría traicionado; sin embargo, hasta ahora no existen datos fehacientes que acrediten que Amado Carrillo ordenó su asesinato.

En 1993, Amado Carrillo se entronizó en la jefatura del cártel de Juárez; comenzó a traficar con cocaína en aviones Boing 737, por ello le apodaron “El Señor de los Cielos”. Duró en el poder cuatro años porque, en junio de 1997, el capo presuntamente falleció.

Carrillo Fuentes vivió una etapa de amplio esplendor como jefe máximo del narcotráfico en México, de la que da cuenta Manuel Bitar Tafich, su amigo, compadre y socio:

Amado Carrillo –según las confesiones de Manuel Bitar Tafich –solía entregarle a la policía los cargamentos de droga de los cárteles rivales, a fin de que justificaran su trabajo ante sus superiores. También les ponían en suerte a personas sospechosas, presuntos gatilleros de otros cárteles.

Cuenta que en una ocasión, cerca de la casa de Amado Carrillo, en la ciudad de México, caminaban unos sujetos sospechosos. La gente de mi compadre –recordó Bitar Tafich — estaba en todo, alertas. No permitían que nadie se acercara. Lo cuidaban mucho.

Entonces el equipo de mi compadre procedió a detener a los hombres. Y le preguntaron a mi compadre si les autorizaba matarlos. Él dijo que no, que mejor los entregaran a la autoridad, para que justificaran su trabajo.

Otra anécdota que recuerda Bitar ocurrió en una colonia de postín de la ciudad de México. Amado y su gatillero Arturo González Hernández, “El Chaky” empezaron a beber y terminaron emborrachándose. Amanecieron bebiendo, dijo Bitar.

“Mi compadre –prosiguió – andaba tan pedo que no podía meter el coche al garaje y la cola del vehículo quedó fuera. Al día siguiente, todavía zarandeado por la guarapeta, quiso mover el automóvil y lo que hizo fue tirar la barda de la casa. Todo aquello era un escándalo, pero le valía madre”, contó entre risotadas.

A unas casas de ese lugar, vivía el procurador José Antonio Lozano Gracia, el primer procurador panista, quien extrañamente no se enteró del incidente.

Otra historia ocurrió en Brasil, en la playa de Copacabana.

Estaba en todo su apogeo el carnaval, uno de los más bellos y alegres del mundo. Todo era una fiesta.

Cuenta Bitar: “Mi compadre se divertía con el baile, la música y mirando viejas por todas partes. En pleno desmadre, me percaté de un peligro. Cuando vi que ese peligro se acercaba hasta el pedo se nos bajó.

–¡Aguas!—grité– allá están las cámaras de Televisa. Y en chinga nos salimos de la multitud y de los reflectores. Caminamos en medio de la gente y más adelante nos compramos unas pelucas y nos disfrazamos para seguir la fiesta.

LA DETENCIÓN DE AMADO

En una ocasión, a Amado Carrillo se le pasaron las copas y se echó a andar por la sierra de Sinaloa. Llevaba un rifle de alto poder. Llegó a una comunidad, desorientado por el alcohol, y unos lugareños lo ayudaron a ponerse a salvo.

Lo refugiaron en una cabaña, donde durmió la borrachera. Al día siguiente fue detenido por efectivos del ejército, quienes realizaban un rondín por la sierra. Eran los responsables de perseguir al narcotráfico.

De inmediato le pidieron que se identificara – sacó una credencial — y reportaron su detención a la Secretaría de la Defensa Nacional: dijeron que un tal Amado Carrillo Fuentes portaba un arma de alto poder y que por esa razón se le había detenido. Era el año de 1989.

Extrañamente, en la Sedena no advirtieron –o cerraron los ojos — que se trataba de “El Señor de los Cielos”, sólo giraron la orden de que el detenido fuera trasladado a la ciudad de México y que fuera puesto a disposición de las autoridades.

Así lo hicieron. Carrillo Fuentes fue puesto en manos de la PGR, que de inmediato integró la averiguación previa. El delito: portación de arma prohibida. Fue sentenciado a tres años de cártel. Su nuevo domicilio fue el reclusorio Sur.

Ahí convivía con Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”, con Miguel Ángel Félix Gallardo, entre otros personajes del hampa, que se encontraban recluidos en esa cárcel de la Ciudad de México.

Carrillo Fuentes cumplió su condena en 1993 y cuando recuperó su libertad se enfiló hacia Ciudad Juárez, donde se puso a las órdenes de su amigo y compadre Rafael Aguilar Guajardo, entonces poderoso jefe del cártel que fundó Pablo Acosta, “El Zorro Plateado”, en Ojinaga, Chihuahua.

No pasaron muchos meses cuando un golpe de timón colocaba a Carrillo Fuentes al frente del cártel de Juárez. Rafael Aguilar caía abatido en Cancún, Quintana Roo, por un grupo armado que lo perseguía.

De esta forma, Amado Carrillo se encumbró en la organización delictiva y empezó una etapa de esplendor con el trasiego de cocaína a bordo de aviones Boeing procedentes de Sudamérica y que llegaban directamente a Estados Unidos.

En México creó todo un emporio, no sin enfrentar fuertes peligros. Los hermanos Arellano Félix, cabezas del cártel de Tijuana, pretendieron asesinarlo en varias ocasiones. Ambos grupos criminales se odiaban y se disputaban un amplio mercado.

La guerra la empezó a ganar Carrillo Fuentes con el apoyo del general Jesús Gutiérrrez Rebollo, zar antidrogas de México, su aliado. Pero no por mucho tiempo: el militar fue encarcelado precisamente por sus vínculos con Carrillo Fuentes. Fue recluido en el penal de La Palma y años después murió.

Carrillo Fuentes conocía a muchos militares y lo protegían. De ahí partía su fortaleza.

A Gutiérrez Rebollo lo conoció cuando era jefe de la V Región Militar, con sede en Zapopan, Jalisco. Desde ahí emprendió una batalla feroz contra el narcotráfico, pero su política consistió –según se supo después –en atacar a unos cárteles y proteger a otros.

Amado Carrillo le otorgó recursos para enfrentar a los hermanos Arellano –Benjamín y Ramón Arellano Félix –en aquel tiempo poderosos y temibles, dueños de fincas y haciendas en Baja California, donde impusieron su ley.

En una ocasión, Carrillo Fuentes arribó a uno de sus restaurantes favoritos en la ciudad de México –El Bali Hai –, localizado en la avenida Insurgentes y Barranca del Muerto.

Llegó con un séquito de gatilleros, su esposa y dos de sus hijos.

Pidió una fuente de mariscos y urgió al capitán: Rápido, Capi, rápido…

Los gatilleros se apostaron alrededor del restaurante. Todos estaban armados y al acecho.

De pronto, se desató una balacera. Los Arellano habían localizado a Amado y se disponían a matarlo, pero Carrillo Fuentes, su esposa y sus hijos pudieron salir por el baño de hombres: ahí había una escalera y un domo que fue levantado –quizá él ya tenía lista su ruta de escape –salieron por la azotea y brincaron por una calle contigua a la avenida Insurgentes sur.

En el restaurante hubo muchos muertos. El capitán del restaurante, quien declaró ante las autoridades, dijo que en el lugar quedaron abandonados varios vehículos y la esposa de Amado Carrillo –Sonia Barragán –dejó una bolsa de piel repleta de dólares.

–¿Y qué hizo con la bolsa, capi –le pregunté en una ocasión.

–La entregué a las autoridades –respondió sonriendo.

LA NEGOCIACIÓN CON SEDENA

Antes de la presunta muerte, Carrillo Fuentes intentó negociar con el Gobierno federal el cese de su persecución: propuso a través de la Secretaría de la Defensa Nacional que pagaría una suma descomunal, no vendería drogas en México, todo, a cambio de que lo dejaran en paz. La propuesta la hizo el publirrelacionista del cártel de Juárez, Eduardo González Quirarte, “El Flaco”, a través de un prestigiado despacho de abogados.

No se sabe si la propuesta fue aceptada, lo cierto es que Amado Carrillo logró salir del país y se instaló en Sudamérica, concretamente en Argentina, Brasil, Uruguay y Chile. El responsable de llevar a cabo todo el traslado de familiares y operadores fue Manuel Bitar Tafich, señalado en ese tiempo como el operador financiero del cártel de Juárez.

