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domingo, 3 de julio de 2016

"ESCUADRONES de DELFINES,ABEJAS y RATAS" para COMBATIR el "TRAFICO de DROGAS"...y no "aceptan sobornos".


Ante el aumento del tráfico de drogas en el mundo, que afectan el crecimiento económico y toda la cadena productiva del planeta, varios gobiernos, entre ellos Estados Unidos, Rusia, Australia, Angola y Tanzania, que cuentan con el aval de dependencias de la ONU para encontrar soluciones legales para frenar este problema, evalúan sacar de sus proyectos archivados varias propuestas que contemplan la participación de “escuadrones” de abejas, delfines y ratas, que ayudarían a combatir el tráfico de estupefacientes en selvas, océanos y zonas montañosas de difícil acceso.
De acuerdo con reportes de científicos australianos, algunos animales tienen el olfato mucho más desarrollado que los humanos. Un ejemplo es el perro, que huele las drogas, perfumes y otros componentes, ayudando a detectar estos elementos. Sin embargo, hay otros animales que pueden localizar estupefacientes con su olfato a grandes distancias.
Científicos estadunidenses, que trabajan para el Departamento de Defensa desde hace décadas con delfines para rastrear minas explosivas en los mares donde tienen presencia las fuerzas militares de Estados Unidos, tienen entre sus programas el adiestramiento de esta especie animal para encontrar paquetes de drogas que son lanzados a los océanos desde aviones para posteriormente ser recogidos por los enlaces de los narcotraficantes.
MISIÓN. La idea es enseñar a estos delfines a distinguir entre minas, basura y drogas, para que al recibir una orden específica no distraigan su atención de otros objetos.
El programa está archivado desde hace más de dos décadas, debido a las demandas y protestas de organizaciones defensoras de los derechos y contra la crueldad animal, entre ellas el grupo más poderoso del mundo, People for the Ethical Treatment of Animals / Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA), y The Humane Society of the United States, que exigen un alto total a la experimentación con cualquier especie.
Por otra parte y de acuerdo con el periódico ruso Kommersant, el gobierno del presidente Vladimir Putin también está implicado en proyectos con delfines. El Ministerio de Defensa compró en 2015 cinco cetáceos mulares para entrenarlos en acciones militares como llevar explosivos a buques enemigos o detectar minas submarinas.
Al respecto, Dmitri Glázov, miembro del Consejo sobre Mamíferos Marinos ruso, aseguró a Sputniknews, que los “delfines reclutas” no serán utilizados como municiones y podrían tener otras tareas como detectar drogas en los océanos, localización de barcos perdidos o náufragos en aguas rusas.
MILITAR. Con la adhesión de Crimea en 2014, Rusia recuperó un acuario en la Bahía de Kazachia, donde entrenaban delfines para operaciones submarinas antes del colapso de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) en 1991, y ahora quieren sacar provecho con adiestramiento de estos animales, que en la década del año 2000 apoyaban a contingentes marinos en el hallazgo de buzos espías.
Otra especie con amplia presencia en ciudades y zonas rurales al que se le teme por las enfermedades que puede transmitir, aunque en varias naciones de África se les llega a tener de mascotas son las ratas.
La más conocida por ser de las pocas a las que se puede adiestrar es la rata gigante de Gambia, que mide un metro de nariz a cola y que es entrenada en Angola y Tanzania para olfatear y hallar minas personales, detectar enfermedades y en proyecto está la localización de drogas enterradas en áreas selváticas.
De acuerdo con expertos en detección de explosivos y minas enterradas, estos roedores corren a toda prisa atadas a correas y sólo responden al olor de explosivos. Además de que su paga son plátanos, cacahuates, aguacates y manzanas. Su peso no mayor al kilogramo evita el peligro de que puedan activar algún explosivo.
OLFATO. Bart Weetjens, un diseñador belga, emprendió hace una década el programa HeroRat, tras analizar la forma de rastrear minas explosivas sin peligro.
Investigadores le sugirieron utilizar ratas de Gambia por tener un soberbio sentido del olfato, además de que pueden ser adoptadas como mascotas. Otra ventaja es que estos roedores tienen una expectativa de vida de ocho años, de los cuales, en nueve meses se le enseña a localizar explosivos.
Derivado de esta situación, Weetjens creó Apopo, una organización de ayuda que entrena ratas en Tanzania y luego las lleva a campos minados en diversos países. Actualmente entrena a varios roedores para detectar tuberculosis, una enfermedad que mata a 1.5 millones de personas al año, en todo el mundo, principalmente en zonas de extrema pobreza.
Con base en este esquema, especialistas que colaboran en programas contra el tráfico de drogas ven con buenos ojos la posibilidad del adiestramiento de estos roedores para localizar drogas en zonas selváticas.
Sin embargo, el proyecto sigue en punto muerto, dadas las condiciones no aclaradas para la labor de este animal, que en las tareas de su posible adiestramiento para hallar estupefacientes podría acortar su expectativa de vida a menos de cuatro años.
COCAÍNA. Otra especie, que según expertos en insectos, podría cumplir con labores de detección de drogas en zonas montañosas de difícil acceso o en lo más profundo de la selva sería la abeja.
Científicos de la Universidad Macquarie, en Australia, realizaron experimentos para probar si la cocaína tiene los mismos efectos devastadores en una sociedad de abejas que en la sociedad humana.
Algunos especímenes de un enjambre fueron separados de la población y dosificadas con cocaína para luego ser liberadas con el resto de la población en su búsqueda de azúcar. Aunque las abejas con cocaína no dejaron de buscar y encontrar azúcar, si provocó que sobreinformaran a otras exagerando su danza oscilatoria informativa.
Expertos aseguran que suministrar y adiestrar abejas, a las que se podría convertir en adictas, ayudaría a detectar drogas en zonas montañosas y selváticas donde ocultan los cárteles de las drogas grandes cantidades de estupefacientes, pero podrían afectar la polinización y el comportamiento de esta especie al ser alterado su metabolismo con un enervante.
Debido a la crueldad con la que se utilizaría a estos animales, los proyectos en cuestión siguen archivados, aunque no descartan que algunos de estos animales puedan ser guías de abejas robóticas que ya elaboran científicos de la Universidad de Harvard.
Fuente.-

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