En la búsqueda y operaciones para capturar, en dos ocasiones, a Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, participaron directa y activamente militares y agentes de inteligencia de Estados Unidos, integrados al grupo de élite de las Fuerzas Armadas mexicanas.
Los testimonios, para el programa 60 Minutos de la cadena CBS, de Peter Vincent, exasesor legal de los departamentos de Justicia y de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) y de Jim Dinkins, quien fue jefe de Investigaciones en esta última oficina, derribaron las versiones oficiales que en 2014 y 2016 aseguraban que las capturas del líder del Cártel de Pacífico, fueron producto del esfuerzo mexicano.
Fue el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, quien se encargó de negarlo insistentemente, la última vez ocurrió el 15 de marzo de 2016, en una conferencia celebrada en Washington, donde también estaba presente el entonces secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson:
“No hubo participación, de ninguna manera. No hubo participación de personal. Quiero reiterarlo: en ninguno de los operativos ha habido personal de ninguna agencia de Estados Unidos para la detención de este delincuente”, aseveró Osorio Chong.
No fue verdad. Un año después de esa declaración del jefe de Gabinete de Seguridad mexicano, las agencias estadunidenses decidieron hablar y desmentirlo al detallar cómo se integraron, en dos ocasiones, equipos de élite para el rastreo del capo, y que tuvieron libertad de acción en territorio mexicano. En la entrevista en el programa 60 Minutes, el estelar de la CBS, los exfuncionarios dejaron entrever cómo las agencias estadunidenses confían y respetan a la Marina mexicana, con la que trabajan e intercambian información de inteligencia sensible, y cómo desconfían en la Policía Federal.
›Dinkins formó parte de una fuerza binacional que llevó a la segunda captura del capo el 22 de febrero de 2014, según sus declaraciones.La primera fue el 11 de junio de 1993, mientras que Vincent formó parte de los trabajos de inteligencia que se implementaron en la búsqueda internacional del capo.
Las declaraciones de ambos funcionarios demuestran que las agencias de inteligencia en Estados Unidos conocieron de los pasos que El Chapo daba en México, de su poder e influencia como el narcotraficante de mayor peso en todo el mundo, “estaría en lo más alto” del Olimpo del narcotráfico y de los capos de la droga, aseguró Vincent.
Después de su fuga del Penal de Puente Grande, en Jalisco, El Chapo burló durante 13 años cualquier esfuerzo militar o de las fuerzas de seguridad por ubicarlo y detenerlo.
El narcotraficante se había disciplinado a una estrategia de bajo perfil, que lo mantenía fuera del radar, incluso para la inteligencia de ambos países.
A pesar de la meticulosa red de protección que el capo tejió a su alrededor para protegerse y mantenerse virtualmente desaparecido durante más de una década, el 22 de febrero de 2014 un comando de la Marina lo capturó en un operativo “limpio” que se implementó en un edificio ubicado en el puerto de Mazatlán, también en Sinaloa.
Sin embargo, el golpe que el gobierno de Enrique Peña Nieto dio al líder del Cartel del Pacífico fue regresado por el mismo Chapo, al concretar su fuga un año y cuatro meses después de su ingreso al penal de máxima seguridad de El Altiplano, en el Estado de México, del que escapó por un túnel para internarse en la región del llamado Triángulo Dorado, que conforman Chihuahua, Sinaloa y Durango.
Su recaptura se convirtió en una urgencia y prácticamente un reclamo del gobierno de Estados Unidos para la administración de Enrique Peña Nieto, quien se comprometió públicamente a que el narcotraficante regresaría a la cárcel. Probablemente la promesa de Peña Nieto seguiría sin respuesta si la personalidad del “genio criminal” no se hubiera trastornado, relató Vincent en el programa que produce la cadena estadunidense CBS.
El capo semidiós
Guzmán Loera perdió el piso y eso abrió una pequeña rendija en el blindaje que lo había mantenido oculto. “Se embriagó con su propio vino. Comenzó a creer cada vez más que era especial, casi que era un semidiós, que había algo mágico en él. Se volvió increíblemente arrogante hasta creer que era intocable”, esa fue su perdición, consideró el exfuncionario estadunidense. El delirio del narcotraficante detonó cuando concretó su segunda fuga y mostró un comportamiento inexplicable para una persona que tendría todas las ventajas para no ser atrapada de nuevo, que ya conocía como operaban las fuerzas armadas mexicanas y sus movimientos de inteligencia.
“Así que tenía toda la ventaja. Tenía todas las cartas en la mano para salir y aprender de su error, pero nunca pudo evitarlo y permaneció a la vista del público”, recordó Jim Dinkins, quien fue jefe de Investigación del DHS durante el periodo en el que se planificaba la captura del narcotraficante en 2014.