Tras un encuentro con Bitar Tafich en la Comarca Lagunera, en el año 2006, el empresario me contó que un día su compadre Amado le dijo, estando en Chile, que viajaría a México. “No me dijo los motivos y yo no le pregunté”, recordó Bitar. Y añadió: “Si yo hubiera sabido a qué viajaría, no lo dejo ir”, lamentó.

Amado hizo el viaje. En ese tiempo –1997 –se hacía llamar Juan Arriaga, nombre con el que ingresó a Sudamérica. En realidad Juan Arriaga sí había existido: fue un empresario algodonero muy próspero de la Comarca Lagunera. Las identificaciones para suplantar la identidad de Amado Carrillo por la de Juan Arriaga las consiguió Bitar Tafich. De esa forma, Carrillo Fuentes llegó a Sudamérica con la aureola de un empresario dispuesto a invertir, incluso, tenía el aval de Citibank –hoy Banamex –donde el empresario era bastante conocido.

Al arribar a México, Amado Carrillo se sometió a una cirugía plástica y a una liposucción. El objetivo era cambiar completamente su fisonomía. Paralelamente, la Interpol investigaba el paradero de los hombres del cártel de Juárez en Sudamérica.

Llevaban varios días tratando de localizar las guaridas del grupo criminal. Juan Manuel Ponce Edmonson, entonces jefe de Interpol, había viajado a Sudamérica junto con un grupo de investigadores, quienes se dieron a la tarea de localizar a Carrillo Fuentes y a sus socios.

Después de varias semanas, Ponce Edmonson propuso que investigaran si el grupo criminal había comprado mesas de billar. “Los hombres del narcotráfico que pasan mucho tiempo encerrados suelen matar el tiempo en los juegos de mesa, así que indaguemos si han comprado mesas de billar u otros”, dijo, basado en su larga experiencia policiaca.

Y así fue: comenzaron a localizar los negocios que vendían juegos de mesa y, curiosamente, llegaron a una tienda donde, semanas atrás, habían acudido algunas personas para comprar mesas de billar. Esa fue una clave importante para empezar a rastrear el domicilio de los miembros del cártel de Juárez. A través de la vendedora obtuvieron copias de las notas y de ahí obtuvieran algunas direcciones que resultaron veraces.

Cuando Ponce Edmonson y sus hombres localizaron los domicilios del cártel de Juárez en Chile, Argentina y otros países de la región sudamericana, Amado Carrillo ingresaba a la clínica Santa Mónica de la Ciudad de México para someterse a la cirugía plástica.

El resultado de la intervención fue reportado como exitoso. Durante varias horas los médicos trabajaron en la modificación del rostro del capo y en la liposucción. Aquella fue una intervención muy larga, según los reportes médicos de esa época.

Carrillo Fuentes convalecía, aunque con dolores muy fuertes. Para mitigarlos le pidió a uno de los médicos de guardia que le dieran algo para el dolor. Fue entonces cuando le suministraron Dormicum. Sin embargo, como los efectos de la anestesia aún estaban activos le causó un shock y, como consecuencia, la muerte por paro respiratorio.

De esa forma, aparentemente, terminaría la vida y la carrera criminal de Amado Carrillo Fuentes. La agencia antidrogas de Estados Unidos –DEA –se adelantó a confirmar que, en efecto, el narcotraficante Amado Carrillo había muerto. Luego hizo lo propio la Procuraduría General de la República. Cuando el cuerpo de Carrillo Fuentes era velado en la Ciudad de México efectivos de la Policía Judicial Federal se llevaron el cadáver. Lo analizaron y luego se lo entregaron a la familia, en particular, a la señora Aurora Fuentes, su madre.

Amado Carrillo fue sepultado en el panteón que la familia dispuso en una finca propiedad de la señora Aurora Fuentes, en Navolato, Sinaloa, donde descansan los restos de otros hijos que murieron por causas naturales o asesinados.

No se sabe a ciencia cierta si Amado Carrillo está muerto o vive. Es un misterio. Lo curioso es que, tras haberse sometido a la operación, los médicos que lo intervinieron –los mexicanos Jaime Godoy y Carlos Ávila y el colombiano Ricardo Reyes –fueron asesinados y sus cuerpos aparecieron sumidos en unos tambos que fueron abandonados en la autopista del Sol, la que conecta con Acapulco, Guerrero.

EL NIÑO DE ORO

Rodolfo Carrillo Fuentes, conocido como “El niño de oro”, era el hermano menor de Amado y Vicente Carrillo. Fue considerado, en su tiempo, como el relevo natural de Amado para entronizarse como jefe del cártel de Juárez, pero la muerte se le atravesó.

En abril de 2004, la guerra entre los cárteles estaba en el máximo de su ebullición. El Gobierno de Vicente Fox, mediante una estrategia anticrimen bastante cuestionada, empezó a enfrentar a los grupos criminales, pero sólo avivó la violencia, pues los resultados eran nulos. Ordenaba operativos sin estrategia, sin inteligencia, lo que activaba la violencia y la ola de muertes en todo el país.

Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, tenía dos años que se había fugado del penal de Puente Grande, Jalisco, y durante una cumbre efectuada en Nuevo León –a la que asistieron varios capos de la droga, entre otros, Ismael “El Mayo Zambada”, Juan José Esparragoza, “El Azul”, los hermanos Beltrán Leyva, entre otros –planteó el proyecto para consolidar al cártel de Sinaloa como una empresa criminal de altos vuelos.

En principio, “El Chapo” planteó que era necesario terminar con la hegemonía de los Carrillo Fuentes en el negocio del narcotráfico; acabar con los hermanos Arellano Félix –sus rivales acérrimos –y declararle la guerra a Los Zetas. Barridos estos obstáculos, Sinaloa no tendría mayores problemas para apoderarse de todo el negocio en el continente Latinoamericano.

Y así ocurrió: En 2004, Guzmán Loera y los Carrillo Fuentes rompieron relaciones. Una descortesía de Rodolfo Carrillo Fuentes, “El Niño de Oro”, hacia “El Chapo” habría puesto fin a la vida del hermano menor de Amado y Vicente Carrillo, pues Rodolfo despreció el saludo de Guzmán y lo dejó con la mano extendida. “Lo voy a matar –dijo “El Chapo” –porque ya no lo aguanto”.

En abril de 2004, Rodolfo Carrillo Fuentes y su esposa Giovanna Quevedo Gastélum entraron a la plaza Cinépolis, en pleno centro de Culiacán, Sinaloa. “El Niño de Oro” traía la protección de la policía del estado, encabezada entonces por Pedro Pérez López.

Al salir del centro comercial, se dirigieron a su camioneta y, justo cuando iba a abordar, una ráfaga de balas perforó sus cuerpos. Un grupo armado con rifles Ak-47 arremetió contra ellos en el estacionamiento del centro comercial. Las balas, incluso, pegaron en la pared y abrieron enormes agujeros. Así fue cegada la vida de Rodolfo Carrillo.

Durante el juicio que enfrentó Joaquín Guzmán Loera en Nueva York, Vicente Zambada Niebla, hijo de Ismael “El Mayo” Zambada, declaró que “El Chapo” ordenó el asesinato de Rodolfo Carrillo.

Jesús Zambada, hermano de “El Mayo”, por su parte, recordó en el juicio la historia que selló la suerte de Rodolfo, cuando dejó al Chapo con la mano extendida al rechazar su saludo. “El Chapo” –dijo –estaba enojado y ante el desaire dijo que lo iba a matar “porque no lo aguantaba más”.

EL INGENIERO

Vicente Carrillo Leyva es uno de los pocos hijos de Amado Carrillo que han sobrevivido a la guerra entre bandas criminales. Le dicen “El Ingeniero” y, de acuerdo con las autoridades federales, siempre se le ha vinculado con el lavado de dinero dentro y fuera del cártel de Juárez. En los años noventa la PGR detectó que, en Guadalajara, había abierto una cadena de tiendas Versace, una de las más prestigiadas de entonces.

En agosto de 2018, la policía de la Ciudad de México lo sorprendió cuando iba a bordo de una camioneta, junto con unos amigos, y lo detuvieron; sin embargo, los policías lo dejaron ir porque, según argumentaron, no tenía orden de aprehensión.

La retención momentánea de Carrillo Leyva ocurrió en la delegación Miguel Hidalgo. Según el reporte de los agentes, el hijo de Amado Carrillo se identificó con una credencial falsa que tenía su fotografía y el nombre de Andrés Favela.

