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domingo, 3 de junio de 2018

LA GUERRA al NARCO y las TECNICAS FORENSES de los CUERPOS IRRECONOCIBLES...evitan enviarlos a la fosa comun,algo muy comun.



Ciudad Juárez, Chihuahua. Verano de 2005. 

Al laboratorio del perito odontólogo forense Alejandro Hernández llega un cuerpo. En realidad, lo que queda de un cuerpo: restos abandonados en una solitaria cuenca desértica de la comunidad de San Agustín, en el Valle de Juárez, que en el transcurso de los años se convertirá en referencia del trágico mapa de los feminicidios que acumuló esta ciudad de la frontera norte desde finales de los años noventa.

Allí, bajo el sol del desierto que levanta a 40 grados la temperatura, entre las arenas, estaban los restos óseos y pedazos de piel momificada a los que Hernández Cárdenas aplicará, por primera vez, su técnica de rehidratación de cuerpos. Una innovación forense extensamente reconocida hoy, que el especialista comenzó a desarrollar entre 2003 y 2004 para identificar cadáveres hasta entonces imposibles de reconocer.


El equipo forense de la fiscalía del estado en Ciudad Juárez reconstruirá el cuerpo con los restos óseos hallados, descubrirá que la víctima es una mujer, pero nada sabrán de las circunstancias de su muerte. Hernández toma los restos de piel, reconstruye partes del cuello y tórax y sumerge los tejidos en la fórmula que para entonces ya ha aprobado en al menos 100 dedos momificados, a partir de la combinación de químicos y fórmulas.

En el transcurso de los días, la piel comienza a rehidratarse y revela heridas de un arma punzocortante: la mujer había muerto apuñalada, descubre el forense, que pasará el caso a la Fiscalía Especializada en Investigación de Homicidios de Mujeres de Ciudad Juárez.

De no ser por la técnica inventada por Hernández Cárdenas, muchos de los cuerpos de mujeres hallados en Ciudad Juárez y sus alrededores habrían terminado en una fosa común, sin identidad ni causa de muerte.

Eran decenas los cuerpos de mujeres que entones alimentaban el expediente de feminicidios de esta ciudad de la frontera. De acuerdo con una investigación del Colegio de la Frontera Norte, entre 1993 y 2007 (14 años) se reportaron 501 asesinatos de mujeres. La cifra escaló a 940 entre 2008 y 2013 (seis años).

"Eran jovencitas de entre 12 y 20 años máximo y era terrible, impresionante, trabajar con esos cuerpos que no lográbamos identificar: eso fue lo que motivó mi trabajo", dice Hernández Cárdenas desde su laboratorio forense en Ciudad Juárez, donde ya puede presumir la patente de su técnica conocida como "Rehidratación de Tejidos Blandos en Cadáveres Momificados y Reversión del Proceso de Putrefacción, con Fines Forenses de Identificación y Determinación de Causa de Muerte".

Para la rehidratación de un cuerpo entero son necesarios 200 litros de la solución que inventó Alejandro Hernández.

Esta se basa en sumergir un cadáver en estado de putrefacción o deshidratación en una solución líquida por algunos días. Al paso del tiempo, el cuerpo retoma en la medida de lo posible su aspecto natural o previo a la muerte y recupera señas particulares, ya sean naturales o adquiridas.

Su fórmula permite que reaparezcan, por ejemplo, lunares, huellas dactilares, cicatrices, perforaciones, tatuajes, mordeduras y lesiones. A veces la forma del rostro, la boca, la nariz, las orejas y el color de piel.

Ya visibles los datos característicos de la persona, también aparecen las lesiones que aportan información al trabajo forense para determinar la posible causa de muerte que servirá para la investigación criminal.

Para rehidratar un dedo y obtener las huellas dactilares de una víctima bastan 100 mililitros de esa solución elaborada con base en distintos químicos y sales, y 200 litros si se trata de un cuerpo completo, explica Hernández Juárez sobre su técnica, la cual resulta "mucho más barata que un perfil genético que a veces falla", dice.

Dos años tardó Hernández Cárdenas en desarrollar la fórmula, y siete más en conseguir la patente de su técnica. Eso significa que el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual (IMPI) comprobó que es única en el mundo.