Después de la segunda fuga, el gobierno de Estados Unidos incrementó su participación en las tareas de planeación e inteligencia que buscaban dar con el paradero del capo y llevarlo nuevamente tras las rejas. De acuerdo con las declaraciones de Dinkins al programa 60 Minutes, el DHS conoció incluso de las grabaciones con las que el gobierno de México supo del contacto con la actriz Kate del Castillo y el actor Sean Penn.
El ex funcionario respondió afirmativamente cuando Bill Whittaker, el reportero de la CBS, lo cuestionó sobre el conocimiento que las autoridades mexicanas tendrían sobre estas conversaciones. “Absolutamente, ellos sabían a qué lugar iba Sean, cuando iba a aterrizar. Ellos lo supieron de inmediato”.
Lo que Dinkins no precisó es que el rastreo de las llamadas del actor estadunidense las hicieron las agencias de ese país, porque Sean Penn había dejado en su casa de California su celular.
De acuerdo con el material difundido el pasado 26 de febrero, para tener acceso a las comunicaciones del Cártel del Pacífico y una vigilancia discreta, las fuerzas de seguridad que participaron en el primer operativo de 2014 fueron renovadas, tanto mexicanas como estadunidenses, para garantizar que en esta ocasión el capo fuera capturado.
Las tareas de inteligencia dieron resultados rápidamente después de que El Chapo de fugó de El Altiplano. Esto sorprendió incluso a los funcionarios del DHS en Estados Unidos, quienes pensaban que el narcotraficante volvería al anonimato, como ocurrió luego de la primera fuga en 2001.
“Estuvo más de un año en la cárcel. Supuse que (El Chapo) estaría utilizando ese mismo tiempo para definir qué haría para continuar siendo un fugitivo por el resto de su vida”, relató el exjefe de Inteligencia del Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos.
Pero eso no ocurrió. Tan sólo 20 días después de que el líder del Cártel del Pacífico salió por un túnel de la celda que lo mantenía preso, funcionarios mexicanos informaron a Washington que efectivos de inteligencia de la Marina había ubicado el rastro del capo.
“Crearon un equipo aún más compacto de marinos mexicanos, un escuadrón de búsqueda y se concentraron en el objetivo, que era capturar a El Chapo Guzmán vivo, sí así fuera posible”, dijo Dinkins al recordar la relación que tuvieron ambos países antes de que se ejecutara la operación Cisne Negro para la recaptura.
La Marina tuvo una primera oportunidad de recapturar al capo en octubre durante un operativo que implementaron las Fuerzas Armadas en la región serrana del Triángulo Dorado, en donde permanecía escondido. Sin embargo, la movilización militar falló y Guzmán Loera logró escapar nuevamente.
De acuerdo con la versión recogida, en esa ocasión, la Marina retrasó la acción militar pues existían dudas sobre si Sean Penn se encontraba en el mismo lugar que el capo y se evitó el riesgo de que el actor quedara en un fuego cruzado.
Lo que no mencionaron los agentes en la entrevista con CBS, es que fueron las autoridades de su país las que impideron la incursión militar en el momento en que estaban los actores Penn y Kate del Castillo, así como dos productores de Oliver Stone entrevistándose con el capo; incluso cerraron toda transmisión de información en tiempo real, para que los elementos de la Armada no entraran por su cuenta a detener al capo.
Finalmente, cuando la operación fue ejecutada y el narcotraficante escapaba por la sierra, nuevamente la Marina frenó un ataque aéreo directo en su contra, “entiendo que, a pesar de la actitud bravucona, de macho y de hombre poderoso, él (Guzmán Loera) estaba corriendo con una menor en brazos” a la que usaba como escudo humano, “no hay otra forma racional de entenderlo”, narró Peter Vincent sobre el episodio.
La exhibición
La mañana del 8 de enero de 2016, Joaquín Guzmán Loera y su lugarteniente Orso Iván Gastelum Cruz, El Cholo Iván, emergieron de una coladera ubicada en el cruce de las avenidas 10 de Mayo y Francisco Javier Mina, mientras escapaban de un comando de élite de la Marina.
Mientras el capo recorría 1.5 kilómetros a través de una red de túneles que lo llevó junto con el sicario a la red pluvial local, un grupo de pistoleros enfrentaba al comando conformado por 17 marinos que implementaron la operación en el domicilio marcado con el número 1002, del Boulevard Jiquilpan, en el fraccionamiento Las Palmas, colonia Scally.