Sin embargo, los agentes lograron reconocerlo y avisaron a su superior, quien les dio la orden de detenerlo y presentarlo ante la procuraduría capitalina por la portación de un documento falso. Pero eso no ocurrió. El vástago de Carrillo Fuentes fue liberado. El jefe de los policías de la Ciudad de México entonces era Raymundo Collins –alumno de Guillermo González Calderoni, nada más y nada menos –quien ordenó que cuatro agentes fueran investigados, pero nunca se conocieron los resultados. Se les abrió una carpeta de investigación en la Dirección de Asuntos Internos de la Secretaría de Seguridad Pública. Así libró la cárcel Vicente Carrillo Leyva, aunque temporalmente.

En el mes de junio de 2009, elementos del Ejército Mexicano lo detuvo en Lomas de Chapultepec cuando realizaba una rutina de ejercicios. El operador financiero del cártel de Juárez se ostentaba como empresario y dijo llamarse Alejandro Peralta Álvarez.

Según las investigaciones, su labor consistía en desempeñar funciones directivas y de ocultamiento de recursos ilícitos. En ese tiempo estaba bajo la tutela de su tío Vicente Carrillo Leyva, “El Viceroy”, jefe de la organización criminal.

Y, en efecto, Carrillo Leyva fue presentado ante la PGR y resultó acusado del delito de lavado de dinero. En ese tiempo se le identificó como el segundo al mando del cártel de Juárez. Entonces la PGR ofrecía una recompensa de 30 millones de pesos para quien diera información que condujera a su captura. Fue sentenciado a siete años con seis meses de prisión. En el año 2016 recobró su libertad tras compurgar la pena que le impusieron. Actualmente su paradero y sus actividades resultan un verdadero enigma.

VICENTE CARRILLO, “EL VICEROY” 

Vicente Carrillo Fuentes, apodado “El Viceroy”, tomó las riendas del cártel de Juárez tras la presunta muerte de su hermano Amado, en 1997. Estuvo al frente del grupo criminal durante varios años, pero su entorno se vio trastocado tras la fuga de “El Chapo” del penal de Puente Grande, en 2001, y la guerra que trabó con el cártel de Sinaloa por el control territorial.

Durante su etapa de esplendor, “El Viceroy” solía moverse con libertad en la Comarca Lagunera. En Gómez Palacio, Durango, disponía de varias residencias, donde era frecuente que acudiera de vez en cuando, siempre con protección oficial.

Esa región del país fue muy importante tanto para Amado como para él. Allá por los años ochenta crearon una empresa de aerotaxis conocida como “Taxeno”, la cual transportaba pasajeros, pero también era muy socorrida para el movimiento de drogas. En aquel tiempo el cártel de Juárez era muy poderoso en esa región, el representante del cártel era Manuel Bitar Tafich, actualmente próspero empresario hotelero en La Laguna –.

Sin embargo, la vida de esplendor de Vicente Carrillo Fuentes se extinguió. El 9 de octubre de 2014 fue detenido en la colonia Nueva San Isidro de Torreón, Coahuila.

Tras su captura –quizá el capo fue el más sorprendido por su detención y apresamiento –las autoridades federales, Sedena, PGR y Marina, dijeron que el jefe del cártel de Juárez era uno de los 122 objetivos de la estrategia de seguridad desplegada por el Gobierno federal. Cuando fue detenido, Vicente Carrillo tenía 51 años de edad.

Al momento de su captura, se identificó con una licencia de conducir a nombre de Jesús Sánchez Mejías, pero al saberse descubierto reconoció su verdadera identidad.

El jefe del cártel de Juárez estaba acompañado de Jesús Dimas Contreras Sánchez, quien fue identificado como su escolta; el hermano de Amado Carrillo era perseguido en Coahuila y Chihuahua. Tenía varios domicilios que, de acuerdo con las autoridades, eran visitados de manera discreta por el narcotraficante. La DEA ofrecía por su cabeza una recompensa de 5 millones de dólares.

Cuando Ciudad Juárez vivió una etapa de violencia extrema, quizá la etapa más oscura de su historia, Vicente Carrillo era el jefe del cártel de Juárez y estaba enfrentado con Sinaloa por el control de la plaza. Carrillo Fuentes creó el grupo de choque “La Linea”, uno de los más temibles y sanguinarios de la historia del crimen organizado, que hasta la fecha son una verdadera pesadilla en esa región fronteriza.

EL FIN DEL CLAN

El pasado jueves 14, en Sinaloa, fue asesinado César Carrillo Leyva, hijo menor de Amado Carrillo Fuentes. Tenía 35 años de edad. El crimen ocurrió en la colonia Alfonso G. Calderón.

Según los reportes de la Fiscalía General del Estado, los hechos ocurrieron a las 22 horas del jueves 14. Vecinos del lugar dijeron que escucharon disparos y los reportaron a la policía municipal. Cuando los agentes arribaron al lugar hallaron el cuerpo de Carrillo Leyva, quien era conocido como “El Cesarín”.

César Carrillo es hermano de Vicente Carrillo Leyva, “El Ingeniero”, quien, como ya se dijo, fue detenido en abril de 2009 por lavado de dinero del narcotráfico, aunque siete años y medio después recobró la libertad.

La Fiscalía de Sinaloa integró la carpeta CLN/VEHD700583672020 por el delito de homicidio culposo.

El hijo menor de Amado Carrillo había sido detenido en febrero de 2018 en Las Dunas de Altata, Sinaloa, cuando se encontraba en compañía de una mujer; en aquella ocasión –según los informes policiacos de la época –César Carrillo Leyva portaba una credencial falsa y las autoridades lo liberaron al no encontrarle cargos, ya que no portaba objetos ilegales.

Con el crimen de César Carrillo Leyva, el clan de la familia Carrillo Fuentes –uno de los más poderosos entre las décadas de los ochenta y noventa en el negocio del narcotráfico- se extinguió. Ahora sólo quedan vivos Vicente Carrillo Fuentes –que está preso –y su sobrino Vicente Carrillo Leyva, liberado en 2016 del delito de lavado de dinero, cuyas actividades actualmente se ignoran, pues se mueve en completo sigilo y con bajo perfil.

En el norte del país ahora los amos y señores del tráfico de drogas son los hermanos Guzmán Salazar –Iván Archivaldo, José Alfredo y Ovidio –hijos de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, quien purga una cadena perpetua en Estados Unidos.

fuente.-Ricardo Ravelo Galó/

LA "NOMINA OCULTA de DON AMLO y las LETRAS CHIQUITAS del PRESUPUESTO FEDERAL"...el diablo esta en los detalles.



Al ponderar la letra chiquita del Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2021, saltan una serie de datos que sólo un ciego no vería, como el engaño que prevalece en torno a la austeridad y el recorte de plazas en el gobierno federal, ya que el rubro de servicios personales (sueldos) que pagará el sector público ascenderá a 1.37 billones de pesos, cifra que representa un incremento de 55 mil millones de pesos respecto a lo aprobado para 2020.


Esta cifra tiene el nivel más alto de este rubro de gasto en la historia del país, y significa 30 por ciento del gasto programable total; es decir que por cada peso gastado del gobierno en este rubro, 30 centavos serán para el pago de sueldos.

Esta austeridad mal aplicada o nómina oculta, aumentan el costo promedio de las plazas en el gobierno federal, denunció la coordinadora perredista en San Lázaro, Verónica Juárez Piña.

“Si revisamos el número de plazas de las dependencias del sector público (Tomo IX del PEF 'Analítico de Plazas') y lo dividimos entre el gasto en servicios personales, se puede observar datos que no corresponden a una lógica administrativa, o bien que sugieren que en el Presupuesto de Egresos no se revela la totalidad de las plazas en el gobierno, o bien existe una especie de nómina escondida o no declarada y esto explicaría el poco usual comportamiento de la relación nómina/plazas en la administración pública”, explicó.

En 2020 la Oficina de la Presidencia registró un total de mil 280 plazas y su gasto en servicios personales fue de 433.8 millones de pesos, por lo que el costo promedio de cada plaza en la Presidencia fue de 338 mil 900 pesos anuales.

Sin embargo, para 2021 se tienen registradas mil 87 plazas y el gasto en servicios personales será de 488.5 millones de pesos anuales, por lo que el costo promedio anual de cada plaza será de 449 mil 402 pesos anuales; es decir un incremento de 32 por ciento en el costo promedio anual, a pesar de la disminución en el número de plazas adscritas a la Oficina de la Presidencia.