"Sigo trabajando y buscando la manera de obtener mejores resultados", dice Hernández, quien ahora se ha propuesto reducir el tiempo de exposición de los cuerpos dentro de la solución. "Al principio, cuando comencé a utilizar la fórmula, me llevaba tres semanas su reconocimiento y ahora ya lo podemos hacer en cinco días".

Su meta es lograrlo en dos o tres días, motivado por una máxima de la criminalística que dice: "El tiempo que pasa es la verdad que huye", porque entre más tiempo tarda en aclararse un crimen, más fácil es que el responsable se salga con la suya y quede impune.

El tiempo que pasa es la verdad que huye, dice una máxima de la criminalística

"Si logramos revertir la putrefacción de un cadáver en menos tiempo, más rápida será su identificación para determinar la causa de muerte para detener al responsable", afirma el forense, quien calcula que desde 2004 a la fecha ha sometido a su técnica al menos 1.150 casos.

"Entiéndase por caso un dedo, una mano, cualquier parte de un cuerpo", explica Hernández Cárdenas, quien en su juventud quiso ser sacerdote y boxeador, y fue socorrista y operador de ambulancia de la Cruz Roja, antes de llegar a la odontología y de allí saltar al campo forense.

Lo decidió, recuerda, el día que le tocó atender el choque de un camión de gasolina con un tren que viajaba de Ciudad Juárez a Chihuahua. "Supuestamente viajaban 47 personas en el primer vagón que se impactó directo con la pipa (camión) y sólo logramos recuperar 24 cadáveres".

Allí les pidieron a los rescatistas buscar todo lo que pudiera ayudar a la identificación de cuerpos. Hasta que llegó un médico forense y les dijo: "Busquen los dientes, los dientes no se queman y aportan mucha información útil." Alejandro Hernández se impresionó y decidió su camino.

Por el laboratorio donde trabaja Alejandro Hernández han pasado más de mil casos.

En su trayecto ha logrado algo más que identificar cuerpos: devolverles identidad y dignidad. No sólo a mujeres asesinadas, porque en una década Juárez transitó de los feminicidios a los homicidios en serie.

Entre 2007 y 2010 la ciudad pasó de 300 homicidios al año a 3.000, convirtiéndose en la más peligrosa del mundo, según datos del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, AC.

Ciudad Juárez se convirtió en la más peligrosa del mundo cuando saltó a 3,000 homicidios al año en 2010. (REUTERS/Jose Luis González)

Para muchas de esas víctimas hubo un final digno gracias a la técnica de Hernández. "Sus familias pudieron reconocerlas, recuperarlas y darles sepultura digna para no dejarlas en una fosa común como cualquier cosa, porque una fosa común es como un basurero, y ese no es final digno para ninguna persona", dice.

Ahora, el especialista forense comparte su técnica y conocimientos con fiscalías de estados como Querétaro, Guerrero y Chiapas, y está en trámites para ir a Aguascalientes y San Luis Potosí.

También ha colaborado con Panamá y República Dominicana, y en su trabajo están interesadas la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y la Agencia para el Control de Drogas (DEA), de Estados Unidos.

El país la necesita. La violencia que comenzó en Ciudad Juárez hoy se extiende por todo todos los estados donde aparecen cada día fosas clandestinas, muertos por identificar y hay desaparecidos que encontrar. Todas víctimas que esperan que alguien les devuelva identidad, dignidad y justicia.

La tecnología al servicio de la reconstrucción de un rostro

Al Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) llegan todos los días familiares de desaparecidos en espera de la identificación de restos.

La violencia ha borrador el rastro de entre 3.000 y 4.000 víctimas –2.745, según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas del gobierno federal, o 4.000 según las organizaciones civiles– y en el IJCF las familias buscan la ayuda de la ciencia forense para saber si los cuerpos hallados aquí y allá en el estado corresponden a su desaparecido.

Reconocido como uno de los mejores del país, el IJCF es pionero en México en una técnica de identificación conocida como aproximación facial forense, que a partir de la osamenta de un cráneo puede reconstruir un rostro con la ayuda de tecnología 3D (tercera dimensión).

Al frente de este laboratorio está el perito Dorian Quezada, quien hace 15 años comenzó en área de retrato hablado (identikit) por su talento para el dibujo, y desde hace 7 se desempeña en el laboratorio de aproximación facial forense.

