Uno de los mayores temores que se han manifestado en torno de las elecciones del próximo 7 de junio es la posibilidad de que un alto porcentaje de los votantes no acuda a las urnas.
Mexico,D.F 05/Abr/2015 Ese temor quizá sólo sea superado por el que se tiene a un nuevo episodio de apropiación de las candidaturas a distintos cargos de elección por parte del crimen organizado.
Ni siquiera la eventualidad de una jornada electoral dominada por la violencia genera tanta preocupación como el abstencionismo, aunque aquélla sí puede incidir en la decisión de los votantes de quedarse en casa ese domingo.
A la abstención le teme la clase política en su conjunto porque sería una mala señal sobre la confianza en la democracia y el sistema de partidos. Pero también, porque, a juicio de la oposición —principalmente el PAN y el PRD—, mientras menos gente salga a votar, mayores posibilidades de éxito tendrá el PRI en las urnas.
La lógica que guía esa conclusión es que el PRI se beneficia de la abstención porque sus votantes son, en su gran mayoría, personas obligadas a votar. Si los electores libres no acuden a las urnas habrá menos sufragios que compitan con los de los acarreados.
Hace unos días el dirigente nacional del PAN se quejó de que el día de las elecciones coincida con un partido de la Selección Mexicana de futbol. Y no es porque a Gustavo Madero no le guste ese deporte sino porque cree que podría servir como un distractor y una excusa para no ir a votar.
Pero ¿qué tan cierto es que una alta abstención hace ganar al PRI?
De acuerdo con las estadísticas electorales, no parece haber correlación a nivel nacional entre la participación de los electores y quién gana las votaciones. Y en los lugares donde una mayor participación incide en el resultado, el PRI no es el más perjudicado.
Después de revisar cifras de las últimas cuatro elecciones de diputados por el principio de mayoría relativa, éstos son algunos de los datos que encontré:
De los 10 distritos con menor participación en esos cuatro procesos electorales (2003, 2006, 2009 y 2012), el PRI ganó la mayor parte de ellos: 24 de 40. El PAN y el PRD ganaron ocho cada uno.
Sin embargo, lo mismo sucede con los 10 distritos con mayor participación: el PRI se llevó 21 de los 40, mientras el PRD ganó once y el PAN, ocho.
De 2003 a la fecha, una parte importante del abstencionismo se ha estado concentrando en tres centros urbanos: Tijuana, Ciudad Juárez y Acapulco. Las fuerzas hegemónicas en esos lugares durante el periodo referido han sido el PAN, el PRI y el PRD, respectivamente.
En Tijuana, el promedio de participación en esas cuatro elecciones ha sido de 37.30%; en Ciudad Juárez, de 38.22%, y en Acapulco, de 41.43%. En las mismas cuatro elecciones, la media nacional ha sido de 51.54 por ciento.
En Acapulco, el PRD y sus aliados han ganado la elección para diputados federales en el municipio en tres de cuatros procesos. Perdió el de 2009, ante el PRI, pero eso tuvo más que ver con que la izquierda no se presentó unida en esa ocasión, y no con el hecho de cuánta gente haya salido a votar.
En cuanto a las demarcaciones electorales con mayor afluencia a las urnas en esos cuatro procesos, el distrito 01 de Yucatán, con cabecera en Valladolid, ha aparecido tres veces entre los primeros diez.
Esas mismas tres veces, el PRI ganó la diputación federal. La perdió contra el PAN en 2006, pero eso parece tener que ver más con la debacle nacional que sufrió el tricolor en esa elección que con la participación. De hecho, esa vez salió a votar 67.88% de las gente en la lista nominal, mientras que seis años después acudió 83.23%... y ganó el PRI.
Ese distrito ha promediado 68.59% de participación en las últimas cuatro elecciones, 17 puntos por encima de la media nacional, y ha sido ganado por el PRI tres de cuatro veces.
Otro ejemplo de cómo un incremento en la participación puede favorecer al PRI es el distrito 01 de Coahuila, con cabecera en Piedras Negras.
Cuando comparamos los procesos de 2006 y 2012, la participación en ese distrito para la elección de diputados federales subió casi 20 puntos en esos seis años, de 44.34% a 63.68%. En 2006, el PAN ganó ese distrito por 2 mil 164 votos; seis años más tarde, el PRI lo ganó por 2 mil 387 sufragios.
Si tomamos en cuenta los 21.47 puntos que subió la participación a nivel nacional entre 2003 y 2012, el PRI y su aliado el Partido Verde ganaron 282 mil votos por cada punto de reducción del abstencionismo.
Mientras tanto, el PAN ganó 215 mil votos por cada punto porcentual y el conjunto de las fuerzas de izquierda, lideradas por el PRD, ganó 346 mil.
En ese sentido, si a alguna fuerza política ha favorecido a nivel nacional el aumento de la participación electoral a lo largo del periodo referido ha sido a la izquierda, pero el PRI no se queda muy atrás. El PAN parece ser al que menos ha ayudado.
En conclusión, son muchas las variables que inclinan la balanza electoral a favor de un partido o de otro. La abstención puede ser una de ellas, pero la mayoría de los datos señala que no beneficia tanto al PRI como se tiende a creer.
Fuente.-Pascal Beltran del Rio.
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