“Lo anterior sugiere que la disminución en el número de plazas ha sido orientada hacia aquellas que reciben un menor salario, o bien que las percepciones salariales son mayores que las oficialmente se tienen establecidas, aunque una tercera posibilidad es que en realidad exista un cierto número de plazas no declaradas que inciden en el incremento en los gastos por servicios personales aún y cuando se registren oficialmente un número de plazas menor al del año anterior”, detalló la diputada federal.

Y tiene razón la legisladora al apuntar que efectivamente hay una cifra negra o una nómina alterna, ya que los números no cuadran y esto se observa en casi todas las dependencias federales.

Así, por ejemplo, en la Secretaría de Relaciones Exteriores se observa el costo anual promedio más elevado del gobierno al ser para 2021 de 1 millón 442 mil 87 pesos por plaza, lo que representa un incremento de 30 mil pesos con respecto a 2020.

Le sigue la Secretaría del Bienestar donde el costo promedio anual de cada plaza ascenderá para 2021 a 1 millón 202 mil 471 pesos, lo que representa un incremento de 16.4 por ciento es decir, 169 mil pesos con respecto a 2020.

Con excepción de Pemex, Función Pública, la CNDH y la Secretaría de Marina, todas las demás entidades gubernamentales muestran incrementos en el costo anual promedio de sus plazas.

De hecho es la Oficina de la Presidencia la que registra un mayor crecimiento porcentual en el costo anual promedio por plaza, al pasar de 338 mil 906.3 pesos en 2020 a 449 mil 402.0 para 2021; le sigue la Secretaría de Salud con 27 por ciento al pasar de 411 mil 685.5 a 524 mil 866.3 pesos; y en tercer lugar la Secretaría del Bienestar cuyo costo anual promedio de sus plazas pasó de 1 millón 33 mil 57 en 2020 a 1 millón 202 mil 471 pesos en 2021.

Hay bancadas en el Congreso como la del PRD en la Cámara baja que, a pesar de que son un grupo minoritario, tiene la participación más alta en cuanto a denuncias e iniciativas y eso habla de legisladores que hacen su tarea, como es este caso, en donde las pesquisas que han hecho en torno a desmenuzar las tripas del Proyecto del Presupuesto que pretende el presidente de México se apruebe en el Poder Legislativo, apuntan a que hay plazas que no están reportadas o de plano que hay una nómina paralela a la oficial, esperemos a ver qué dicen en la SHCP, para aclarar lo que parece evidente.

Fuente.-Alejo Sanchez Cano/

"LANA PRIMERO y PATRIA DESPUES": DIPUTADOS y SENADORES "TALEGONES" GASTARON MILES de MILLONES del "DINERO del PUBLICO" en 2019...tiran "rollo y tambien dinero".

Los gastos en el Senado en la República y en la Cámara de Diputados no se acoplaron a las medidas de austeridad de la “Cuarta Transformación”. Los gastos en subsidios, alimentos, herramientas, prestaciones, mobiliario y otros artículos, aún superan los miles de millones de pesos.



Del presupuesto asignado para la operatividad de los congresistas mexicanos, a pesar de las leyes de austeridad que ellos mismos aprobaron, la mayor parte es para pagar los servicios personales que mantienen partidas para “remuneraciones adicionales”, “otras prestaciones sociales” y “pago de estímulos a servidores”.
De acuerdo con los números de la Cuenta Pública de 2019, en ese rubro la Cámara de Diputados gastó 4 mil 403 millones 349 mil 876 pesos y la Cámara de Senadores, 2 mil 259 millones 192 mil 599 pesos. En ambos casos, comparando las cifras con 2017 y 2018, se nota que el monto asignado a eso es constante.
El segundo gasto operativo más alto de las cámaras es el de Servicios Generales, que engloba servicios “básicos”, arrendamiento, servicios de instalación, reparación, mantenimiento y conservación, comunicación y publicidad, traslado y viáticos, “servicios oficiales” y “otros servicios generales”.
Los diputados gastaron en el último año mil 126 millones 909 mil 980 pesos y los senadores, mil 430 millones 823 mil 349 pesos.
El otro gasto que sobresale es el de Transferencias, asignaciones, subsidios y otras ayudas, que engloba, en la Cámara de Diputados, subsidios y subvenciones y transferencias al exterior. Ahí se fueron en 2019, mil 013 millones 002 mil 542 pesos.
En el Senado, la partida que sigue en gasto es la de Bienes muebles, inmuebles e intangibles, que abarca entre otras cosas el pago de mobiliario y equipo de administración, maquinaria, otros equipos y herramientas y “activos intangibles”. Para eso se pagaron 183 millones 153 mil 710 pesos.
Esta Cuenta Pública muestra el resultado del primer año de la política de austeridad que promovió el Presiente Andrés Manuel López Obrador. De acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) de 2019 y 2020, las compensaciones y los privilegios de los congresistas son menores en comparación con los que todavía tenían en el PEF de 2018.0



Oficialmente, un Senador tiene solo derecho a su sueldo base de 1 millón 325 mil pesos; una aportación a seguridad social de 258 mil 327 pesos; un ahorro solidario por 43 mil 734 pesos y un aguinaldo de 214 mil 593 pesos.
En el caso de los diputados, sus percepciones quedaron en un sueldo base de 1 millón 264 mil 536 pesos; aportación a seguridad social de 61 mil 274 pesos; una prima vacaciones de 19 mil 771 pesos y una gratificación de fin de año por 211 mil 579 pesos.
Antes, en las prestaciones de un Senador estaban incluidos un seguro de vida institucional, seguro de gastos médicos mayores y otro seguro por separación individualizado y para los diputados, además de eso, una partida llamada “otras prestaciones” que se refiere a la prestación del ISR del aguinaldo y un fondo de ahorro.
A inicios de su administración, el Presiente hizo un llamado al Congreso para que actuara con “rectitud, austeridad, y de manera consecuente”, luego de que decidieran que su aguinaldo quedaría exento del pago del Impuesto Sobre la Renta (ISR).
“Yo creo que tienen que actuar todos de manera consecuente, no puede haber demagogia, que consiste en decir una cosa y hacer otra, hay que ser consecuentes”, dijo en una de sus primeras conferencias matutinas en diciembre de 2018.
Ya frente a la pandemia y en el marco de la presentación del Paquete Económico para 2021, Mario Delgado, coordinador del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), habló de austeridad y recortes pero en partidos políticos para que el dinero se destine al sector salud, reportó el periódico El Universal.
El presupuesto de 2019 del Senado disminuyó solo 14 por ciento respecto al año anterior. En la Cámara de diputados la reducción fue del 15 por ciento.

fuente.-

"CUENTAS FATIDICAS": LAS "BALAS HABLAN para ACALLAR a la PRENSA"...al poder se le cuestiona,no se le aplaude y si lo hace bien es su obligación.



Marzo ha sido un mes fatídico para la prensa en México. Tres periodistas han muerto asesinados a balazos en Guerrero, Veracruz y Chihuahua. Otro lucha por su vida en el hospital después de un ataque en la puerta de su casa. Otro tuvo suerte, su escolta recibió el plomo que unos sicarios guardaban para él. El último se recupera de una herida de bala, sufrida cuando cubría una protesta sindical. 103 periodistas han muerto asesinados en México desde 2000. Solo el año pasado fueron 11. Las líneas que siguen tantean los últimos pasos de los tres muertos del mes de marzo.
Miroslava Breach, la valiente denuncia sobre la ‘narcopolítica’

Como en las películas de espías, si el investigador hubiera preguntado a los conocidos de la víctima si había alguien que tuviera motivos para asesinar a Miroslava Breach, sus familiares, amigos y conocidos se habrían mirado entre ellos y habrían enumerado una larga lista de posibles sospechosos que van desde alcaldes y policías locales a partidos políticos y narcotraficantes.

Conocida por su periodismo crítico y profundo, a lo largo de varias décadas como corresponsal en Chihuahua Miroslava molestó a muchos y fue elevando el tono para denunciar, entre otras cosas, el desplazamiento de miles de campesinos de la sierra Tarahumara obligados a plantar amapola ante la llegada de los cárteles, o los vínculos de los partidos políticos con el crimen organizado.




Si bien aún no está claro quien ordenó su muerte el jueves 23 de marzo, las autoridades tienen clara una cosa: fue asesinada por su trabajo periodístico, confirmó el gobernador Javier Corral.