Sólo Jalisco y Guanajuato cuentan con esta técnica en México. Quezada es el experto en Jalisco y la resume así: "Es un proceso de interpretación científica del rostro, a partir de la osamenta del cráneo, para la identificación de personas".

En realidad, el proceso es un poco más complejo y en él convergen distintas disciplinas como la antropología forense, que a partir de los restos craneales puede determinar sexo, edad y hasta estatura de una persona.

Ya reconstruido o preparado el cráneo, habrá que tomarle aproximadamente 120 fotografías desde distintos ángulos para su digitalización 3D. Un proceso que Dorian llama fotogrametría y para el cual utiliza software libre.

Sigamos: a partir de su procesamiento digital, aparecerá una nube de puntos en tercera dimensión, que de nuevo deberá ser procesada digitalmente para obtener una réplica a escala del cráneo.

Sobre esa réplica, explica Dorian, se aplican las métricas y parámetros de la antropología física para tener un rostro. Aquí destaca que en el tema de los parámetros ha habido avances científicos importantes que le han aportado precisión y respeto científico a la aproximación facial forense.

Explica por qué. "Antes no se tomaba muy en serio esta disciplina porque en la reconstrucción facial aplicaban parámetros 'artísticos' basados sobre todo en cánones de belleza, es decir, cómo debía ser una nariz".

Ahora, en cambio, los parámetros científicos toman en cuenta las características particulares de una población, porque no es lo mismo ser caucászco que negro, o mexicano que europeo.

Desde los restos óseos de un cráneo comienza el largo trayecto de identificación mediante la aproximación facial forense.

De modo que, de acuerdo con la población de que se trate, ya sea de un país o una región, hay parámetros para cada una de las partes que componen el rostro, explica Dorian. "En eso estamos trabajando actualmente: tomando muestras de la población del occidente de México para tener una generalidad de los puntos básicos anatómicos de cada rasgo, obtener así sus parámetros y lograr identificaciones más exactas con un margen de éxito de 90%", calcula.

Pero la ciencia es lenta, advierte. "Llevo tres años investigando esos parámetros, y hasta el momento llevo recopiladas poco menos de 100 muestras, de 270 que se necesitan por lo menos".

La aplicación de esta técnica forense tuvo en principio un tímido reconocimiento y un uso limitado por parte de la Fiscalía en la investigación de casos. "Hubo un tiempo de mucha descoordinación para darle seguimiento a los casos, como consecuencia de la separación, en 1998, del IJCF y la Fiscalía del estado", explica Dorian Quezada.

Sólo a partir de la ofensiva contra el narcotráfico del ex presidente panista Felipe Calderón, en 2007, y su estela de muertos y desaparecidos, de cuerpos localizados y clasificados como N/N (sin nombre), ambas instituciones tuvieron que mejorar la coordinación.

La aproximación facial forense también recurre a la arcilla o la plastilina para la reconstrucción de un rostro.

Todavía hay mucho por hacer y criterios que mejorar. Pero Dorian Quezada se siente satisfecho con lo que han logrado en su área. Eso sí: aclara que se trata de un trabajo en equipo, en el que intervienen expertos de distintas disciplinas forenses que se reúnen cada 15 días con personal de la fiscalía para dar seguimiento a los casos.

La ilustración exhibe las etapas de reconstrucción del rostro para la identificación de cuerpos.

Una nariz canina al servicio forense

Hace dos años, bajo el cobijo de la Universidad Autónoma de Querétaro, nació una particular iniciativa: una consultora forense integrada entonces por tres criminólogos egresados de esa institución, que tuvieron el propósito de innovar en ciencia, prácticas y materiales forenses.

Así nació ForensiUAQ, de la iniciativa de Luis Trejo como director, Salvador Salomón como experto en balística y Daniel Camargo. al frente de una novedosa área que se llama odorología forense.

Es su secreto mejor guardado. Se trata de una técnica que utiliza la capacidad olfativa de los perros para el reconocimiento de cuerpos y de prácticamente "cualquier objeto que tenga un olor característico", dice Camargo, criminólogo que combinó su destreza como adiestrador de perros con su práctica profesional para desarrollar la odorología forense en México.