La operación Cisne Negro comenzó en su ejecución un mes antes de que El Chapo fuera capturado. A través de las intervenciones telefónicas, detallaron, fueron identificados las claves que usaban: La abuela y La tía, para identificar a Guzmán Loera y al Cholo Iván, quienes de acuerdo a las llamadas llegarían al domicilio durante la madrugada del 7 de enero.
Una fuerza de asalto se movió rápidamente para colocarse en una posición cercana. Esa noche, alguien en la casa llamó para una gran orden de tacos y una camioneta blindada se movió para ir a recoger la comida. El Chapo estaba de fiesta.
“Para un hombre increíblemente inteligente, inteligente, casi un genio criminal que fue El Chapo Guzmán, en última instancia, fue detenido gracias a los gustos más simples”, detalló Peter Vincent.
“¿Qué quieres decir?”, preguntó el periodista Bill Whitaker al agente.
“(Los) Tacos, tequila y chicas”, habían hecho caer al capo más poderoso, añadió.
Eran las 4:40 horas cuando cuatro marinos de élite ingresaron a la planta baja y fueron recibidos con fuego de alto calibre, un marino resultó herido en el antebrazo. Se convirtió en una zona de guerra, desde el interior salían disparos de lanzagranadas. Pasaron 45 minutos hasta que el equipo de la Armada tomó el control de la casa, pero El Chapo ya no se encontraba en ese lugar.
De acuerdo con la versión oficial que ofrecieron las autoridades mexicanas, después de haber emergido del drenaje, El Chapo robó un automóvil de color blanco y luego otro de color rojo en los que intentó escapar, pero no lo consiguió porque los propietarios denunciaron el robo y fueron interceptados por la Policía Federal, que lo llevó al cuarto del hotel Doux, ubicado en la carretera Los Mochis-Navojoa. Parte de esa versión es real, de acuerdo a Vincent, pero el exagente estadunidense aporta más detalles. En cuestión de minutos, el Centro Federal de Emergencias recibió dos reportes de vehículos secuestrados y hasta esos puntos, uno de ellos en la carretera fuera de la ciudad, llegaron los infantes de Marina pero no estaba El Chapo.
Más tarde se enterarían que el capo y su escolta habían sido recogidos por la Policía Federal y llevados a un motel cercano.
“¿Qué estaban haciendo en el asiento trasero del coche de la policía?”, preguntó el periodista Bill Whitaker.
“No estaban hablando. Estaban relajados. Pero parecían confundidos”, añadió.
›Nadie sabe por qué la Policía Federal llevó a el capo al motel en lugar de la cárcel, pero Peter Vincent tiene una teoría: “El Chapo, sin duda, dijo ‘Uno, me dejas ir ahora y te haré más rico como jamás lo imaginaste. Si usted decide rechazar mi oferta más generosa, no sólo voy a matarle, sino que voy a violar y matar a su esposa y a tus hijas y voy a torturar a tus hijos’”. Horas después, el Grupo de operaciones de ambos países tenía en sus manos al capo.
El argumento oficial es que los agentes prefirieron esperar apoyo y protegerse ante la posibilidad de un intento de rescate. Los agentes fueron condecorados y los sacaron del país. Lo cierto es que el cuartel militar más cercano a Los Mochis se ubica a unos 15 kilómetros de distancia del hotel.
“Se ha comportado así virtualmente toda su carrera criminal. Sobornos y amenazas, sobornos y balas. Y afortunadamente los marines mexicanos aparecieron, se dieron cuenta de lo que pasaba y tomaron el control de la situación”. añadió Peter Vincent, poniendo en duda que fueran verdaderos héroes los agentes federales, como señaló la versión oficial en México.…
El Chapo espera ahora en aislamiento a que un juez federal con sede en Brooklyn decida la sentencia que como líder del Cártel del Pacífico recibirá por su carrera criminal.
Antes de concluir la entrevista, Vincent hizo dos revelaciones, la primera es que “poco después de la detención del Chapo, el ejército estadounidense capturó a otros dos docenas de miembros del cártel de Sinaloa”.
Y la segunda es que el grupo de operaciones de México y Estados Unidos podría continuar trabajado contra otros capos”.
“Puede correr, puede esconderse, pero en última instancia esta fuerza multinacional le seguirá desde las montañas más altas o las selvas más oscuras o a través de cloacas clandestinas, de pueblos y ciudades en cualquier parte del mundo, y llevarlos a la justicia “, advirtió Peter Vincent a los actuales capos que persigue ese país.
De acuerdo con el material difundido el pasado 26 de febrero, para tener acceso a las comunicaciones del Cártel del Pacífico y una vigilancia discreta, las fuerzas de seguridad que participaron en el primer operativo de 2014, fueron renovadas tanto mexicanas como estadunidenses.
Fuente.-Francisco Pazos/
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