Uno de sus artículos más reconocidos, “Narco destierra a familias en Chihuahua”, publicado en agosto de 2016, denunciaba que centenares de familias de campesinos habían sido desplazadas de sus comunidades y habían perdido sus casas, ganado y tierras, a manos de narcotraficantes. En su texto detalló como los campesinos de diminutos municipios perdidos entre las montañas de Chihuahua como La Lobera, Chínipas o El Manzano, en Urique, vivían bajo el terror de narcotraficantes que custodiaban los caminos que impedían regresar a la población.

El texto señalaba que mientras en las zonas urbanas decrecía el número de homicidios, en las zonas rurales no hacía sino aumentar. Y citaba dos municipios Milpillas y Las Chinacas donde hace unos años vivían 1.500 personas y ahora solo quedan la mitad. El artículo denunciaba que desde hacía varios meses distintas organizaciones y movimientos políticos le habían pedido al presidente Enrique Peña Nieto que actuara, sin obtener respuesta.

Pero Miroslava no levantó el dedo del renglón. Recientemente publicó un valiente texto donde denunció los vínculos entre el crimen organizado y los partidos políticos. En el texto ‘Impone el crimen organizado candidatos a ediles en Chihuahua’, publicado en La Jornada denunciaba como los dos partidos más importantes del país, el oficialista PRI (Partido Revolucionarios Institucional) y la derecha del PAN (Acción Nacional) habían incluido en sus listas a miembros del crimen organizado como candidatos a alcaldes.



Miroslava citó con nombres y apellidos como la suegra de Arturo Quintana, alias El 80, el criminal más buscado desde de la región, se presentaría como candidata del PRI en Bachiníva. Su candidatura vino precedida llegar una serie de anónimos para que ningún otro aspirante osara presentarse y opacar a la candidata Silvia Mariscal Estrada.

Diez días después recibió ocho balazos de un sujeto armado que la esperaba a la salida de su casa.

Cecilio Pineda, reportero en Tierra Caliente

El reportero Cecilio Pineda trabajaba para su cuenta de Facebook. Igual entraba en vivo con la cámara de su celular, que escribía una nota. O publicaba el reportaje de algún compañero. O sacaba publicidad de una venta de pollos, de un taller mecánico, de una tienda de zapatos. Así ganaba algo de dinero.

A Cecilio lo asesinaron el pasado 2 de marzo en su pueblo. Vivía en Ciudad Altamirano, un municipio de la Tierra Caliente de Guerrero, una de las regiones más pobres de uno de los estados más pobres de México.



El día en que lo mataron, Cecilio fue a San Miguel Totolapan, el pueblo de al lado. Hacía meses que un grupo de vecinos se había levantado en armas contra el crimen organizado. Estaban hartos, decían, de Los Tequileros, una banda de secuestradores que tenía sometida a la población desde hacía meses. Aquel día, los vecinos exigieron a las autoridades que detuvieran a su líder, El Tequilero. Que aprehendieran además a su compadre, el exalcalde de San Miguel, Saúl Beltrán. Por entonces, la fiscalía ya acusaba a Beltrán de haber asesinado al párroco del pueblo años antes.

Cuando volvía de San Miguel, mientras manejaba su carro, Cecilio entró en vivo a través de su cuenta de Facebook. “¡Buenas tardes amigos de la Tierra Caliente!”, saludó. El reportero denunció que unos sicarios de Los Tequileros habían desertado. Que estos sicarios habían dado la ubicación de los demás. Que las autoridades no los detenían porque no querían. Que el comandante regional de la policía estatal protegía a los secuestradores. El vídeo pronto alcanzó varios miles de visitas.

Cecilio no hacía periodismo de investigación. Decía lo que todos creían saber y el problema, para él, es que muchos le escuchaban. Era un líder de opinión. Un amigo suyo, colega de profesión, contaba este viernes que “le habían dicho que le bajara”. Que no publicara más cosas sobre Los Tequileros. “Ya en diciembre empezaron así, que le bajara, le mandaban mensajes al Facebook”. El reportero no quiere decir su nombre por miedo.

Cecilio era orondo, el pelo al rape, una barbita de candado, casi siempre vestido de negro. Las autoridades saben quiénes le mandaron matar. Pero ignoran quienes apretaron el gatillo. Cuando agarremos a los segundos, decía el fiscal la semana pasada, iremos por los primeros.

Ricardo Monluí y la industria de la caña de azúcar en Veracruz

En apenas mes y medio, tres hombres vinculados a la industria de la caña de azúcar murieron asesinados en Veracruz. Los tres, en la región centro. Primero fue Norberto Echeverría. Presidente de una asociación de productores de caña de azúcar, Echeverría murió acribillado el jueves 9 de marzo en el estacionamiento de un centro comercial de Córdoba. Un lugar concurrido en una ciudad grande. A Norberto le cayeron dos disparos, uno en la cabeza. Murió ahí mismo.

Dos semanas más tarde, el viernes 24 de febrero, Fernando Maza murió tiroteado a tres kilómetros de allí. Maza, líder de otra asociación de cañeros, iba manejando su camioneta por una de las avenidas anchas de la ciudad. Sus tres escoltas le seguían en otra. Según testimonios recopilados por la prensa local, tres vehículos les emboscaron y balacearon.

El día de San José, domingo 19 de marzo, Ricardo Monluí fue a desayunar a un restaurante con familiares y amigos. Se citaron en Yanga, un municipio a 20 minutos en carro del centro de Córdoba. A eso de las 10 de la mañana, cuando ya salían del local, hombres armados abrieron fuego contra él. Murió allí mismo, en la banqueta, afuera del restaurante. Otras versiones indican que lo mataron dentro de su carro, un Nissan Tsuru blanco. Otras que solo estaba con su esposa. Otras…

Monlui era un periodista conocido en la región centro del estado. Tenía su propio medio, El Político de Córdoba. Colaboraba con varios diarios locales. Escribía una columna, el Crisol. Un colega dice que era muy cercano al Gobierno y que por eso nadie hizo demasiado escándalo cuando lo mataron. El colega, que prefiere ocultar su nombre por seguridad, dice también que era muy amigo de Daniel Pérez Valdés.

No queda muy claro que tipo de relación mantenían, pero Monlui y Valdés se conocían de hacía tiempo. El segundo era –sigue siendo- presidente de la unión nacional de productores de caña de azúcar. El primero había sido su vocero.

Ricardo Monlui no descubrió los trapos sucios de nadie, pero conocía el sector cañero como la palma de su mano. Las autoridades no han detenido a nadie por la muerte de ninguno de los tres.


Fuente.-Jacobo Garcia/Diario Español/

"PREVIENE y TRATA": CIENTIFICOS de E.U LOGRAN CONSTRUIR un FARMACO CONTRA el COVID_19 ...y presumen lo neutraliza completamente.

La Universidad de Pittsburgh logró aislar la 'molécula biológica más pequeña hasta la fecha', la cual neutraliza completamente el virus SARS-COV-2, causante del COVID-19.
"Este componente de anticuerpo, que es 10 veces más pequeño que un anticuerpo de tamaño completo, se ha utilizado para construir un fármaco, conocido como Ab8, para su uso potencial como terapéutico y profiláctico contra el virus", detallaron los investigadores de la Facultad de Medicina de la institución.
Ab8, explica la publicación, fue evaluado con especialistas de las universidades de Carolina del Norte, Texas, Columbia británica y Saskatchewan.
“Ab8 no solo tiene potencial como terapia para COVID-19, sino que también podría usarse para evitar que las personas contraigan infecciones por SARS-COV-2”, dijo el coautor del proyecto, John Mellors, jefe de la División de Enfermedades Infecciosas de Pitt y UPMC.
Hasta el momento, la pandemia de la nueva cepa de coronavirus ha causado 29 millones 323 mil 247 casos confirmados y 929 mil 444 defunciones, según la Universidad Johns Hopkins.
Fuente.-

martes, 15 de septiembre de 2020

"MIS JODIDOS GENERALES son una PANDA de GALLINAS": DECIA TRUMP y se lo RESTREGAN en NUEVO LIBRO "RAGE" (RABIA)...prefiere ser esclavo de lo que dice,que amo de lo que calla.