El adiestramiento especial de los perros que participan en las la odorología forense.

"Somos los únicos que la trabajamos en el país", afirma Daniel, quien tuvo su primer acercamiento con la odorología en Europa, donde la conoció por un amigo que solicitó su colaboración como especialista en perros detectores para un caso legal. "Mi tirada fue no traerla, sino desarrollarla aquí, al estilo de México, con la asesoría de expertos internacionales, pero a nuestra manera".

–¿Me puedes explicar en qué consiste esta técnica? ¿Cómo entrenan a un perro para esta labor?

–Por seguridad, no –responde de manera tajante. Es celoso de los secretos de la técnica que desarrolla actualmente con 6 perros entrenados ex profeso.

Razones tiene: "Se puede prestar a una mala práctica y malas interpretaciones". Insiste que no tiene que ver con un secreto de patente, sino de seguridad. "Hay personas que deciden compartir la técnica, pero nosotros, no".

Sólo explica que la odorología forense provee mucha información de elementos que escapan a los sistemas de identificación convencionales. "Nos permite hacer análisis más profundos de todos los indicios y las circunstancias que implican una investigación criminal".

Publicaciones que explican la odorología forense la resumen como "una técnica de identificación de cuerpos en la que los perros son usados para rastrear olores de personas en una escena de crimen".

Daniel advierte que la odorología forense es una práctica novedosa en México, pero que se remonta 50 años atrás en países como la ex Unión Soviética (hoy Rusia).

Sin embargo, sólo ellos en ForensiUAQ trabajan ya en un protocolo que está próximo a publicarse bajo las leyes y los lineamientos federales que impone la Procuraduría General de la República. "Ya pasó todos los requisitos y sólo estamos esperando la autorización de la universidad para publicarlo", dice.

El propósito es patentarlo para que ForensiUAQ tenga el control del desarrollo y la capacitación de las unidades encargadas de aplicar la odorología forense. Pero hasta que no concluya este trámite legal, no podría ser completa su práctica, con el reconocimiento legal y técnico necesario, para una investigación criminal en términos formales, dice Daniel.

En Argentina hay un perro de nombre “Corbata” que ha sido entrenado para localizar “huellas de olor”.

Daniel explica que su técnica ya se replica en otras dos universidades de México y en tres países de Latinoamérica que ya comenzaron a trabajar a partir de su protocolo.

Por ahora, le basta de decir que la técnica será de gran ayuda en la investigación y que estará disponible para todos los que la soliciten. "Para eso somos una consultora universitaria con espíritu innovador", dice.

En tanto publican el protocolo que les permitirá dar detalles de la odorología forense, Luis Trejo, director de ForensiUAQ, sí puede presumir otras innovaciones que ha logrado este equipo ahora conformado por 20 especialistas en distintas disciplinas.

Entre otras, hay materiales y técnicas forenses a costos muy por debajo de los productos importados, y que se ajustan al manual y los protocolos de la cadena de custodia del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe) y la Procuraduría General de la República (PGR).

Menciona dos: un tubo de recuperación de indicios balísticos que permite recuperar el proyectil para hacer una microcomparación balística, y una cámara de cianoacrilatoque ayuda a revelar huellas dactilares en superficies no porosas.

La consultora ForensiUAQ desarrolló un un tubo de recuperación de indicios balísticos.

El primero funciona a partir de fibras de Kevlar, un polímero de alta densidad y con un alto coeficiente de fricción, que lo hace capaz de detener el proyectil y recuperarlo íntegro para confrontarlo con otro que se haya encontrado en una escena criminal".

De la cámara de cianoacrilato explica: "En vez de utilizar un reactivo común, que sería un polvo físico contrastante, se aplica el cianoacrilato, que básicamente es un pegamento de contacto y tiene la ventaja de que plastifica la huella, lo que permite que pueda ser revelada en varias ocasiones al aplicar una luz ultravioleta con un filtro naranja para el análisis de indicios dactilares."

Estas dos innovaciones además han permitido reducir los costos considerablemente para el mercado mexicano, que ahora más que nunca necesita de todo el ingenio, la ciencia y la técnica disponible para hacer de la actividad forense el pilar de la investigación criminal.

fuente.-

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