Rage (Rabia), el libro Bob Woodward que salió a la venta este martes, pinta el retrato de una Administración febril y errática, parecida a una de esos amaneceres wagnerianos del presidente al mando de su cuenta de Twitter. La principal bomba informativa, la ocultación deliberada de la gravedad de la pandemia durante meses, fue pública la semana pasada, pero el relato del veterano periodista recoge otros episodios insólitos, como sus críticas a los generales, su química casi romántica con Kim Jong-un y las extravagante mirada del yerno, Jared Kushner. Woodward, que ha investigado y escrito sobre nueve presidentes durante medio siglo, termina con una conclusión poco habitual en el periodista: “Trump es el hombre equivocado para el puesto”. Estas son algunas perlas en las que se basa:

“Mis jodidos generales son una panda de gallinas”

En julio de 2017 Trump pidió a su consejero Peter Navarro que diese un paso al frente en las negociaciones sobre los aranceles al acero porque consideraba necesario una estrategia más dura que la que el representante de la Oficina Comercial, Robert Lighthizer, y el secretario de Comercio, Wilbur Ross, estaban aplicando, “por no mencionar a mis jodidos generales, que son una panda de gallinas, se preocupan más por sus alianzas que por los tratados comerciales”, dijo Trump, según el libro.

El presidente estaba muy interesado en gravar las importaciones de aluminio, frente a los recelos de su entonces principal consejero económico, Gary Cohn, un exbanquero de Goldman Sachs que dimitió poco después. “Vamos a poner un arancel a todo el acero y el aluminio, en todo lo que venga, y veremos qué pasa”. Ese “veremos qué pasa” de tono experimental horrorizó a Cohn. “Somos una economía de consumo, los precios van a subir y va a tener un impacto significativo en el producto interior bruto (PIB)”, respondió. “No somos un país productor de aluminio, sino de productos”, recalcó.

El jefe del Pentágono dormía vestido en plena escalada de tensión con Corea del Norte

El primer secretario de Defensa nombrado por la Administración de Donald Trump, Jim Mattis (hoy una voz muy crítica contra el mandatario), llegó a temer de veras de una guerra contra Corea del Norte, que dejaría millones de muertos. La tensión verbal entre Trump y el dictador norcoreano sobre el armamento nuclear llegó a tal nivel en 2017 que el general Mattis dormía vestido, con la ropa de hacer ejercicio, para poder incorporarse ipso facto a cualquier reunión de urgencia por videoconferencia, en plena madrugada, se encontrase donde se encontrase.

A finales de 2017, un día después del trabajo, pidió a su equipo de seguridad que le dejase entrar a solas a la Catedral Nacional de Washington para poder rezar y reflexionar. Había sido un verano aciago de amenazas cruzadas y el jefe del Pentágono había recibido autorización del presidente de derribar un misil norcoreano si amenazaba a Estados Unidos, Corea del Sur o Japón. Un equipo de comunicación le acompañaba continuamente, en cualquier actividad y lugar del mundo, por si debía dar la orden.

En privado, según el libro, Mattis dijo en su momento que nunca le importó mucho lo que Trump decía. “No recibí mucha guía de él, salvo algún tuit”. Aunque el poder sobre el uso de armas nuclear es un poder directamente presidencial, siempre creyó que el mandatario seguiría sus recomendaciones.

“Conoces a una mujer y en un segundo sabes si va a ocurrir o no”

Sí, aquellos meses en los que el jefe del Pentágono llegó a temer de veras una guerra atómica dieron paso a una insólita relación entre el presidente de Estados Unidos y el dictador norcoreano. Trump describió a Woodward con estas palabras la “gran química”, según sus palabras, surgida en aquella primera cumbre bilateral de 2018: “Conoces a una mujer. En un segundo, sabes si va a pasar o no. No te lleva 10 minutos, no te lleva seis semanas. Es como: ‘Guau’. Vale. ¿Sabes? Te cuesta menos de un segundo”, afirma.

Con Barack Obama, sin embargo, Kim no se entendía, se jacta Trump en esa entrevista. “No respetaba a Obama. No le gustaba. Pensaba que era un gilipollas”. El reportero le pregunta sobre qué pasó en la primera reunión con el líder norcoreano. Y el presidente de EE UU responde: “Fue sobre todo cámaras. He visto más cámaras que ningún ser humano en la historia. Hay centenares de ellas y las tengo gratis. No me cuestan nada. Dicen que gasté un 25% [en realidad, fue un 50%] de lo que gastó Hillary [Clinton, su rival demócrata en las elecciones de 2016] pero gané un valor de medios de 6.000 millones de dólares”.

Los temores de un chantaje a Trump por parte de Putin

Nunca han surgido pruebas de que el presidente ruso, Vladímir Putin, dispusiese de material comprometido sobre el líder estadounidense que sirviese como forma de extorsión. Sin embargo, el desconcertante compadreo de Trump con el líder acusado por EE UU de interferir en las elecciones de 2016, desautorizando incluso a sus propios servicios de inteligencia, abonó ese temor. El informe elaborado por un exespía británico (el conocido como Informe steel), que citaba un supuesto vídeo sexual del estadounidense en poder de Moscú, además, se consideró apócrifo. Sin embargo, las sospechas de un posible chantaje persistieron al más alto nivel.

Las “dudas” de Dan Coats, director Nacional de Inteligencia hasta julio de 2019 —y que, por tanto, tenía acceso a la información más delicada— “continuaron” pese a no hallar evidencias, según Rage. Las preocupaciones de Coats iban más allá de Rusia. “Coats creía que la principal amenaza para el apartado de seguridad era que Trump quería ignorar el tipo de proceso que va a través de expertos”, escribe Woodward. A menudo, el magnate neoyorquino decía literalmente: “No necesito a esta gente, no necesito un Consejo de Seguridad, solo me necesito a mí mismo y tres o cuatro personas en las que confío”, señala el libro.

Alicia en el país de las maravillas

El yerno de Trump recomienda Alicia en el país de las maravillas para entender al presidente. Jared Kushner, el marido de Ivanka, la primogénita del presidente, ha sido desde el principio de la Administración una de las personas más influyentes de la Casa Blanca. El empresario, de 39 años, dijo que para entender a Trump hay que fijarse, entre otras cosas, en el gato de Cheshire de Alicia en el país de las maravillas. “Si no sabes dónde vas, cualquier camino te llevará allí”, parafraseó Kushner, según el libro. Más que la dirección, venía a decir el consejero presidencial, importaba la perseverancia. “La polémica eleva el mensaje”, destacó también. “Los cuatro mensajes [de Jared Kushner] pintaban al presidente Trump como loco, sin dirección, tozudo y manipulador. Me costaba creer que dijera que esta era la forma de entender a su suegro, mucho menos de entender al presidente para el que trabajaba”.

fuente.-Amanda Mars/Diario Español/

LAS "MENTIRAS de la INDEPENDENCIA y la NOCHE del GRITO DONDE NO HUBO NINGUN GRITO"...mal,muy mal cuando un pais falsea su acta de nacimiento.



La fiesta popular más arraigada en México, por todo el país, es El Grito de Independencia, a las 11 de la noche del 15 de septiembre. Es una celebración más general que la de la Virgen de Guadalupe, superada por advocaciones regionales de María; más nacional que cualquier fiesta religiosa porque, por suerte, los mexicanos cada vez practican más religiones, motivo que deberá conducirlos a concluir que, si hay tantas, todas son falsas. 

Pero El Grito nos conmueve a todos, llena plazas y reúne familias frente al televisor, corren ríos de tequila y se consumen toneladas de tacos. En los bares de todo tipo hay fiesta mexicana, pero más clientes llevan traje de charro en los bares gays, casi siempre con gran éxito. 

Y bueno, (casi) todos sabemos que el sábado 15 de septiembre de 1810, a las 11 de la noche, no ocurrió nada, absolutamente nada. El virreinato durmió tranquilamente y en su mayor parte tuvo un plácido domingo 16. Los únicos nerviosos fueron los conjurados de Querétaro. Pero el cura de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla, no tañó la campana ni llamó “a coger gachupines” a las estrafalarias 11 de la noche. Don Miguel, sensatamente, llamó a misa de siete o de ocho porque era domingo y muchos rancheros llegaban de las cercanías para cumplir el mandamiento de oír misa, y de paso ir al mercado, comprar y vender. Una vez con el atrio lleno, el cura les pidió que fueran por palos, machetes y lo que hallaren. Así comenzó una revuelta que duró apenas 10 meses, no se extendió más allá del pequeño triángulo que forman Querétaro, Guadalajara y las cercanías de la ciudad de México, pero le enajenó a Hidalgo todas las simpatías de los independentistas a causa de su desbordado pillaje y sus crímenes contra no combatientes. 

Los cabecillas de esa confusa asonada antes del año ya habían sido detenidos, excomulgados (por el obispo independentista Abad y Queipo, amigo de Hidalgo), fusilados, decapitados, y sus cabezas, la de Miguel Hidalgo señaladamente, colgaban en jaulas de hierro en cada esquina de la Alhóndiga de Granaditas, Guanajuato.

La independencia no llegaría hasta 10 años después: el 27 de septiembre de 1821, sin disparar un tiro ni derramar sangre: por un acuerdo entre el nuevo virrey, Juan O’Donojú, y las cabezas del ejército insurgente, que también se habían aliado por un acuerdo, una negociación, no por la derrota sangrienta de una de las partes. Hablaron y se dieron un abrazo el rebelde Vicente Guerrero y el enviado por el virreinato a vencerlo, Agustín de Iturbide… Sí, claro, en Acatempan, y al acuerdo lo llamamos El abrazo de Acatempan, no la masacre, ni el triunfo o la derrota.

¿Y El Grito, el hecho fundacional cuyo segundo centenario nos aprestamos a celebrar en un año más? Muy sencillo: no hubo tal. Quizá por eso mismo se nota más bien poco entusiasmo y opiniones varias al respecto. No deja de tener el bicentenario ese aire de fiesta a la que se asiste por obligación y sin saber qué regalo llevar: columna, arco, torre, monumento: en la mesa de regalos nada nos convence, quizá porque la festejada nos tiene sin cuidado.

Mal, muy mal comienza un país que falsea su acta de nacimiento misma. ¿De dónde sacamos, entonces, esa fiesta nacional, la más importante de México? De dos casualidades:

1. Porfirio Díaz cumplía años el 15 de septiembre, y por ese motivo dio en esa fecha, durante su larga presidencia, una gran recepción nocturna en el Palacio Nacional a la aristocracia y gente bien (a la que todavía no le daba por ser de “izquierda”), cuerpo diplomático, alto clero y ministros. Abajo, en el Zócalo, se organizaba una verbena popular con muchos cohetes y tacos para que también el pueblo bueno celebrara el cumpleaños de su presidente vitalicio.

2. En 1896, Porfirio Díaz hizo llevar la vieja campana de la iglesia de Dolores, tañida por Hidalgo para llamar a misa la mañana del 16 de septiembre, e instalarla sobre el balcón central del Palacio Nacional. Terminada la instalación el día 14, llegó el fandango por el cumpleaños presidencial el 15, y Porfirio Díaz, que cada año salía a recibir la aclamación de su pueblo bueno, tuvo la ocurrencia de repicar la campana histórica, quizá con la sola intención de indicar que allí estaba y no se veía porque era de noche. Pero no gritó nada, al menos nada que se recuerde.

Pues eso es todo. Pero nuestros niños ya no saben con precisión si la independencia de su país es el 15 de septiembre, en que van a ver cohetes y a comer churros a la calle, o el 16, en que ven por tele el desfile militar.

Y no es asunto menor eso de no tener certeza: “¿El 3 o el 4 de julio, el 13 o el 14 de julio?”, no son preguntas que se haga ni el más barbaján gringo o francés. Pero un mexicano instruido puede, con razón, dudar.

Que la costumbre de comenzar las fiestas desde la noche del 15, con salvas de artillería y fuegos de artificio, sea anterior a Porfirio Díaz, tiene un dato, pues fue registrada la de 1852 por el licenciado Liberato Garabato (y luego los españoles acusan a nuestros novelistas de urdir nombres imposibles para sus personajes). Pero Grito no hubo. La conjunción de campanazos y pasado de lista, a grito pelón, de los héroes “que nos dieron patria”, según parece la realizó por primera ocasión el presidente o primer jefe de la Revolución, Venustiano Carranza.

La independencia flotaba en el aire

Una de las primeras propuestas serias de dar independencia a las provincias americanas de España provino, en 1783, de un español ilustrado y audaz: Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de Aranda, quien expulsó de España a los jesuitas, por si algo le faltara. En un informe secreto a Carlos III, el reformador rey de España, acerca de los recién independizados Estados Unidos, los 13 estados originales, todos sobre la costa atlántica norte, el conde de Aranda avisa al rey con profética intuición: “Mañana será gigante, conforme vaya consolidando su constitución y después un coloso irresistible en aquellas regiones […] La libertad de religión, la facilidad de establecer las gentes en territorios inmensos y las ventajas que ofrece aquel nuevo gobierno, llamarán a labradores y artesanos de todas las naciones […] y dentro de pocos años veremos levantado el coloso que he indicado”.

Nótese el mundo de diferencia entre esa visión ilustrada del conde de Aranda y la torpe, cerrada, católica, obtusa y atrabiliaria del cura Morelos en sus retrógrados Sentimientos de la Nación, de dar vergüenza ajena: “Que la Religión Católica sea la única, sin tolerancia de otra… Que el dogma sea sostenido por la jerarquía de la Iglesia, que son el Papa, los Obispos y los Curas, porque se debe arrancar toda planta que Dios no plantó”. ¿Qué habríamos hecho si no lo matan a tiempo? Por desgracia, esos “sentimientos de la nación” (ya había la tendencia de endilgar a la nación los prejuicios propios) siguen guiando a nuestros diputados y senadores: somos, con Corea de Norte, el único país del mundo que rechaza inversión en energía y no permite que se investiguen nuevos yacimientos de petróleo donde no tenemos tecnología nacional para hacerlo. “…que los gachupines se vayan a su tierra o con su amigo el francés que pretende corromper nuestra religión”, parecen decir con Morelos. Se refiere el inquisidor cura a las tropas liberales de Napoleón que llevaban por toda Europa la ideología laica, democrática e igualitaria de la Revolución francesa.


¿A esa canalla intolerante y fanática estamos celebrando? Pues sí, porque seguimos padeciendo los mismos defectos, y por ellos seguimos hundidos en la pobreza y esperando que la riqueza sea milagro de la Virgencita de Guadalupe. Pues no se quejen.

Con espíritu de la Ilustración y visión de estadista, Aranda le sugiere a Carlos III la transformación de las colonias americanas en reinos independientes de España, si bien fraternales. Es la idea sobre la que Inglaterra levantó su comunidad de naciones que va de Canadá a Australia. Pero la monarquía española nunca se caracterizó por su visión de largo plazo. Sólo recordemos que comenzó por prohibir en la Nueva España los cultivos de olivo y vid impulsados por los primeros franciscanos. Esa torpe medida fue la primera expresión de nuestro centenario proteccionismo: en vez de alentar la economía de las colonias y así tener un imperio de naciones ricas, tuvieron visión de abarrotero y arrasaron plantaciones que hacían competencia, los priistas dirían “desleal”, a las importaciones peninsulares de vino y aceite.

De haber vivido más Carlos III o de no ser sucedido por su mediocre hijo Carlos IV, la recomendación del conde de Aranda habría resultado en algo semejante al sueño de Bolívar, que sueño sigue siendo: países americanos fraternos y, sobre todo, ricos, en abierta relación de iguales con España. Ni guerras de independencia, ni la consiguiente destrucción de la minería, agricultura y economía general novohispana. Independencia por acuerdo con España y bajo legislación liberal, como la impulsada por Carlos III con su libre comercio de granos y agricultura experimental, sus límites impuestos a la iglesia católica y cultivo de las tierras eclesiásticas “de manos muertas”, sin uso productivo. En fin: juarismo antes de Juárez e independencia sin destrucción ni cabida para los Morelos. Quizá desde el siglo XVIII habríamos comenzado a educar generaciones de mexicanos en las ideas de la democracia. Así no tendríamos, como ahora, democracia sin demócratas: nuestro peor mal.

Así pues, la idea de la independencia duró varios decenios flotando, cocinándose entre las clases ilustradas, más que entre el pueblo analfabeta. Las ideas de Voltaire y Rousseau eran tema de conversación en las fiestas de la aristocracia novohispana.

Para ejemplo amargo, sólo recordemos que Juan Antonio de Riaño, intendente (gobernador) de Guanajuato tenía a muchos de los conspiradores de 1810 como invitados a sus tertulias literarias. En su Historia general de México, señalan Florescano y Gil que “fue amigo personal de Miguel Hidalgo, cuyas huestes desarrapadas habrían de matar, años más tarde, al intendente ilustrado”.

Un virrey encabeza la independencia

El siguiente proyecto de independencia para la Nueva España, nombre de México durante 300 años, lo encabezó un virrey. Y fue una intentona formal, no una recomendación como la del informe secreto del conde de Aranda. En 1808, el virrey José de Iturrigaray aceptó la propuesta de instalar un congreso nacional que independizara la Nueva España, presentada por el Ayuntamiento de la ciudad de México. Impulsaban la iniciativa incruenta el regidor Juan Francisco Azcárate, el abogado Francisco Primo de Verdad y Ramos, y el sacerdote Melchor de Talamantes. Se filtró la noticia y llegó a un bule similar al que luego tendría La Tuerta Ruperta en Guadalajara (quizás amiga de don Liberato Garabato). Allí un vizcaíno de nombre Gabriel Yermo, que controlaba el abasto de carne en la ciudad de México, urdió el primer golpe de Estado de las decenas que padeceríamos por todo el siglo XIX, y con la Real Audiencia de su parte, depuso al virrey y lo hizo prisionero precisamente un 15 de septiembre, sólo que de 1808. Primo de Verdad y Talamantes fueron a dar a San Juan de Ulúa. Así pues, los únicos gritos dados un 15 de septiembre fueron los de Yermo contra la independencia planeada por el mismísimo virrey. Pero los dio en 1808.

La nación recuperada

Pocas ideas más falsas, insostenibles y dañinas que la de una nación oprimida durante 300 años por el invasor español y restablecida por la fuerza de las armas, del derecho y de la justicia.

En el territorio que hoy es México no hubo una, sino decenas de naciones indígenas. Todas con culturas, idiomas, religiones, usos y costumbres, grados de civilización y organización social más diversas entre sí que la diversidad entre España, Italia y Francia durante el Renacimiento.

¿De dónde sacamos, entonces, la idea de que hubo una nación recuperada luego de 300 años de opresión extranjera? La sacamos de España, ¿de dónde más? En 1492 no solamente ocurrió el descubrimiento de América por los españoles, sino la toma del último bastión moro, Granada, luego no de 300, sino de casi el triple: 800 años de ocupación árabe. En el caso de España sí había una nación previa a los árabes, que llegaron hasta Francia, los detuvo Charles Martell en el paso de Roncesvalles y, casi de inmediato, se inició una ola en sentido contrario que acabó fijando los límites de los califatos hacia la mitad sur de España.

Tampoco esa frontera fue aceptada y definitiva: en esos ocho siglos, los españoles (que así se consideraban a sí mismos) atacaron y empujaron su frontera sur, reconquistando tierras.

Los españoles, cristianos, blancos (más o menos), en posesión de una lengua común (el castellano), instituciones comunes (el municipio, la monarquía) y una herencia común celta-greco-romana-visigoda, siguieron empujando la frontera de España hasta tomar el último reducto moro: Granada. Con eso terminaron 800 años de ocupación árabe. Una reconquista que tuvo su inicio casi al mismo tiempo en que terminó la conquista musulmana.

En el caso español no hay sombra de duda: hubo una España romana tras la derrota de la España celta; el legendario cerco de Numancia, con su héroe Viriato, la integró al Imperio, donde no fue una simple provincia, sino proveedora de emperadores, entre ellos dos muy grandes: Adriano y Trajano; de filósofos y literatos entre los que se cuentan Séneca, Lucano y el grosero y divertido Marcial. A la caída de Roma en 476 d. C. surge la España visigoda de la alta Edad Media. Son ocupaciones y conquistas digeridas, admitidas. No lo es, en cambio, la conquista árabe, aunque sea imposible negar que dejó genes (los españoles del sur son más morenos que los norteños) en la población y una profunda herencia cultural, genes y memes. Pero cuando se acabó, se acabó. Hay, sin duda, una nación española, si bien todavía subdividida en reinos, que es recuperada por completo cuando los reyes Fernando e Isabel entran a Granada.

Los moros no dejan únicamente algo de su color, sino hasta la palabra misma, pues moreno viene de moruno, “que parece moro”. Y moro viene del griego mavro, negro, que se vuelve mauro y la au, como en francés e inglés, deviene o: moro. Pero de que se van, no hay duda: no hay más califatos ni emiratos. También se va la tolerancia musulmana hacia las religiones “del Libro”: judíos y cristianos. La Inquisición persuade a todos de bautizarse o huir para evitar la hoguera. Hay una España recuperada a partir de 1492.

Algo similar ocurrió con la ocupación turca de Grecia. Los turcos fueron tomando partes del que había sido Imperio Romano de Oriente desde Constantino, luego Imperio Bizantino, de lengua griega con capital en Constantinopla, Constantinóu-polis: la ciudad de Constantino. En 1453 cayó la ciudad capital ante los turcos otomanos. Se extendieron éstos no sólo por el Oriente Medio, sino por el centro de Europa: Balcanes, Bulgaria, Rumania y llegaron hasta las puertas de Viena. Nuestro Cervantes perdió un brazo en la armada cristiana que detuvo el avance turco-musulmán en Lepanto.

En el mismo año en que México se independizó de España, Grecia lo hizo del Imperio Otomano: 1821. Y ocurrió, como en España, que al retirarse los turcos dejaron genes y costumbres, pero la nación griega tenía dos mil años de existencia a la caída de Constantinopla, y luego de 350 años de dominio turco, volvió a existir. Por supuesto, los turcos dejaron genes y memes (genes de cultura): hay apellidos griegos de clara resonancia turca (los terminados en glu-glu) y muchas costumbres, trajes, bailes, comidas, de herencia turca. Pero era Grecia y volvió a ser Grecia. Era España y volvió a ser España.

No hubo, en cambio, un México prehispánico, salvo en nuestro lenguaje actual: para entendernos, así le decimos a este territorio antes de Hernán Cortés. Pero no había una nación, un pueblo, una lengua, un México. Los tlaxcaltecas y otomíes no eran meshicas, sino enemigos de éstos, mucho menos eran mexicanos, nombre que fue necesario crear, con el de México, y nos condenó a ser un país centralizado no sólo en lo político y económico, sino hasta en la historia, al darnos como herencia cultural indígena a la más reciente y menos importante de las culturas mesoamericanas. No olvidemos que meshicas o aztecas, en pleno año del Señor de 1300, todavía eran una tribu de cazadores-recolectores, nómadas que avanzaba hacia el sur buscando un águila que devorara una serpiente.

Los mayas, para el 1300 d. C., llevaban mil años de mudar ciudades y levantar imperios, y hacía 400 años el último imperio había caído y sus magníficas construcciones eran recuperadas por la selva; los chinos y los pueblos de Mesopotamia, así como los del Nilo que fundarían Egipto, llevaban al menos ocho mil años de haber abandonado la cacería y la recolección para asentarse, cultivar la tierra, domesticar plantas y animales, lo que dio origen a las ciudades y al Estado. En 1300 d. C. las pirámides de Egipto tenían tres mil años de hacerse ruinas, los chinos habían amurallado un imperio inmenso, Atenas había sido construida y destruida varias veces, como también Roma, Venecia era señora de los mares; en 1300 por todo el sur de Europa soplaban vientos renacentistas. Y el pueblo americano al que hemos hecho eje de nuestra historia, los aztecas, eran, todavía, cazadores-recolectores… como los chinos 12 mil años antes. No son poco atraso 12 mil años para que elijamos construir una identidad nacional con base azteca.

No es un misterio por qué los preferimos a ellos y no a los toltecas, mayas o zapotecas: porque los aztecas son la mejor imagen del pueblo vencido. Y eso nos atrae con fascinación enfermiza, morbosa.

Nuestra historia ha decidido olvidar que fue el odio infinito a los aztecas y sus impuestos de sangre lo que unificó a los muy diversos pueblos sometidos bajo su tiranía, y que esas tropas multinacionales fueron empleadas por Cortés para conquistar la capital imperial.

Y luego de 300 años de gestación, fueron hijos de españoles, como Hidalgo e Iturbide, quienes hicieron labor de parteros de una nación nueva, sin existencia previa. España y Grecia, dominadas o no, tenían nombre. Aquí, la independencia de la Nueva España o de la América Septentrional, debió empezar por buscarse un nombre, que fue México, así denominado porque nos recuerda la derrota. No nos gustan los triunfos ni los triunfadores.

Fuente.-Luis González de Alba. Escritor/